'Forja de Oto?o', la respuesta de la OTAN a un supuesto ataque del Pacto de Varsovia
Doscientos mil hombres, mil aviones, 1.500 tanques, doscientos barcos y m¨¢s de trescientos helic¨®pteros participan estos d¨ªas en toda Europa occidental, desde Turqu¨ªa hasta el mar B¨¢ltico, en las maniobras de oto?o de la Alianza Atl¨¢ntica. Una parte importante de los ejercicios se ha desarrollado, como cada a?o, en la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), donde 70.000 soldados alemanes, norteamericanos, canadienses, belgas y holandeses han simulado durante una semana la defensa y contraataque frente a un ataque de fuerzas convencionales del Pacto de Varsovia. Espa?a -miembro de pleno derecho de la alianza, pero que a¨²n no se ha integrado en sus organismos militares- no ha enviado, l¨®gicamente, tropas a las maniobras, pero s¨ª, por vez primera, una delegaci¨®n presidida por el general Manuel Vallesp¨ªn Gonz¨¢lez-Vald¨¦s, para quien la preparaci¨®n de las Fuerzas Armadas espa?olas est¨¢ al mismo nivel que, por ejemplo, la de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
Cuando el sargento John Evans, de la Tercera Brigada de la 821,Divisi¨®n Aerotransportada del Ej¨¦rcito norteamericano, recibi¨® la orden de saltar en las cercan¨ªas de un peque?o pueblo alem¨¢n, Gelchsheim (Baviera), llevaba diez horas y media de vuelo non stop desde su base, en Fort Bragg (Carolina) y ten¨ªa el sue?o cambiado. Salt¨® junto con otros 1.200 compa?eros, se enderez¨® r¨¢pidamente cuando lleg¨® a tierra y ech¨® a andar a marchas forzadas hacia el campo de remolacha cercano, donde, seg¨²n las instrucciones, deb¨ªa reunirse con su unidad.El ejercicio, llamado Carbine Fortress, hab¨ªa resultado un ¨¦xito. Se trataba de comprobar en la pr¨¢ctica c¨®mo se puede hacer un lanzamiento de paracaidistas estadounidenses sobre Alemania Occidental para reforzar las tropas germano-norteamericanas que har¨ªan frente al primer ataque: por primera vez en la historia de la Alianza se organiz¨® este lanzamiento non stop, es decir, de tropas llegadas directamente desde su base, en el coraz¨®n de Estados Unidos. Los aviones C-141 Starlifter llegaron al campo de batalla con cinco minutos de retraso sobre el horario previsto; lanzaron ochenta toneladas de material ligero (jeeps y ambulancias incluidos) y soltaron su racimo de paracaidistas, equipados con todo lo necesario para unirse al combate (la raci¨®n que llevaban en la mochila inclu¨ªa cerillas especiales contra el clima h¨²medo de la RFA, chicle y tres latas de t¨ªpica comida norteamericana. Eso s¨ª, ni un solo marco alem¨¢n; s¨®lo d¨®lares, porque despu¨¦s iban a una base USA en la que la ¨²nica moneda que se acepta es la propia).
El Carbine Fortress, dirigido por oficiales norteamericanos, formaba parte de las maniobras Forja de Oto?o, que organiza desde 1975 la OTAN. Como siempre, el supuesto es un ataque de fuerzas enemigas que hay que repeler. En esta ocasi¨®n, los norteamericanos hicieron un esfuerzo de imaginaci¨®n y en lugar de denominar, como ya es cl¨¢sico, al enemigo con el color rojo, suavizaron el tono y pasaron al naranja. Los aliados conservaron su divisa: azul.
Precauciones antiterroristas
Al margen del ¨¦xito de la operaci¨®n militar propiamente dicha, sorprendi¨® a los observadores la preparaci¨®n antiterrorista que hab¨ªan recibido los soldados estadounidenses. Tal vez a causa de los recientes atentados de que han sido v¨ªctimas oficiales norteamericanos destinados en Europa, y m¨¢s concretamente en la RFA, los paracaidistas procedentes de Fort Bragg y los soldados de la Primera Divisi¨®n de Infanter¨ªa estacionada en Europa, recibieron instrucciones -Precautions Against Terrorism (PAT)- para que se mostraran extremadamente prudentes frente a los curiosos que se acercaran a hablar con ellos.
En la RFA la poblaci¨®n est¨¢ muy habituada a este tipo de ejercicios, e incluso acude en peque?os grupos a las proximidades del campo de batalla para observar las operaciones y ver las novedades de armamento. Las instrucciones PAT reflejan, con todo, un cierto grado de ingenuidad. Se presenta a los soldados un tipo cl¨¢sico de terrorista: 20 a 35 a?os; hombre; armado con una pistola de nueve mil¨ªmetros, granadas, explosivos y, en ocasiones, hasta cohetes ligeros; deseoso de conservar la vida, pero dispuesto a sacrificarla por su causa; amigo de utilizar enfermos mentales para que realicen en su nombre las operaciones de mayor riesgo f¨ªsico... Los soldados deb¨ªan ser adem¨¢s especialmente cuidadosos cuando se les acercara un "mensajero, polic¨ªa, m¨¦dico o periodista", porque ¨¦stos parecen ser los disfraces preferidos por los terroristas.
El presupuesto del Carbine Fortress, s¨®lo por parte norteamericana, fue de veinti¨²n millones de d¨®lares (unos 2.400 millones de pesetas), una cifra que puede parecer alta, pero que no lo es tanto si se compara con los casi cuarenta millones que las fuerzas aliadas deben pagar cada a?o en concepto de indemnizaciones por los da?os que ocasionan en casas y, sobre todo, en sembrados. El gasto est¨¢ justificado ampliamente por los resultados militares de este tipo de ejercicios: comportamiento y preparaci¨®n de las tropas, que se acostumbran al fuego y al ruido de una batalla aut¨¦ntica; posibilidad de corregir defectos en planes t¨¢cticos y, sobre todo, prueba de lo nuevos armamentos.
Presentaci¨®n en sociedad' del tanque M-1
En los ejercicios celebrados en la RFA participaron por primera vez los famosos M-1, los nuevos tanques norteamericanos que deben sustituir progresivamente a los M-60. El M-1 fue presentado en sociedad en Europa en un ejercicio en el que, lanzados a cerca de setenta kil¨®metros por hora campo a trav¨¦s, manten¨ªan su ca?¨®n de 105 mil¨ªmetros en el ¨¢ngulo perfecto para el tiro. El nuevo tanque tiene un motor especialmente complicado -de turbina a gas-, pero f¨¢cilmente desmontable, y un peque?o defecto, seg¨²n algunos expertos: el puesto del conductor puede quedar bloqueado por el ca?¨®n.
Curiosamente, aunque la cooperaci¨®n entre el Ej¨¦rcito de la RFA y el norteamericano es continua y alcanza un grado de perfecci¨®n notable (gracias a que todos los oficiales alemanes hablan ingl¨¦s),se pudo observar una cierta competencia entre los dos Ej¨¦rcitos, no s¨®lo en cuesti¨®n de armamento, sino tambi¨¦n (le preparaci¨®n de unidades y brillantez de los ejercicios. El propio general Meinhard Glariz, que ocupa el puesto correspondiente al jef¨¦ de Estado Mayor del Ej¨¦rcito de Tierra, calific¨® de valiente al Ej¨¦rcito norteamericano por fabricar el M-1. La RFA dispone de un taque, el Leopard II, que es igualmente efectivo y consume menos.
A la hora de realizar ejercicios, las tropas alemanas lograron algunas acciones altamente espectaculares: los observadores, periodistas Y agregados militares comprobaron c¨®mo se puede hacer un puente para que pasen tanques en menos de quince minutos, y c¨®mo se establece una cabeza de puente en la rivera contraria de un r¨ªo, con apoyo de la aviaci¨®n y de una flotilla de helic¨®pteros; entre ellos, uno norte americ ano, el nuevo Black Hawk, que sustituye al H-1 y que tiene una capacidad ofensiva reforzada, am¨¦n de poder transportar, colgada en un gancho, una carga de 4.000 kilos. Los alemanes introdujeron adem¨¢s una novedad -muy apreciada por los norteamericanos-, al hacer participar en los ejercicios a 5.000 reservistas. Washington siempre ha pedido a Europa una puesta a punto m¨¢s efectiva de sus fuerzas de reserva, puesta a punto que se alcan,za inmejorablemente, seg¨²n los t¨¦cnicos, en este tipo de maniobras, llamadas (el,ejercicio en su conjunto) Startre Wehr, en alem¨¢n.
Como en cualquier tipo de maniobras militares, los resultados obtenidos eran calibrados por un exigente equipo de ¨¢rbitros, que valora las p¨¦rdidas sufridas por cada bando. El peri¨®dico The Stars and Stripes -publicaci¨®n en ingl¨¦s para las fuerzas norteamericanas en Europa- publicaba en primera p¨¢gina un divertido incidente entre un teniente coronel norteame ricano y su oponente: "Est¨¢ usted muerto, mi teniente coronel". "Se equivoca usted, no estoy muerto". Los ¨¢rbitros se las vieron y desea ron para establecer qui¨¦n era el vencido: "Tres compa?¨ªas m¨ªas han cruzado el r¨ªo antes de que us ted llegara", dec¨ªa el teniente coro nel. "No tienen la menor posibili dad de escapar". Al final, los jue ces le dieron la raz¨®n: hab¨ªa perdido un gran n¨²mero de soldados, pero hab¨ªa ganado.
Entre los observadores militares llegados de todo el mundo que presenciaron parte de los veinte ejercicios desarrollados en la RFA figur¨® una delegaci¨®n espa?ola, presidida por el general Manuel Vallesp¨ªn Gonz¨¢lez-Vald¨¦s, director del Personal del Mando Superior de Personal del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, que -cuando era teniente coronel- fue agregado militar en la embajada espa?ola en Bonn. Se trata de la primera vez que una delegaci¨®n espa?ola asiste a unas maniobras de la alianza. Nuestro ej¨¦rcito no ha tomado parte en los ejercicios, pese a que Espa?a ya es miembro de laAlianza Atl¨¢ntica, porque a¨²n no se han discutido las modalidades de su integraci¨®n militar. Parece muyposible, sin embargo, que, aunque ¨¦sta se produzca, Espa?a no participe en los ejercicios que tienen lugar en la RFA cada a?o, pese a que, seg¨²n el general Vallesp¨ªn, el entrenamiento y formaci¨®n de oficiales y tropa est¨¢ al mismo nivel, si no es superior, que el del Ej¨¦rcito alem¨¢n, por ejemplo. La lejan¨ªa del teatro de operaciones parece aconsejar que la participaci¨®n espa?ola en eventuales futuras maniobras aliadas se centre m¨¢s en el ¨¢rea del Mediterr¨¢neo.
Por otra parte, el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, teniente general Alvaro Lacalle Leloup, se encuentra en Bruselas para asistir a la reuni¨®n anual del comit¨¦ militar de la OTAN, organismo al que pertenece en funci¨®n de su cargo. Tambi¨¦n visitar¨¢ instalaciones militares aliadas en la gira anual que, a tal efecto, organiza el comit¨¦.
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