Obras P¨²blicas ha tenido super¨¢vit en sus presupuestos a pesar del elevado d¨¦ficit de viviendas
El Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo (MOPU) ha dejado de ser en los ¨²ltimos a?os -con Joaqu¨ªn Garrigues Walker, Jes¨²s Sancho Rof y Luis Ortiz- el escaparate donde anta?o se exhib¨ªan obras fara¨®nicas -como el trasvase Tajo-Segura- para convertirse en un departamento t¨ªpica mente inversor y de mayor cometido t¨¦cnico. El MOPU tiene un papel primordial por la cuant¨ªa de sus inversiones, tendentes a asegurar la infraestructura b¨¢sica de la naci¨®n, y por la variedad de sus competencias: vivienda, urbanismo, medio ambiente, regad¨ªos, abastecimientos de agua, carreteras, autopistas, etc¨¦tera. Sin embargo, los hombres que han estado al frente de este departamento no han sido capaces de realizar las inversiones presupuestadas.Tras una gesti¨®n gris a cargo de Leopoldo Calvo Sotelo, la cartera del MOPU pas¨®, sin tener tiempo apenas para sentarse en el sill¨®n ministerial, al actual ministro Luis Ortiz, que entonces s¨®lo permaneci¨® dos meses escasos en el cargo, que pasar¨ªa al fallecido liberal Joaqu¨ªn Garrigues. Jes¨²s Sancho Rof -que posteriormente hab¨ªa de pasar a Trabajo- acometi¨® la descentralizaci¨®n y concesi¨®n de competencias a las autonom¨ªas. El sucesor se encarg¨® de dar marcha atr¨¢s, devolviendo competencias a los gobernadores civiles.
Luis Ortiz volvi¨® al cargo de ministro en febrero de 1981. Su gesti¨®n no ha pasado de discreta al no haber acometido -como tampoco sus antecesores- los graves problemas que hay en en MOPU: un plan de viviendas ajustado a la realidad, un plan de carreteras y autopistas, la ley de Aguas y la transferencia de funciones a los organismos auton¨®micos.
Los distintos grupos parlamentarios han dejado bastante tranquilos a los ministros de Obras P¨²blicas y Urbanismo en esta primera legislatura constitucional, que abarca desde mayo de 1979 a septiembre de 1982. Tan s¨®lo el tema del trasvase Ebro-Catalu?a y los planes de vivienda han sido noticias de cierta entidad. En el fondo, lo ¨²nico que se ha debatido con mayor profundidad -pero sin nombrar la mayor¨ªa de las veces al MOPU- ha sido en tomo a la mayor inversi¨®n p¨²blica demandada por la izquierda y el llamado efecto multiplicador de creaci¨®n de puestos de trabajo que se dice produce esa inversi¨®n p¨²blica en sectores como la construcci¨®n: por cada puesto que se crea se induce la creaci¨®n de otros tres.
Tanto Su¨¢rez como Calvo Sotelo, en sus discursos de investidura, pusieron el ¨¦nfasis en luchar contra el paro a trav¨¦s de una potenciaci¨®n de las inversiones en Obras P¨²blicas y Urbanismo, pero los resultados han sido muy escasos.
Un Ministerio t¨ªpicamente inversor como es el MOPU tiene una obligaci¨®n primaria: invertir el dinero que se le asigna cada a?o en los Presupuestos Generales del Estado. En el pasado a?o de 1981, el MOPU (y sus organismos aut¨®nomos) tuvo un presupuesto de 216.243 millones de pesetas, de los que invirti¨® el 91,8%. A primera vista parece un porcentaje muy aceptable y, sin embargo, la no inversi¨®n del 8,2%, dada la magnitud de tal presupuesto, supone que el MOPU ha dejado de invertir un dinero que es superior a las cantidades que los Presupuestos Generales del Estado asignan a otros ministerios.
En 1978 se invirti¨® el 77,8% de las inversiones programadas y en 1979 s¨®lo se alcanz¨® el 75,7%, dej¨¢ndose de invertir m¨¢s de 53.000 millones de pesetas. En 1980 la relaci¨®n existente entre la inversi¨®n realizada y el presupuesto asignado al MOPU fue del 86,8%, dej¨¢ndose de invertir 27.716 millones de pesetas. En 1981 -ya con el actual ministro, Luis Ortiz- se dej¨® de invertir el 9,8%, lo que equivale a una no inversi¨®n de 17.177 millones de pesetas.
Si con una inversi¨®n de 1.500.000 pesetas de 1978 se pod¨ªa crear en obras p¨²blicas y urbanismo un puesto de trabajo, hoy se precisan casi cuatro millones por cada puesto de trabajo a crear en el sector. Por tanto, en 1978 se dejaron de crear 35.000 puestos de trabajo, y en 1981, algo m¨¢s de 5.000.
La vivienda
Dentro del MOPU existe una enorme descoordinaci¨®n entre todos sus departamentos y se viene operando casi como si se tratara de compartimientos estancos. Nos encontramos en pleno Plan Trienal de la Vivienda (1981-1983), heredero del Plan Nacional de la Vivienda (1961-1975), seguido del Plan de Vivienda Social (1976-1977) y, finalmente, de la nueva pol¨ªtica de vivienda (VPO, 31/78). Seg¨²n la memoria del IPPV (Instituto para la Promoci¨®n P¨²blica de la Vivienda), el balance del pasado a?o 1981 fue francamente positivo. Seg¨²n los objetivos del MOPU para este a?o de 1982: "El a?o 1982 ser¨¢ un a?o clave del Plan Trienal, por cuanto, vencida la inercia natural de su arranque en 1981 y con toda la experiencia acumulada durante este a?o, se est¨¢ en condiciones de evitar los problemas detectados en el esquema financiero del Plan Trienal y de realizar plenamente el programa de 1982". Hay, pues, matizaciones entre dos publicaciones del MOPU.
El sector de la construcci¨®n es el que registra m¨¢s paro porcentual y ha sido quiz¨¢ el m¨¢s afectado por la crisis que padecemos desde 1973. As¨ª, en 1972 se construyeron, entre viviendas oficiales de promoci¨®n p¨²blica y privada y las libres y protegidas, 526.718, mientras en 1980 s¨®lo se alcanz¨® la cifra de 393.024.
Para ciertos t¨¦cnicos, el Plan de la Vivienda no arroja balance positivo -aunque se cumpla totalmente en sus previsiones- porque no ataca el fondo del problema: la falta de cr¨¦ditos adecuados. La creaci¨®n durante esta legislatura del mercado hipotecario abre nuevas posibilidades de financiaci¨®n en este campo.
En lo que se refiere al medio ambiente, hay varios ministerios con competencia en el tema: MOPU, Industria, Interior. Pero el coordinador oficial es el MOPU. Su actuaci¨®n viene siendo poco acertada y escasamente eficaz. Los planes anticontaminaci¨®n de Huelva, Cartagena, Madrid, Avil¨¦s y Barcelona est¨¢n en consideraci¨®n, y la contaminaci¨®n de r¨ªos y playas apenas si ha tenido alguna atenci¨®n.
Puertos y costas (faros, se?ales sistema Decca, etc¨¦tera) se llevan alrededor -seg¨²n los a?os- del 7% de la inversi¨®n total del MOPU (en 1981 represent¨® una inversi¨®n de m¨¢s de 15.000 millones de pesetas). En Espa?a tenemos muchos puertos y se tiende en estos ¨²ltimos a?os a que los mayores tengan una especializaci¨®n (pasajeros, minerales, mercanc¨ªas, etc¨¦tera); esto est¨¢ en marcha, pero sin haberse alcanzado tal objetivo reordenador -y ahorrador o, mejor, distribuidor de los recursos-. Por otra parte, los puertos cuentan conjuntas aut¨®nomas que, al velar cada una por sus particulares intereses, dificultan las soluciones.
En cuanto a las costas -planes de balizamiento, se?alizaci¨®n, Plan Decca-, es un proyecto que se ten¨ªa que haber ultimado hace ocho o nueve a?os y al q ue el a?o pasado se destinaron 500 millones de pesetas.
Obras hidraulicas
En 1977, el ministro de Obras P¨²blicas dijo que se llevaban gastados 43.222 millones en el trasvase Tajo-Segura. Todav¨ªa tardaron en ultimarse las obras cerca de dos a?os. Cifras oficiosas hablan de un coste de 64.000 millones de pesetas, como m¨ªnimo. Pero aqu¨ª ni los ministros del per¨ªodo constitucional han sido claros. Hasta este a?o de 1982 no ha comenzado la explotaci¨®n normal del trasvase, iniciado en 1968.
El ¨²nico plan o miniplan que hoy tiene el MOPU consiste en la construcci¨®n de un centenar y pico de peque?os embalses. Desde hace tres a?os el MOPU tiene que actuar de bombero en cua nto a abastecimientos a n¨²cleos urbanos y zonas de regad¨ªo, dada la prolongada sequ¨ªa que padecemos. La preocupaci¨®n fundamental es paliar los efectos negativos de la sequ¨ªa -los pueblos en alerta roja- y conseguir que se rieguen el m¨¢ximo de hect¨¢reas posibles. Y hay que consignar que, en verdad, ha sido un ¨¦xito el haber logrado en estos a?os de sequ¨ªa que s¨®lo dejaran de regarse unas 10.000 hect¨¢reas de un total de 1.800.000 hect¨¢reas que existen de regad¨ªo.
Se anuncia como proyecto una nueva pol¨ªtica hidr¨¢ulica. Pero hace muchos a?os que cada ministro dice que va a acometer esa ley de Aguas y, al final, todos se han ido del MOPU sin hacer otra cosa que publicar en qu¨¦ va a consistir. El ¨²ltimo de esos buenos prop¨®sitos es un borrador de un centenar de p¨¢ginas que circula por el MOPU con fecha del pasado mes de julio. Sus enunciados son sugestivos, pero todo es proyecto. Basta saber que ese plan hidrol¨®gico debe contemplar temas de tal importancia como la evoluci¨®n de la pol¨ªtica hidr¨¢ulica (aumentan los regad¨ªos, aumenta el nivel de vida; aumenta, por tanto, la demanda de agua con una oferta escasa). Hay que aprovechar al m¨¢ximo los r¨ªos construyendo m¨¢s presas tanto hidroel¨¦ctricas como para regad¨ªos, mixtas y de consumo humano e industrial, etc¨¦tera.
Dada la escasez de agua -que es un bien limitado y muy mal repartido en nuestra geograf¨ªa-, parece necesario reutilizar las aguas residuales y velar por la no contaminaci¨®n de r¨ªos y playas. No se ha coordinado la pol¨ªtica hidr¨¢ulica con la pol¨ªtica de ordenaci¨®n del territorio y medio ambiente, ni se ha incrementado suficientemente el aprovechamiento hidroel¨¦ctrico, la reordenaci¨®n del uso de cauces y riberas, la protecci¨®n de la calidad de agua, etc¨¦tera. En resumen, sigue siendo necesaria una ley de Aguas. Todos o casi la totalidad de los ministros del ramo han gestado sus planes hidrol¨®gicos, pero ninguno ha sido capaz de alumbrar ley tan sumamente necesaria.
Carreteras y autopistas
En carreteras estamos todav¨ªa viviendo de aquel Plan Redia que ejecut¨® Pedro de Areitio siendo ministro Silva Mu?oz. Pero aquel Plan Redia, iniciado all¨¢ por 1965-1966, ha sufrido un gran desgaste. Desde entonces no ha habido ning¨²n plan espec¨ªfico de carreteras, y adem¨¢s ¨¦stas han envejecido mucho m¨¢s de lo previsto (en parte, porque el propio Silva Mu?oz autoriz¨® lo del tercer eje de los camiones y, en parte mayor, porque la inversi¨®n para entretenimiento y conservaci¨®n de nuestra red es muy baja).
Nuestras carreteras est¨¢n machacadas y el tema es grave. Ahora Luis Ortiz -como puede verse en los anuncios de Televisi¨®n Espa?ola y en los carteles de nuestras carreteras- ha lanzado un plan extraordinario para la conservaci¨®n de nuestras carreteras. Los anuncios dicen que ese plan supone la inversi¨®n en tres a?os (1982, 1983 y 1984) de 100.000 millones de pesetas. Sin embargo, el plan extra s¨®lo supone una inversi¨®n en este trienio de 39.509 millones de los 100.744.
Seg¨²n el propio MOPU, hoy trabajan de forma ordinaria unas 6.000 personas y con el plan extra se prev¨¦ que trabajen temporalmente otros 7.500. El Plan Nacional de Autopistas (PANE) se ha quedado al 25% de sus previsiones. Los tr¨¢ficos han sido muy inferiores a los previstos, y ello no s¨®lo por la crisis, sino porque las empresas constructoras inflaban los mismos para demostrar su futura rentabilidad, porque el verdadero negocio de las autopistas consist¨ªa, y consiste, en su construcci¨®n. Solamente las autopistas catalanas y el tramo de Madrid a Adanero son rentables en su explotaci¨®n; por ello ahora se intenta -por parte de las empresas y con buena receptividad oficial, seg¨²n parece- llegar a un acuerdo con el Estado consistente en que sea la empresa privada quien las construya y el Estado quien las explote.
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