Aluminio Espa?ol: una singular partida de mus
El pasado mi¨¦rcoles las p¨¢ginas econ¨®micas de la Pensa madrile?a inclu¨ªan tres noticias sin aparente relaci¨®n, pero de una trascendencia decisiva para dos sectores vitales de la econom¨ªa espa?ola: el pr¨®ximo acuerdo entre el grupo alem¨¢n automovil¨ªstico Volkswagen y la estatal Seat, la nueva crisis en la subsidiaria del grupo franc¨¦s PSA-Citro?n, Talbot, y los problemas cr¨ªticos de Aluminio Espa?ol, SA, donde el grupo franc¨¦s nacionalizado Pechiney Ugine Kuhlmann (PUK) tiene una importante participaci¨®n. Hoy por hoy no existe ninguna prueba que conceda certeza period¨ªstica a los indicios que se amontonan sobre las negociaciones que, al m¨¢s alto nivel, pudieron llevarse a cabo en el curso de la ¨²ltima semana entre Madrid, Par¨ªs y Bonn.Pero los resultados son visibles y est¨¢n ah¨ª: el acuerdo Seat-Volskwagen puede prolongar la vida de la sociedad del INI, pero, indudablemente, agravar¨¢ los problemas de Talbot. Con mucha menos suerte, el grupo alum¨ªnico emprende la v¨ªa de no retorno, una suspensi¨®n de pagos de hist¨®ricas proporciones que han conmovido los pilares del entramado financiero y econ¨®mico espa?ol. Los franceses, con un Gobierno socialista inclinado hacia dentro, pudieron pensar que su cotizaci¨®n en Madrid estaba en baja y, con una actitud muy francesa, dejaron al Instituto Nacional de Industria con el mayor ovillo de su historia. El instrumento: el grupo Pechiney, e mayor conglomerado alum¨ªnico de Europa Occidental, directamente controlado por el Gobierno Mitterrand tras su nacionalizaci¨®n.
Pese a la suspensi¨®n de pagos, el desenlace de la crisis de Aluminio Espa?ol, y su filial Al¨²mina Espa?ola, est¨¢ a¨²n por decidirse y quiz¨¢ haya que dejar pasar algunas semanas, no muchas, antes de conocerlo. No cabe duda de que la singular partida de p¨®ker -m¨¢s bien mus, a la vista de los participantes- est¨¢ subiendo en tono y de apuestas. La suspensi¨®n de pagos del grupo, con un pasivo exigible de 94.000 millones de pesetas (elevado en 24.000 millones por los riesgos de cambio en los cr¨¦ditos exteriores), es s¨®lo el primer juego de una partida que, tras el ¨®rdago franc¨¦s, se ha ganado piedra a piedra. Queda ahora por ver el pr¨®ximo 11 de octubre, el resultado del segundo juego, que puede ser el definitivo o, por el contrario el comienzo del ¨²ltimo y definitivo.
Posici¨®n dura
Por de pronto, el Gobierno espa?ol, a trav¨¦s del Ministerio de Econom¨ªa, se ha decidido a plantar cara al franc¨¦s en la lucha que ambos han mantenido, v¨ªa INI y Pechiney, sobre el futuro del sector alum¨ªnico espa?ol. El inicio de esta inusitada batalla se remonta sin embargo, al pasado verano, cuando la banca extranjera alerta a los responsables de Aluminio sobre la situaci¨®n financiera de la empresa. Tras una reuni¨®n de sus acreedores extranjeros en Londres, Aluminio recibe el aviso de que sus banqueros consideraban que la filosof¨ªa contenida en los contratos de cr¨¦ditos suscritos -uno de doscientos millones de d¨®lares para Aluminio y otro de 150 millones de d¨®lares para Al¨²mina- se hab¨ªa roto. La sociedad presentaba un fuerte desequilibrio en la relaci¨®n capital/endeuda miento que deb¨ªa corregirse cuanto antes si se quer¨ªa evitar un bochornoso default del europr¨¦stamo, tal como establec¨ªa la cla¨²sula de garant¨ªa del cr¨¦dito.
A trav¨¦s de su principal accionista, ENDASA (55%), el grupo se pone a trabajar, pero tropieza con la negativa de Pechiney (20%, a trav¨¦s de ALUGASA),,que no quiere aceptar la ¨²nica soluci¨®n interina posible y que consist¨ªa en una ampliaci¨®n del capital en 19.000 millones de pesetas, un programa de refinanciaci¨®n de toda la deuda y un plan de reestructuraci¨®n industrial de las dos empresas. La actitud del grupo franc¨¦s deja sorprendidos a sus socios (INI, la multinacional canadiense Alc¨¢n y ocho bancos espa?oles) que, tras el silencio de su re presentante en el consejo, Antonio Barrera de Irimo, creen sospechar una estrategia de escape al m¨ªnimo costo.
Las circunstancias para el ¨¦xito de dicha estrategia son favorables. En Madrid preside un Gobierno de gesti¨®n de UCD que, l¨®gicamente, parece m¨¢s preocupado con los resultados de las pr¨®ximas e inminentes elecciones que por plantar cara a una batalla p¨²blica en la que, en ¨²ltima instancia, puede estar en tela de juicio el prestigio como prestatario del ente industrial estatal INI y del propio Estado. No debe ser muy dif¨ªcil en estas circunstancias, parecen pensar los socios franceses, abandonar el 66% de las acciones del grupo Pechiney en Alumnios de Galicia, SA (ALUGASA), y el 22% de esta sociedad, en Aluminio Espa?ol, SA, precisamente ahora que el negocio alum¨ªnico es nefasto en todo el mundo. La ca¨ªda de los precios internacionales del metal (m¨¢s del cien por cien) en menos de dos a?os ha hecho ver a esta sociedad que ni siquiera un contrato de suministro de bauxita puede ser, a largo plazo, lo suficientemente importante como para mantener una relaci¨®n que es anti-econ¨®mica.
El INI, a trav¨¦s de ENDASA comienza unas dif¨ªciles negociaciones con el grupo Pechiney (pese a la imposibilidad de identificar un interlocutor v¨¢lido para el grupo), sobre la base de la aceptaci¨®n del deseo franc¨¦s. Pero las negociaciones, que caminan contra reloj por la inminencia de la ejecuci¨®n del eurocr¨¦dito de doscientos millones de d¨®lares, tropiezan con la actitud del grupo franc¨¦s, que adem¨¢s de las acciones, quiere dejar en Espa?a las garant¨ªas y los avales prestados por el grupo a las sociedades participadas, y que ascienden a m¨¢s de 16.00.0 millones de pesetas.
Presiones pol¨ªticas
Es precisamente la misma situaci¨®n pol¨ªtica la que, finalmente, hace fracasar la aparente estrategia del grupo franc¨¦s (EL PAIS no ha podido obtener una versi¨®n directa de la tesis del grupo Pechiney, pese a los esfuerzos realizados reiteradamente), La explosi¨®n de la crisis del grupo privado espa?ol Uni¨®n Explosivos Riotinto (ERT) d¨ªas antes, y la decisi¨®n gubernamental de inhibirse ante la misma, condicionan decisivamente la actitud espa?ola, ya que ni el Gobierno ni el INI tienen las manos libres para apoyar una soluci¨®n de la que, independientemente del precio negociado por la salida francesa, resultaba directamente beneficiada una sociedad estatal extranjera.
Una soluci¨®n sucia para el INI provocar¨ªa no s¨®lo el grito de la sociedad privada, que se ha visto sin el apoyo p¨²blico que buscaba sino el quejido de las ocho instituciones bancarias espa?olas que, adem¨¢s de participar en un consejo del que les gustar¨ªa salir por piernas, tienen riesgos vencidos con anterioridad a que la sociedad dejara de pagar los intereses del eurocr¨¦dito de doscientos millones de d¨®lares.
Y quiz¨¢ fue el mismo mi¨¦rcoles cuando los esfuerzos por alcanzar compromisos en la esfera de la alta pol¨ªtica fracasaron sin dar los resultados esperados. El contrato con Volskwagen se firm¨®, la amenaza de suspensi¨®n de pagos de Talbot se diluy¨® y la de Aluminio Espa?ol se materializ¨®. El ¨®rdago franc¨¦s era aceptado irremisiblemente cuando la partida estaba a punto de perderse piedra a piedra.
Lo m¨¢s curioso y chocante del caso es que el Gobierno espa?ol y el INI, quiz¨¢ por razones que se esconden en lo m¨¢s profundo del subconsciente de los protagonistas o en el convencimiento de que alg¨²n d¨ªa la historia juzgar¨¢ todo el caso por si sola, abrazaba en esta ocasi¨®n, por vez primera, una estrategia de juego que nunca acept¨® como v¨¢lida -y ahora quiz¨¢ se est¨¦n pagando los platos rotos-, en los contenciosos con la italiana FIAT o con la norteamericana International Harvester
El futuro incierto
As¨ª las cosas, el futuro del sector espa?ol del aluminio se presenta mucho m¨¢s oscuro que el color de dicho metal. El control de las cuatro empresas principales del sector est¨¢ repartido en manos del INI, la canadiense Alc¨¢n, el grupo Pechiney y los bancos espa?oles m¨¢s importantes. El dominio del INI y Alc¨¢n es mayoritario, pero tropieza con la cu?a Pechiney, cuya actitud no permite realizar un planteamiento serio de la reconversi¨®n del sector. La desaparici¨®n del grupo franc¨¦s, en este sentido, permitir¨ªa afrontar la soluci¨®n con realismo, pero el deseo de los franceses de marcharse sin responder de las garant¨ªas crediticias dificulta el camino.
El pr¨®ximo 11 de octubre es una fecha decisiva en la colocaci¨®n de las primeras piedras en la reestructuraci¨®n de un sector que est¨¢ sobredimensionado y que padece de escasa eficiencia industrial, quiz¨¢ por razones tecn¨®logicas en el origen de su planificaci¨®n. En dicha fecha, tanto la Empresa Nacional de Aluminio (ENDASA) como Pechiney, a trav¨¦s de ALUGASA, tendr¨¢n que responder, en segunda instancia, de la aceleraci¨®n (ejecuci¨®n) del eurocr¨¦dito que desencaden¨® el ¨²ltimo ¨®rdago. El INI ha prometido pagar y la duda est¨¢ en saber que har¨¢ ALUGASA, ya que tiene que responder s¨®lo ella por noventa millones de d¨®lares. A menos que Pechiney lo haga por ella (lo que descubrir¨ªa sus cartas), ALUGASA suspender¨¢ pagos irremediablemente.
Una negociaci¨®n con ella, en esas condiciones, ser¨ªa m¨¢s factible, seg¨²n la opini¨®n m¨¢s extendida, a menos que se llegue antes a un acuerdo que permita corregir uno de los tantos errores hist¨®ricos cometidos en este pa¨ªs en el terreno industrial. Un error que, como sucede en la siderurgia o los astilleros, se generaron en ¨¦pocas de tan triste recuerdo como los primeros a?os de la d¨¦cada y que los espa?oles, posiblemente con un Gobierno de corte muy distinto al actual, no tendremos m¨¢s remedio que corregir con el dinero de nuestros bolsillos, v¨ªa subsidio del paro v¨ªa costosos procesos de reconversi¨®n.O viceversa o ambos. Un drama, vamos.
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