Creciente eficacia en el aislamiento del terrorismo y problemas de seguridad a¨²n sin resolver

El teniente general Ib¨¢?ez Freire, hasta entonces capit¨¢n general de Catalu?a, fue el primero de los dos ministros del Interior de la legislatura que ahora se agota. La situaci¨®n del orden p¨²blico registraba en esas fechas una de los peores momentos de la transici¨®n, como consecuencia de la actividad terrorista de ETA, de los GRAPO y de la extrema derecha, junto con los altos ¨ªndices de delincuencia ciudadana. En las grandes ciudades hab¨ªa llegado a calar la impresi¨®n, alimentada en los c¨ªrculos a?orantes del anterior r¨¦gimen, de que era realmente peligroso transitar por las calles. Un hombre de actitudes torpes no parec¨ªa ser el m¨¢s adecuado para afrontar esa situaci¨®n, pero su condici¨®n de militar y su supuesto conocimiento del Pa¨ªs Vasco, -Ib¨¢?ez Freire es natural de Vitoria- debi¨® pesar en el ¨¢nimo de Adolfo Su¨¢rez para atribuirle tan altas responsabilidades.La presencia de un militar al frente del Orden P¨²blico pod¨ªa tener efectos tranquilizadores en un Ej¨¦rcito extraordinariamente sensibilizado por la actividad terrorista. Sus primeras declaraciones vinieron a confirmar que la impresi¨®n de que el nombramiento hab¨ªa sido debido m¨¢s a razones pol¨ªticas que a imperativos de mayor eficacia. "Perseguiremos a los terroristas hasta el centro de la tierra", manifest¨® el reci¨¦n nombrado ministro. Esta frase ven¨ªa a dar la clave del signo de su pol¨ªtica: aplicaci¨®n de medidas exclusivamente policiales.

El titular del Ministerio del Interior minusvalor¨® la importancia que para la lucha contra ETA tiene su aislamiento social. El 3 de mayo de 1979, Abc public¨® unas declaraciones suyas en las que dec¨ªa: "Yo bram¨¦ cuando se erigieron las ikastolas, porque sab¨ªa que iban a crear en la juventud vasca una mentalidad antiespa?ola, de pa¨ªs ocupado y oprimido. Y as¨ª ha sido: esta nueva generaci¨®n vasca est¨¢ animada de un fervor casi mesi¨¢nico; ellos creen que van a redimir a su patria frente al opresor". Un posterior ment¨ªs parcial a estas declaraciones no consigui¨® acallar la indignaci¨®n que produjeron en el Pa¨ªs Vasco.

La mala preparaci¨®n t¨¦cnica, pol¨ªtica y psicol¨®gica de las fuerzas de Orden P¨²blico para hacer frente a las ofensivas terroristas de diverso signo se puso de relieve en diversas ocasiones y afect¨® no s¨®lo a los polic¨ªas y guardias civiles, sino tambi¨¦n a los mandos. Una prueba de ello fue la actitud del director general de la Guardia Civil, Pedro Fontenla, en relaci¨®n con el intento de cambio en el marco institucional de dicho cuerpo. Sus declaraciones en tomo a la ley de Criterios B¨¢sicos de la Defensa y la Organizaci¨®n Militar (calific¨® el texto aprobado por el Congreso de golpe bajo a la Guardia Civil porque limitaba su car¨¢cter militar y afirm¨® que har¨ªa todo lo posible por conseguir que el Senado lo rechazase) motivaron su destituci¨®n en abril de 1980, cuando llevaba diez meses en el cargo. Igualmente queda para la an¨¦cdota el hecho de que Ib¨¢?ez Freire llevara al Ministerio, como jefe de su gabinete, a su propio hijo.

Cuando el 3 de mayo de 1980 se resolvi¨® la crisis del Gobierno con el cambio de Ib¨¢?ez Freire por Juan Jos¨¦ Ros¨®n, la situaci¨®n en lo referente a terrorismo y seguridad ciudadana no hab¨ªa variado en absoluto respecto a la existente un a?o antes. La situaci¨®n que hered¨® Ros¨®n puede resumirse en el balance del a?o 80, que presentaba 368 acciones terroristas, con 118 muertos y 136 heridos. A golpes de ETA correspondieron 237 acciones, 91 muertos y 92 heridos. A los GRAPO, 35 acciones, seis muertos y dos heridos. Los ¨ªndices de delincuencia com¨²n eran igualmente alt¨ªsimos.

Un eterno futurible

Durante la mencionada crisis, Su¨¢rez ofreci¨® el cargo al general de divisi¨®n Jos¨¦ Antonio S¨¢enz de Santa Mar¨ªa, inspector jefe de la Polic¨ªa Nacional y delegado especial del Gobierno en el Pa¨ªs Vasco, y tambi¨¦n a Salvador S¨¢nchez Ter¨¢n, entonces ministro de Transportes. Ninguno de los dos acept¨®. El nombramiento recay¨® finalmente sobre Juan Jos¨¦ Ros¨®n, en aquella fecha gobernador civil de Madrid, quien llevaba camino de convertirse en el eterno futurible para el cargo. Juan Jos¨¦ Ros¨®n hab¨ªa sido jefe de Adolfo Su¨¢rez en Televisi¨®n Espa?ola, y seg¨²n algunas versiones, ciertas desavenencias producidas en aquella ¨¦poca dificultaban su acceso a la cartera del Interior. Quienes alabaron el nombramiento destacaban especialmente su firmeza para combatir el terrorismo de extrema derecha en Madrid, tarea en la que estuvo bien apoyado por el jefe superior de Polic¨ªa de la capital, Francisco de As¨ªs Pastor.

La coordinaci¨®n entre los distintos departamentos y la mejora de la imagen de las Fuerzas de Orden P¨²blico parecieron desde el principio los objetivos primarios de Juan Jos¨¦ Ros¨®n, que cuando acumul¨® la suficiente experiencia en el cargo nombr¨® a Francisco La¨ªna director general de la Seguridad del Estado, con categor¨ªa de secretario de Estado. Bajo su mando quedaron tanto el Cuerpo Superior de Polic¨ªa y la Polic¨ªa Nacional como la Guardia Civil. Por primera vez exist¨ªa un mando unificado, al menos en teor¨ªa.

Se trat¨® despu¨¦s de resolver los problemas que planteaban el terrorismo de los GRAPO y de la extrema derecha, y de centrar la lucha contra ETA en tres objetivos: aislamiento social, apoyo de Francia (para lo que se precisaba la colaboraci¨®n del departamento de Exteriores) y eficacia en el combate directo contra los terroristas. Comandos incontrolados comenzaron a atacar a terroristas de ETA en su refugio franc¨¦s, aunque el ministerio del Interior neg¨® cualquier vinculaci¨®n con estas actuaciones al margen de la ley.

En lo que a los GRAPO se refiere, Ros¨®n se encontr¨® con el problema derivado de la fuga, no suficientemente esclarecida, de cinco importantes dirigentes de este grupo de la c¨¢rcel de Zamora durante el mandato de su antecesor. Esta fuga permiti¨® unas de las interminables reorganizaciones de los GRAPO, que entonces, como en otras ocasiones, se consideraban controlados. En la actualidad, el elemento m¨¢s importante de los GRAPO que se encuentra en libertad es Juan Mart¨ªn Luna, el ¨²nico de los cinco fugados de Zamora que no ha sido apresado o muerto. Pero el grupo terrorista trata de rehacerse y el pasado mi¨¦rcoles consigui¨® un importante golpe de efecto, con la colocaci¨®n simult¨¢nea de m¨¢s de veinte bombas en trece ciudades espa?olas, acci¨®n que est¨¢ muy en su l¨ªnea estrat¨¦gica de sembrar desestabilizaci¨®n en las fases clave del proceso democr¨¢tico espa?ol. Y plantea, una vez m¨¢s, la inc¨®gnita de saber c¨®mo es posible la reaparici¨®n sistem¨¢tica de un grupo terrorista al que se ha dado por desarticulado en varias ocasiones.

Tres importantes pasos atr¨¢s

Respecto al terrorismo de extrema derecha, en lo que va de a?o no se ha registrado ninguna acci¨®n importante de este signo. Tras la detenci¨®n de los responsables de la bomba colocada en EL PAIS en octubre de 1978, y el de los revoltosos de este signo que provocaban frecuentes problemas en Valladolid, el terrorismo de extrema derecha "se da por extinguido", seg¨²n fuentes del departamento de Interior.

Los casos de Arregui, de Almer¨ªa y del bar Hendayais fueron tres serios tropiezos en la lucha por el aislamiento social de los terroristas, al tiempo que supusieron una justificaci¨®n moral para la no colaboraci¨®n de las autoridades francesas. El caso de Joseba Arregui, muerto el 13 de febrero de 1981 en manos de la polic¨ªa, fue especialmente grave, ya que se produjo cuando m¨¢s bajos eran los ¨ªndices de respaldo popular a ETA, tras el asesinato de Jos¨¦ Mar¨ªa Ryan, ingeniero de Lem¨®niz. La investigaci¨®n ordenada por Juan Jos¨¦ Ros¨®n para delimitar las responsabilidades (investigaci¨®n que ha seguido adelante y que dio lugar el pasado viernes a la petici¨®n de tres meses de prisi¨®n para los inspectores Juli¨¢n Mar¨ªn y Juan Antonio Gil, por presuntos malos tratos al detenido) produjo fuertes traumas en la polic¨ªa, con una cadena de dimisiones. El director general, Jos¨¦ Manuel Blanco Ben¨ªtez, dimiti¨® del cargo y hoy ocupa un oscuro puesto de comisario en Huelva. Otros se echaron atr¨¢s de su decisi¨®n inicial, y uno de ellos, Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez Dopico, es quien ocupa hoy el puesto dejado vacante por Blanco Ben¨ªtez.

Respecto al caso Almer¨ªa, saldado con la muerte de tres j¨®venes que fueron confundidos con tres etarras, produjo un efecto terriblemente negativo en lo que se refiere a la colaboraci¨®n ciudadana. El hecho de que la confusi¨®n naciera del informe de una persona que crey¨® reconocer en las tres v¨ªctimas del tr¨¢gico error a tres etarras cuyas fotos public¨® la Prensa se convirti¨® en un gran freno para que otros ciudadanos se decidieran a facilitar informaciones de este tipo.

Por lo dem¨¢s, la aparici¨®n p¨²blica de Juan Jos¨¦ Ros¨®n para explicar el tr¨¢gico error, dando por buena la versi¨®n del teniente coronel Castillo Quero, fue uno de los puntos m¨¢s oscuros de su gesti¨®n. Algunas fuentes pr¨®ximas al ministro justificaron su actitud en aquellos d¨ªas como un sacrificio personal para aplacar cierto nerviosismo entre la Guardia Civil, que consideraba los ataques al responsable del suceso como ataques al cuerpo.

En el caso del bar Hendayais, en Francia, tres individuos atentaron contra la vida de un etarra (no le alcanzaron y s¨ª mataron a dos ciudadanos franceses) y cruzaron violentamente la frontera perseguidos por la polic¨ªa del pa¨ªs vecino. Detenidos en Espa?a, fueron despu¨¦s puestos en libertad. Desde entonces no ha habido aclaraci¨®n de aquellos sucesos. El Ministerio sostuvo que los tres individuos en cuesti¨®n no fueron los autores del atentado, sino las v¨ªctimas frustradas del mismo, y en cualquier caso se neg¨® desde entonces a facilitar informaci¨®n sobre el. suceso. A partir del esc¨¢ndalo que supuso este hecho fue decreciendo la actividad de estas bandas armadas.

Evidentemente, ninguno ?te estos tres casos contribuy¨® en nada a restar respaldo popular a los terroristas y mucho menos a convencer a Francia de que colaborase en la lucha contra ellos. Todav¨ªa el pasado d¨ªa 15 un editorial de Le Monde hac¨ªa referencia al caso Arregui como un argumento contrario a la concesi¨®n de extradiciones.

En el tercer frente, el que podr¨ªamos conocer como combate puro contra los terroristas, Juan Jos¨¦ Ros¨®n decidi¨® la discutida promoci¨®n de Manuel Ballesteros al cargo de director del Mando Unico de la Lucha Contraterrorista, creado en marzo de 1981 como el definitivo intento de coordinar a todas las fuerzas en lucha contra el terrorismo. Manuel Ballesteros, comisario general de Informaci¨®n, era un hombre relacionado por muchos con la lucha sucia contra ETA, y su nombramiento fue muy impopular en principio debido a su pasado junto a hombres como el denostado supercomisario Conesa. Cuantas veces se criticaba la permanencia al frente de la lucha antiterrorista de hombres con un pasado represor, los hombres de Ros¨®n respond¨ªan que eran los m¨¢s eficaces.

El gabinete de imagen del Ministerio y el lugarteniente del propio Ballesteros, Joaqu¨ªn de Domingo Martorell, jefe de la Brigada Central de Informaci¨®n, han hecho un esfuerzo por conseguir que la impresi¨®n general cambiara. De ser un hombre acostumbrado a moverse en los oscuros despachos de la DSE, Manuel Ballesteros pas¨® de la noche a la ma?ana a los frecuentes almuerzos con los periodistas y a los viajes en busca de contactos e intercambios con los servicios secretos de otros pa¨ªses, y sus actividades fueron noticia frecuente en la Prensa. Su estrategia de ataque directo a los elementos menos importantes de. ETA (comandos de apoyo, informaci¨®n e infraestructura), dio lugar a numerosas detenciones, que crearon un vac¨ªo operativo en la estructura del grupo terrorista, principalmente en lo que se refiere a los comandos legales, y oblig¨® a intervenir a los elementos m¨¢s importantes, los liberados o ilegales, que tienen su base en Francia, no s¨®lo para las acciones de m¨¢xima envergadura, como venia ocurriendo antes, sino para mantener un ritmo de acoso al Estado en agresiones de menor importancia.

Las negociaciones

Pero lo que m¨¢s decisivamente marca la l¨ªnea de la lucha de Ros¨®n contra el terrorismo de ETA es su opci¨®n por otras v¨ªas, aparte de las policiales. En el libro de registro de entradas del Ministerio del Interior aparecen decenas de veces los nombres de Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s o Mario Onaind¨ªa. A trav¨¦s de estos dos dirigentes de Euskadiko Ezkerra, el ministro ha tratado de resolver el problema de la reintegraci¨®n en la sociedad de los terroristas.

Las negociaciones tuvieron su origen cuando, a ra¨ªz del 23-F, ETApm decidi¨® una tregua en la lucha armada a fin de no ser utilizada como pretexto para nuevos intentos golpistas. Al cabo de un a?o de conversaciones, se lleg¨® a buena disposici¨®n de ¨¢nimo para negociar la situaci¨®n de unos cincuenta exiliados y veinte presos. La negociaci¨®n era dif¨ªcil y se hac¨ªa preciso llevarla con habilidad, porque las tensiones que provocaba por uno y otro lado eran enormes. Herri Batasuna explot¨® lo m¨¢s posible la expresi¨®n terroristas arrepentidos, la misma que se utiliza para los de las Brigadas Rojas italianas, que reciben el indulto a cambio de informaci¨®n. De esta manera, se asocia a quienes se beneficien de estas medidas con la figura del chivato.

Pero a pesar de las dificultades, la negociaci¨®n ha seguido adelante, y tras provocar la escisi¨®n de ETApm en las VII y VIII asambleas (los primeros decididos a dejar las armas, y los segundos partidarios de seguir la lucha, pero ya con la sola intenci¨®n de forzar estas negociaciones) comenz¨® a alumbrarse un principio de soluci¨®n definitiva para la rama pol¨ªtico militar de ETA. En cualquier caso, la opci¨®n por esta v¨ªa ha sido considerada en muchos sectores como el gran acierto pol¨ªtico de Ros¨®n y le ha merecido los elogios de las m¨¢s altas instancias del PNV en la reciente celebraci¨®n del Alderdi Eguna.

En el extremo contrario quedan, como ya queda dicho, los tres errores claves durante la gesti¨®n (Arregui, Almer¨ªa y bar Hendayais) y el costo en detenciones que supone la t¨¢ctica seguida por Manuel Ballesteros, con la consiguiente carga de denuncias por presuntos malos tratos a detenidos.

No obstante, el acontecimiento m¨¢s importante de esta etapa ha sido el 23-F. La actuaci¨®n de Francisco La¨ªna -hombre muy pr¨®ximo a Su¨¢rez- durante aquella noche puede considerarse de capital importancia. En su despacho se centralizaron las operaciones de defensa del Estado. Tom¨® contacto con los gobernadores civiles para tener conocimiento de la situaci¨®n fuera de Madrid y convoc¨® la junta de subsecretarios, que produjo un efecto moral importante en la poblaci¨®n. Frente a eso, se presenta como un fracaso de los servicios de informaci¨®n de la Guardia Civil el hecho de que el golpe no fuese detectado. El golpe sorprendi¨® al general de brigada Antonio Rodr¨ªguez Toquero, entonces jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil y hoy responsable del CRISDE, de safari en Sur¨¢frica.

En el cap¨ªtulo de desaciertos de Francisco La¨ªna se encuentra el haber admitido la injerencia en su departamento del presidente de la Compa?¨ªa Telef¨®nica Nacional de Espa?a, S¨¢nchez Ter¨¢n, que impuso la confecci¨®n de un comunicado conjunto entre el ministerio del Interior y la Telef¨®nica para desmentir una informaci¨®n aparecida en EL PAIS en la que se afirmaba que se hab¨ªa retrasado la puesta en pr¨¢ctica de las medidas de seguridad aprobadas para la protecci¨®n del edificio de la telef¨®nica de R¨ªos Rosas, que sufri¨® uno de los m¨¢s espectaculares atentados de ETA. Pese al ment¨ªs, el aplazamiento fue reconocido d¨ªas despu¨¦s ante el Congreso de los diputados por el propio ministro.

Polic¨ªa y Guardia Civil

Un saldo positivo de este periodo de tiempo es el cambio de imagen de la polic¨ªa, iniciado ya desde la ¨¦poca de Mart¨ªn Villa con el cambio de uniforme de la Polic¨ªa Nacional, un cuerpo que hoy es visto por los ciudadanos de toda Espa?a de una manera distinta a como lo era, pocos a?os atr¨¢s. La gesti¨®n al frente de este cuerpo de S¨¢enz de Santa Mar¨ªa, uno de los principales pilares en que ha podido apoyarse Ros¨®n, primero, y de Alcal¨¢ Galiano, despu¨¦s, ha sido eficaz en esta l¨ªnea. Las intervenciones de los GEO en el rescate del doctor Iglesias y de los rehenes del Banco Central de Barcelona dejaron la impresi¨®n de que existe una polic¨ªa eficaz y moderna, si bien en el segundo de los casos las contradictorias informaciones sobre los asaltantes empa?aron el ¨¦xito policial.

En lo que se refiere al Cuerpo Superior de Polic¨ªa, el nombra miento de Fern¨¢ndez Dopico como director general de la Polic¨ªa, cargo que aglutina el mando sobre el Cuerpo Superior de Polic¨ªa y la Polic¨ªa Nacional, pareci¨® responder a un criterio puramente profesional. El nombramiento para este puesto de uno de los hombres que participaron en el plante del caso Arregui mereci¨® fuertes cr¨ªticas de la oposici¨®n, aunque accediera al cargo con el apoyo de los dos sindicatos de la polic¨ªa. Una de sus primeras actuaciones en p¨²blico fue su trabajo como coordinador de las fuerzas que cercaron el Banco Central de Barcelona y result¨® un desastre por las continuas intromisiones de otros mandos. De los asaltantes se dijo sucesivamente que eran guardias civiles golpistas, miembros de la extrema derecha, anarquistas y finalmente, delincuentes comunes.

En cualquier caso, en este periodo se ha mejorado el nivel de estudios de la polic¨ªa y se ha comenzado a desmontar el dominio de determinados grupos. Vale como ejemplo la separaci¨®n de Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Pacheco, Billy el Ni?o, de las Unidades Antiterroristas. Billy el Ni?o ha abandonado la polic¨ªa y trabaja como jefe de seguridad de una empresa fabricante de camiones. Las convulsiones internas del cuerpo, con dos sindicatos de l¨ªneas distintas (la USP, minoritaria y progresista, y el SPS, mayoritario y conservador) son, sin embargo, reflejos de que la situaci¨®n a¨²n no est¨¢ plenamente resuelta.

Otra de las notas que han caracterizado la ejecutoria de Ros¨®n ha sido su especial tratamiento a la Guardia Civil. Ros¨®n ha intentado atraerse en lo posible a este cuerpo, cuya integraci¨®n en el Ministerio del Interior no era bien vista por muchos de sus mandos, que siempre han preferido relacionarse con el Ej¨¦rcito. Ros¨®n ha detra¨ªdo dinero de otras partidas para incrementar notablemente la de inversiones y, dentro de ¨¦sta, se ha volcado en mejorar las condiciones de vida de la Guardia Civil, con construcci¨®n y mejora de casas-cuarteles. Para la Guardia Civil se han comprado en este tiempo cinco casas, se han construido 184 y se han realizado importantes reformas en 52. En una ocasi¨®n en que sobr¨® dinero de una partida se compraron dos centenares de televisores en color para enviarlos a puestos de la Guardia Civil.

Actuando con tacto y mostr¨¢ndose menos en¨¦rgico que con los otros cuerpos, Ros¨®n ha intentado un avance en este terreno, aunque fuera a costa de su discutida aparici¨®n p¨²blica con ocasi¨®n del caso Almer¨ªa. Cabe recordar que dio un viva a la Constituci¨®n en el acto de entrega del faj¨ªn a Aramburu Topete en la escuela de Valdemoro, y que ha conseguido reunir en muchas entregas de banderas por toda la geograf¨ªa espa?ola a jefes locales de la Guardia Civil con alcaldes pertenecientes a partidos de izquierdas. Pero, pese a la indudable colaboraci¨®n que en este terreno le ha ofrecido Aramburu Topete, la imagen de la Guardia Civil no es muy distinta que al comienzo de su gesti¨®n.

El saldo final en el apartado de orden p¨²blico es el descenso de los ¨ªndices de delincuencia ciudadana, alarmantes pocos a?os atr¨¢s, as¨ª como en los de acciones terroristas. La situaci¨®n hoy, pese a distar mucho de la ideal, es mejor que tres a?os atr¨¢s. En su debe est¨¢n, aparte de los puntos oscuros de su gesti¨®n ya citados, dos periodos de abandono del ministerio, con ocasiones del congreso de UCD en Palma y de la elecci¨®n como jefe de la UCD de Madrid de Miguel Dom¨¦nech, en cuya campa?a particip¨®.

La creaci¨®n de la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Civil es otro legado de esta etapa. El Mundial de F¨²tbol, el accidente del DC-10 de M¨¢laga, los incendios forestales y las ayudas a las zonas m¨¢s afectadas por la sequ¨ªa han sido los campos de operaci¨®n de este departamento, cuya tarea no ha recibido cr¨ªticas. Tampoco ha presentado problemas el funcionamiento de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, que ha llevado a cabo con normalidad sus planes de seguridad vial. Pol¨ªtica Interior ha hecho frente a doce consultas electorales de car¨¢cter auton¨®mico, al nombramiento de delegados gubernativos en las comunidades aut¨®nomas y a la adecuaci¨®n de las funciones de los gobernadores civiles a la administraci¨®n perif¨¦rica propia de un Estado auton¨®mico.

Y quedan como medidas pol¨¦micas la modificaci¨®n de la ley de concesi¨®n y pr¨®rroga de estancia para ciudadanos extranjeros, de car¨¢cter restrictivo, y las normas sobre el juego de abril de este a?o, destinadas a frenar la invasi¨®n de establecimientos p¨²blicos por parte de las m¨¢quinas tragaperras.