Peter Maag: "Las orquestas necesitan un titular que transmita ilusi¨®n por el trabajo"
El director suizo inicia este a?o los conciertos de la Nacional
Muy pocos directores disfrutan tanto del aprecio del p¨²blico espa?ol como el suizo Peter Maag. En 1977, 1979 y 1981 Maag dirigi¨® a la Sinf¨®nica de RTVE en conciertos que ya figuran en la antolog¨ªa de mejores prestaciones del conjunto. El pasado a?o, Juan Antonio Garc¨ªa Barquero, entonces director general de M¨²sica, consigui¨® contratar a Maag como principal director invitado de la Orquesta Nacional, cargo que el m¨²sico va a estrenar los d¨ªas 8, 9 y 10 de octubre en un programa con obras de Beethoven (Sinfon¨ªa pastoral) y Bach (Magnificat). Coincide la llegada de Peter Maag a Madrid con el anuncio oficial de su nombramiento como generalmusikdirektor de la ciudad de Berna a partir de 1984. La conversaci¨®n se inicia con esta noticia.Respuesta. Quiz¨¢ ¨¦sta sea la proposici¨®n m¨¢s interesante que he recibido a lo largo de mi carrera, ya que se trata de empezar virtualmente desde cero con una organizaci¨®n oper¨ªstica y sinf¨®nica. Berna manten¨ªa, hasta hace poco, un peque?o teatro de ¨®pera, fundamentalmente de repertorio, con un nivel muy prov¨ªnciano. Entonces, la ciudad, en un esfuerzo conjuntado, ha decidido cerrar el teatro, remozarlo, virtualmente construirlo de nuevo desde el punto de vista t¨¦cnico, rehacer la orquesta y crear ex novo una estructura musical de primera categor¨ªa. Esta es una situaci¨®n ins¨®lita que ni Rolf Lieberman, en Par¨ªs, o Rudolf Bing, en Nueva York, podr¨ªan haber so?ado, porque todos los habituales programas de un teatro con los sindicatos, los contratos, los cantantes que se niegan a la jubilaci¨®n, los pensionistas, la rutina de un repertorio manido, la misma tradici¨®n -en el peor sentido- de un p¨²blico abonado secularmente, van a estar ausentes en este caso: todo esto ser¨¢ un peso que yo no voy a conocer, porque vamos a hacerlo todo por primera vez, todo de nuevo.
Pregunta. ?Cu¨¢les son las condiciones de su contrato en Berna?
R. He firmado un acuerdo con la municipalidad de Berna que tendr¨¢, inicialmente, una duraci¨®n de cinco a?os, contados a partir de 1984. Para usar la nomenclatura alemana, ser¨¦ generalmusikdirektor de la ciudad de Berna; es decir, me ocupar¨¦ tanto de la vida sinf¨®nica como de las actividades oper¨ªsticas. He rechazado cualquier competencia como intendente. Lo que s¨ª he hecho ha sido orientar un poco la distribuci¨®n del presupuesto: quiero decir que he insistido mucho en la necesidad de crear una infraestructura lo m¨¢s s¨®lida posible, con la mejor base t¨¦cnica, en vez de dedicar grandes cantidades de dinero a la contrataci¨®n de artistas. Me explico: una ¨®pera, evidentemente, necesita contar con figuras, pero creo que es un error basar todo el trabajo en ellas. Si en Berna no se puede contar inicialmente con Pl¨¢cido Domingo, Pavarotti o Caball¨¦, no pasa nada. Prefiero una orquesta y una escena irreprochables y buscar, en todo caso, a las estrellas del ma?ana.
P. Para el p¨²blico espa?ol, que le ha o¨ªdo en varias ocasiones actuar al frente de la Orquesta de RTVE, ser¨¢ una sorpresa escucharle en su nuevo cargo como principal director invitado de la Nacional.
R. Yo he estado muy unido a la Orquesta de RTVE, en la que tengo excelentes contactos personales. Pero la explicaci¨®n es muy simple: no he vuelto a dirigir a la RTVE sencillamente porque no me han llarriado. O, mejor a¨²n, porque no se ha contestado a mi aceptaci¨®n de sus propuestas. Cuando Miguel Angel Coria era delegado de la Orquesta de RTVE hubo fruct¨ªferas conversaciones y acuerdos sobre conciertos, y hasta sobre grabaciones, que verbalmente quedaron fijados. Posteriormente, al marcharse el se?or Coria, que creo fue destituido, se rompi¨® todo contacto: mi agente escribi¨®, me consta, para dar validez contractual a los acuerdos, pero no hubo respuesta; silencio de tumba. Yo no pod¨ªa guardar fechas indefinidamente, as¨ª que acept¨¦ otras ofertas. En medio de esta situaci¨®n surgi¨® el ofrecimiento de la Orquesta Nacional, que ten¨ªa otro matiz y otro car¨¢cter; me pareci¨® que pod¨ªa ser provechoso para ambas partes y lo acept¨¦. Esta temporada har¨¦ cinco conciertos con la Nacional dentro de su ciclo de abono, lo cual me permitir¨¢ un trabajo asiduo con la orquesta: no me gusta llegar a una ciudad, dar un concierto, cobrar e irme ; me gusta hacer un trabajo que tenga alg¨²n tipo de trascendencia, de durabilidad, y la Orquesta Nacional me ha ofrecido hacer eso precisamente.
El papel de L¨®pez Cobos
P. ?Qu¨¦ diferencia observa entre una y otra orquesta?R. Bueno, no es la primera vez que dirijo a la Orquesta Nacional; ya lo hice el a?o pasado, fuera de la temporada del Real. Claro, con todo, he trabajado mucho m¨¢s con la Orquesta de RTVE, con la que tuve una relaci¨®n casi de amor. Espero llegar a algo parecido con la Nacional. Ahora bien, yo percibo -y no hace falta ser un genio, cualquiera puede darse cuenta- un grav¨ªsimo problema en esta orquesta: la falta de un director titular. Usted puede traer como invitados a los mejores maestros del mundo, a los solistas m¨¢s grandes; pero eso no basta, ni siquiera eso es suficiente. Una orquesta necesita una cabeza, un responsable, alguien que transmita ilusi¨®n por el trabajo, que imprima un estilo y un lustre al instrumento que tiene en sus manos.
Yo creo que una orquesta, a menos que se trate de la Filarm¨®nica de Viena, que tiene una tradici¨®n y una infraestructura inatacables, necesita por principio a un titular. Conf¨ªo en que Jes¨²s L¨®pez Cobos -que fue mi asistente y que es un gran amigo m¨ªo- pueda devolver a la Nacional esa confianza que es la base del trabajo bien hecho.
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