Nacionalizacion de la banca, control de divisas y nuevas leyes anticorrupci¨®n, medidas contra la crisis mexicana
Riguroso control de divisas, nacionalizaci¨®n de la banca y nuevas leyes anticorrupci¨®n (con penas de c¨¢rcel que van hasta los doce a?os) son los tres paquetes de medidas que L¨®pez Portillo ha puesto en marcha en el mes de septiembre para que el Estado pueda recuperar las riendas de la econom¨ªa, sin que ello contribuya a aumentar a¨²n m¨¢s el enriquecimiento ?l¨ªcito de los funcionarios.Antes del 5 de agosto, M¨¦xico ten¨ªa una total libertad de cambios, sin ninguna restricci¨®n para la circulaci¨®n monetaria. En plena crisis devaluatoria, un empleado de Bancomer (principal instituci¨®n bancaria del pa¨ªs antes de la nacionalizaci¨®n) se present¨® en el aeropuerto con cinco millones de d¨®lares en su malet¨ªn. Tras una breve retenci¨®n para evacuar consultas a la superioridad, el empleado se fue con su dinero a Estados Unidos. No hab¨ªa leyes para impedirlo.
Este lujo, que no pueden permitirse los pa¨ªses europeos desarrollados, era un paro disparate en una naci¨®n como M¨¦xico, que tiene 3.000 -kil¨®metros de frontera con Estados Unidos y una inflaci¨®n que, en el mejor de los casos, triplicaba a la de su vecino. Por si fuera poco, el Gobierno manten¨ªa una paridad artificialmente alta del peso, por el desprestigio pol¨ªtico que acarrean las devaluaciones.
"Soy mexicano, pero no pendejo"
El propio Gobierno estaba favoreciendo as¨ª la conversi¨®n de pesos a d¨®lares, paso previo a una evasi¨®n legal. A las reiteradas invitaciones del presidente para que se ahorrase en pesos contestaba as¨ª un conserje: "Soy mexicano, pero no pendejo". Hasta el peque?o limpiabotas callejero retog¨ªa sus b¨¢rtulos a mediod¨ªa para ir al banco a convertir sus pesos en d¨®lares.El resultado de este para¨ªso cambiario lo explic¨® L¨®pez Portillo en su ¨²ltimo informe a la naci¨®n: en los tres ¨²ltimos a?os, M¨¦xico, un pa¨ªs subdesarrollado, inyect¨® en el sistema bancario estadounidense m¨¢s de 14.000 millones de d¨®lares; otros 8.000 millones fueron pagados a compaft¨ªas inmobiliarias de Estados Unidos para comprar fincas y apartamentos, cuyo pago final exigi¨®, adem¨¢s, la contrataci¨®n de cr¨¦ditos hipotecarios a¨²n no pagados, por importe de 20.000 millones de d¨®lares, cifras en cualquier caso escalofriantes, que superan la mitad de la deuda externa total contra¨ªda por el pa¨ªs. En esta situaci¨®n, aun los economistas liberales admiten que no hab¨ªa otra salida que el establecimiento de un riguroso sistema de control de divisas, que incluyera fuertes sanciones contra la evasi¨®n. Mucho m¨¢s cuando en las arcas del Banco de M¨¦xico no hab¨ªa d¨®lares para pagar su deuda externa ni para respaldar las importaciones ineludibles.
No han faltado, sin embargo, algunos mexicanos que han interpretado estas medidas como un recorte a las libertades individuales, en una curiosa inclusi¨®n del libre cambio y la circulaci¨®n del dinero entre los derechos fundamentales de la persona.
Fronteras cerradas para el dinero
Pero una vez establecido el control de divisas, L¨®pez Portillo entendi¨® que para llevarlo a cabo con todas sus consecuencias, no le quedaba otra salida que la nacionalizaci¨®n de la banca. De otro modo, los banqueros seguir¨ªan ingeni¨¢ndoselas para hacer fluir el gran dinero fuera de las fronteras.
A tres meses del t¨¦rmino de su mandato, el presidente mexicano, que ha sostenido durante casi seis a?os un evidente idilio con la iniciativa privada, destap¨® el pu?o izquierdo y acus¨® a los banqueros de saqueadores y traidores a la naci¨®n. Hace s¨®lo unos d¨ªas les llamaba c¨ªnicos.
Al interior de M¨¦xico no faltaron quienes vieron en esta medida un paso hacia un r¨¦gimen de capitalismo de Estado. Algunos empresarios blandieron el fantasma del comunismo, y la Iglesia decret¨® una semana de oraci¨®n para reflexionar sobre el destino nacional.
En el gesto de L¨®pez Portillo han visto algunos un rapto de megaloman¨ªa para buscarse un lugar en la historia, junto a C¨¢rdenas, que nacionaliz¨® el petr¨®leo. Pero un r¨¢pido an¨¢lisis de las cuentas de la banca privada invita a pensar que probablemente la nacionalizaci¨®n era necesaria para un Estado al que la Constituci¨®n adjudica taxativamente la misi¨®n de regir la econom¨ªa.
Los 64 bancos privados de M¨¦xico manejaban m¨¢s de tres billones de pesos en dep¨®sitos. S¨®lo Bancomer y Banamex controlaban una tercera parte, y los seis primeros sumaban el 65%, del ahorro. La concesi¨®n estatal a la banca establec¨ªa que su misi¨®n fundamental era la intermediaci¨®n entre ahorradores e inversores. Los balances se?alan que los bancos se hab¨ªan convertido en los principales mecanismos para la fuga de capitales (siempre en t¨¦rminos legales) y que sus cr¨¦ditos estaban dirigidos mayoritariamente a sus propias empresas. En lo que va de a?o, la captaci¨®n bancaria aument¨® en un bill¨®n de pesos, en tanto que disminuyeron los cr¨¦ditos.
El poder de la banca
En menos de una d¨¦cada, la banca mexicana se hab¨ªa introducido en todos los sectores de la econom¨ªa: industria qu¨ªmica, miner¨ªa, electr¨®nica, industria automovil¨ªstica, grandes almacenes hosteler¨ªa, construcci¨®n, siderometalurgia, papel, hosteler¨ªa y un largo etc¨¦tera. No hab¨ªa dinero para el campo ni para la peque?a industria.
Juicios de intenciones aparte, dentro de M¨¦xico, son cada vez menos los que critican la nacionalizaci¨®n. Incluso en Estados Unidos, la gran banca reaccion¨® con cierto alivio, porque exist¨ªa temor ante una posible quiebra en cadena de bancos mexicanos, que hab¨ªa avalado demasiadas operaciones con el exterior. Fue como otorgar de pronto un aval del Estado a cr¨¦ditos de dudoso cobro.
Se ha especulado mucho con un posible disgusto del presidente electo, Miguel de la Madrid, que se hab¨ªa enterado de la nacionalizaci¨®n la tarde anterior. El nuevo mandatario tiene un talante liberal, como economista formado en Harvard. pero a lo largo de su campa?a insisti¨® siempre en el importante papel del Estado, y es indudable que su poder como rector de la econom¨ªa ha aumentado ahora. Para acallar rumores hizo p¨²blica su propia declaraci¨®n apoyando la medida, a la que califica de irreversible.
Lo que no parece claro es el futuro de m¨¢s de quinientas empresas que al nacionalizarse la banca quedaron tambi¨¦n autom¨¢ticamente nacionalizadas. Los sindicatos ya reclaman una parte de este bot¨ªn. El equipo del pr¨®ximo presidente parece decidido a desprenderse de todas las industrias que no pertenezcan a sectores estrat¨¦gicos de la econom¨ªa.
La herencia de un presidente
A Miguel de la Madrid le quedar¨¢ un toro dif¨ªcil de lidiar: fijar la indemnizaci¨®n a los banqueros. Algunos piensan que el valor real de la banca est¨¢ en sus libros contables: activos frente a pasivos. La cifra resultante es 76.000 millones de pesos (unos 125.000 millones de pesetas). La banca, que ten¨ªa unos dep¨®sitos de 666.000 millones de pesos, el a?o pasado tuvo beneficios netos de 4.000 millones y es propietaria de 121 millones de acciones distribuidas en 160 empresas. Sea cual sea el monto final de la indemnizaci¨®n, cuyo pago se efectuar¨¢ en diez a?os, lo que s¨ª han perdido los banqueros es la esperanza de recuperar sus bancos por v¨ªa legal. El recurso de amparo est¨¢ muerto antes de nacer, una vez que se ha enviado al Congreso una reforma constitucional que reserva para el Estado el servicio bancario.
Algunos defensores de la nacionalizaci¨®n bancaria temen que las ventajas de esta medida pueden perderse en el laberinto de la corrupci¨®n administrativa. No en vano se se?ala que la Administraci¨®n de L¨®pez Portillo ha sido la m¨¢s corrupta porque fue la que m¨¢s dinero tuvo por medio del petr¨®leo. La banca aporta nuevos fondos al Estado y aumenta as¨ª el riesgo de que contribuyan al enriquecimiento de los funcionarios.
Miguel de la Madrid hizo de la lucha contra la corrupci¨®n uno de los ejes de su campa?a. Tiene seis a?os para demostrar que no fue una promesa para ganar votos. Algunos te¨®ricos sospechan que la corrupci¨®n es el aceite que necesita el sistema unipartidista mexicano para sobrevivir.
Pero las cifras son tan escandalosas, que ya no -hay sistema que pueda aguantarlas. Mucho menos cuando desde las alturas se pide austeridad a la poblaci¨®n para superar la crisis.
La revista Proceso public¨® recientemente que, durante el mandato de L¨®pez Portillo se hab¨ªan presentado denuncias formales contra funcionarios por apropiaci¨®n indebida de 81.000. millones de pesos, que antes de la primera devaluaci¨®n eran. m¨¢s de 300.000 millones de pesetas. S¨®lo se recuperaron 11.000 millones. Un fiscal comentaba con desesperanza que esto era "s¨®lo un 1%" de ese enorme iceberg que es en M¨¦xico la corrupci¨®n.
Pero medidas como la nacionalizaci¨®n de la banca, a la que se ha rodeado de una ret¨®rica populista sin precedentes, carecen de sentido si no hay una clarificaci¨®n en el manejo de los fondos p¨²blicos.
Uno de los banqueros que asisti¨® al informe ¨²ltimo de L¨®pez Portillo apuntaba a los diputados que aplaud¨ªan de pie la nacionalizaci¨®n de la banca diciendo: "Muchos de ellos tienen cuentas millonarias en Estados Unidos". Tal vez por eso las listas de sacad¨®lares no lleguen a hacerse p¨²blicas.
Elevada corrupci¨®n
Los ¨²nicos que, por ahora, parecen empe?ados en luchar a fondo contra la corrupci¨®n parecen ser los redactores de la revista Proceso, que, a pesar del anatema del Gobierno, que les quit¨® toda publicidad oficial, han publicado un extenso reportaje sobre tres casas calificadas de inquietantes.
Una de ellas, estilo Tudor, situada en New Canaan (Connecticut) pertenece a Carlos Hank Gonz¨¢lez, regente de la ciudad de M¨¦xico. Su compra le incluir¨ªa de lleno en la lista de quienes evadieron divisas. S¨®lo la valla que rodea la casa cost¨® 400.000 d¨®lares.
Las otras dos casas se encuentran en M¨¦xico. Una, junto a la playa de Zihuatanejo: es un palacio de pretensiones griegas, al que los vecinos llaman el parten¨®n. Cost¨® 700.000 d¨®lares y es propiedad del jefe de la polic¨ªa capitalina, general Arturo Durazo, quien confiesa unos ingresos mensuales por su cargo de 39.000 pesos (unas Y 65.000 pesetas). Se disculpa diciendo que tiene dinero porque siempre tuvo negocios con gente importante, "ya que si tuviera que vivir del sueldo de la polic¨ªa esta r¨ªa muerto de hambre".
La tercera casa, situada en una loma junto a la carretera de M¨¦xico a Toluca, ser¨¢ el refugio de L¨®pez Portillo. Cinco enormes residencias y una fortaleza central almenada. S¨®lo la obra p¨²blica parece haber costado m¨¢s de 1.500 millones de pesos. El presidente est¨¢ demasiado atareado en hacer frente a la crisis nacional para con testar a estas acusaciones.
La corrupci¨®n llega tambi¨¦n a los escalones m¨¢s bajos. Los cajeros de los bancos guardan su propio dinero en caja para que los pocos d¨®lares que se cambian vayan a su bolsillo y no al banco. Ante la dificultad de sacar d¨®lares, los mexicanos sacan ahora millones de pesos, que en Estados Unidos convierten en d¨®lares a precios superiores a cien (el cambio oficial est¨¢ a setenta). Otros muchos cobran, en fin, sus facturas exteriores en Estados Unidos.
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