La crisis de Explosivos R¨ªo Tinto
EXPLOSIVOS NO es, por desgracia, la ¨²nica gran empresa privada en dificultades. La crisis ha puesto a las claras las deficiencias de varias entidades crediticias y de un buen n¨²mero de compa?¨ªas industriales e inmobiliarias. El sector qu¨ªmico en el que opera Explosivos R¨ªo Tinto atraviesa una conyuntura mundial desfavorable, y si los otros grandes consorcios qu¨ªmicos est¨¢n capeando la crisis mundial se debe a que han partido de situaciones financieras m¨¢s saneadas y de una mayor profesionalidad a la hora de compensar sus distintas actividades.Las verdaderas razones de la crisis de Explosivos R¨ªo Tinto se encuentran en una diversificaci¨®n y ampliaci¨®n de actividades financiadas con pr¨¦stamos, mientras las distintas divisiones sectoriales perd¨ªan independencia y responsabilidad frente a la direcci¨®n en la c¨²spide de la empresa. La compa?¨ªa se dedic¨® inicialmente a la fabricaci¨®n de explosivos, fertilizantes y miner¨ªa de piritas. A principio de los a?os setenta, ERT se sum¨® a la corriente de especulaci¨®n inmobiliaria. El se?or Domenech llega con nuevas ideas, que son favorablemente acogidas por el consejo de administraci¨®n. Pero quiz¨¢ no fueron las inversiones inmobiliarias la m¨¢s grave de las decisiones adoptadas.
En 1970, el consumo de productos petrol¨ªferos crec¨ªa anualmente en Espa?a por encima del 12%, y puesto que la principal materia prima para la qu¨ªmica org¨¢nica proced¨ªa del petr¨®leo, Explosivos R¨ªo Tinto utiliz¨® todos sus resortes pol¨ªticos para conseguir la autorizaci¨®n de una refiner¨ªa en Huelva. Para ello lleg¨® a un acuerdo con la Standard-Oil como copart¨ªcipe, empresa que vender¨ªa r¨¢pidamente su parte, tras la crisis energ¨¦tica y ante la imposibilidad de tener acceso al mercado interior de carburantes. ERT se encontr¨® con una refiner¨ªa marginal de baja producci¨®n (3,3 millones de toneladas, frente a los 5,6 millones de una refiner¨ªa tipo) y una inversi¨®n muy elevada. A esto hay que a?adirle la reducci¨®n de los m¨¢rgenes de transformaci¨®n de las petroqu¨ªmicas y una fuerte reducci¨®n de la demanda de fertilizantes a causa de la sequ¨ªa.
A estas dificultades hay que anotar un excepcional aumento de existencias que, como en muchas empresas petroleras, han pasado a ser un cap¨ªtulo m¨¢s importante que la del propio inmovilizado. As¨ª que una compa?¨ªa con fuertes inversiones en el sector de la qu¨ªmica de base, refino de petr¨®leo, inmobiliarias, industria farmac¨¦utica y transporte mar¨ªtimo financiaba sus inversiones en capital fijo y circulante, como resulta del balance de ERT al finalizar 1981, con cr¨¦ditos por 78.000 millones de pesetas a corto plazo, los riesgos financieros eran inminentes. Las miradas se dirigen necesariamente hacia" la gerencia y a ese extraordinario cuadro de consejeros -dieciocho m¨¢s el presidente-, varios de ellos en representaci¨®n de los bancos acreedores, y cuyos nombramientos se renovaban infaliblemente.
El endeudamiento total ascend¨ªa a 130.000 millones de pesetas al finalizar 1981, con una carga financiera anual de 17.000 millones de pesetas, cifra superior a la de gastos de personal (entre 1977 y 1981, la plantilla se redujo desde 13.500 a 9.900 empleados). La empresa y sus principales accionistas sentados en el consejo, es decir, bancos como el Urquijo, Hispano y Bilbao no han promovido una necesaria ampliaci¨®n de capital. Por el contrario, los bancos han ido, seg¨²n parece, desprendi¨¦ndose de su paquete de acciones, mientras segu¨ªan prestando dinero, quiz¨¢ con la idea de que ERT dispondr¨ªa siempre de un apoyo en ¨²ltima instancia. Pero tampoco la alta direcci¨®n ha sido capaz de promover el saneamiento, y quiz¨¢ por prestigio ha demorado la respuesta a las ofertas de compra de activos de ERT que hubiesen saneado su tesorer¨ªa. Entre tanto, toda la actividad de la c¨²spide se concentraba en la b¨²squeda de ingeniosas f¨®rmulas de financiaci¨®n a corto plazo (petr¨®leo con financiaci¨®n a doce meses, que Campsa liquidaba a cinco meses) que no resolv¨ªan lo esencial y que se han agotado en cuanto descend¨ªan las cantidades importadas de petr¨®leo y aumentaba el inter¨¦s del dinero.
ERT es el primer, y ¨²nico, gran grupo industrial con capital nacional en el sector qu¨ªmico. Las consecuencias negativas de su desaparici¨®n ser¨ªan mucho m¨¢s graves que el coste de la recuperaci¨®n. El grupo, por ejemplo, export¨® en 1981 m¨¢s de 52.000 millones de pesetas, el 23% de sus ventas totales, cifra que duplic¨® las ventas exteriores de 1979. En definitiva, su precaria situaci¨®n es mucho m¨¢s consecuencia de su debilidad financiera que de sus perspectivas econ¨®micas. Pero este apoyo, ni deber¨ªa venir ¨²nicamente del Estado, ni podr¨¢ concederse sin condiciones. Los bancos, al tiempo que renegoc¨ªan los plazos de la deuda, deber¨¢n participar en una operaci¨®n de ampliaci¨®n de capital. Asimismo se plantea la participaci¨®n de los Gobiernos aut¨®nomos de acuerdo con los intereses locales de la compa?¨ªa en su territorio.
Naturalmente, estas ayudas deben tener su contrapartida. La primera es que Explosivos deber¨¢ someter un plan que suponga, en el plazo m¨¢s breve posible, la completa separaci¨®n de los activos extra?os a su actividad y tambi¨¦n la venta de aquellos con un comprador bien dispuesto, que no sea el propio Estado espa?ol, est¨¦ dispuesto a adquirir. En segundo lugar, o quiz¨¢ primero, su gerencia deber¨¢ ser sustituida. Su falta de visi¨®n en la pol¨ªtica de inversiones y de previsi¨®n en la financiaci¨®n, junto a una excesiva centralizaci¨®n de las decisiones, es la causa principal de la situaci¨®n de la compa?¨ªa. Y puesto que el consejo de administraci¨®n, pr¨¢cticamente el mismo desde hace quince a?os, no acert¨® a elegir bien a los gerentes, ni supo prevenir el destino econ¨®mico de la compa?¨ªa, tambi¨¦n deber¨ªa ser sustituido de manera que la profesionalidad y la dedicaci¨®n acompa?en m¨¢s adecuadamente los pasos de ERT. Ya es hora que en Espa?a la reconversi¨®n llegue hasta la gerencia y alta administraci¨®n de las empresas, p¨²blicas y privadas, que es por donde se empez¨® en pa¨ªses con las ideas m¨¢s claras sobre la salida de la crisis.
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