Carta abierta a Luis de Carlos
Querido amigo: A mi regreso de M¨¦xico leo tu amable, aunque levemente ir¨®nica, carta abierta que me diriges en EL PA?S de 20 de septiembre pasado. Como toda carta, mucho m¨¢s si es abierta, merece la cortes¨ªa de una respuesta, te env¨ªo ¨¦sta por la misma v¨ªa.Mucho me satisface haberte dado la oportunidad de exponer apretadamente "algunos ¨¦xitos deportivos" a los que alud¨ª en mi art¨ªculo El fin de otra transici¨®n, aunque tambi¨¦n me habr¨ªa gustado que, en un claro examen de conciencia p¨²blica, hubieras comentado algo sobre los "sonados fracasos" a los que igualmente alud¨ª en dicho art¨ªculo. As¨ª habr¨ªas podido presentar una mejor rendici¨®n de cuentas, que pudiera clarificar mejor el panorama electoral de los socios del Real Madrid, ya que sabes muy bien que los aspirantes a la presidencia pueden hacer promesas en sus programas, puesto que introducen, tras las cr¨ªticas sobre lo actuado por otros, una oferta electoral, mientras que los ex presidentes que se presentan a la reelecci¨®n deben justificar los incumplimientos de sus programas y explicar los resultados, especialmente los negativos, de su gesti¨®n.
Agradezco, por otra parte, tus puntualizaciones, algunas de las cuales, muy pocas, son correctas. Me alegra que compartas conmigo la teor¨ªa de que la "transici¨®n" ha terminado, porque, evidentemente, la transici¨®n eres t¨², y por serlo, muchos socios del club pensamos que se impone un cambio de personas, sistemas y estructuras, para salir del inmovilismo, la rutina y, quiz¨¢ tambi¨¦n, "la paz y tranquilidad" que ahora ofreces, pero que no ha caracterizado, precisamente, tu mandato presidencial. ?Recuerdas? Por ejemplo: dimisiones de directivos, entre ellas la m¨ªa -?a las cuatro semanas de tomar posesi¨®n de la vicepresidencia tercera!-, a la que denominas, faltando a la verdad, "retirada voluntaria, quiz¨¢ pensando entonces que ibas a tener que trasladar tu residencia a M¨¦xico", cuando sabes muy bien, y muchos m¨¢s lo saben tambi¨¦n, que mi dimisi¨®n fue consecuencia del cumplimiento de mi palabra dada en tu presencia, y frente al incumplimiento de la tuya, adem¨¢s de producirse nueve meses antes de mi destino en M¨¦xico. Por ejemplo: tantas p¨¦rdidas del orden, la disciplina y la autoridad. Por ejemplo: los conflictos permanentes con los medios de comunicaci¨®n, con otros clubes, con la propia Federaci¨®n, intercalados, con una pol¨ªtica err¨®nea de conciliaciones, que para nada sirvi¨®, puesto que fue d¨¦bil y a destiempo. Y tantos ejemplos m¨¢s que me llevan a la conclusi¨®n de que la paz y la tranquilidad habr¨¢ que buscarlas con otras personas que sepan sonre¨ªr a tiempo, negociar a tiempo, mostrar energ¨ªa a tiempo; en una palabra, que sepan dirigir y mandar.
Frente al cambio, pregonas el continuismo. Pero, ?cu¨¢l? Si aceptas que tu mandato ha sido una transici¨®n, est¨¢s insinuando que ahora vas a dirigir el club de distinta manera, o bien innovando y modernizando la sociedad, lo que no has hecho hasta ahora, y rechazas abiertamente, frente a los otros candidatos, o bien intentando conectar con el Real Madrid grande del pasado, lo que, por una parte, no se puede hacer sin modernizaci¨®n, revitalizaci¨®n e innovaci¨®n, y, por otra, me llevar¨ªa a preguntarte por qu¨¦ lo quieres hacer ahora y no lo hiciste cuando tuviste la oportunidad. Concluyo, pues, que por continuismo entiendes "seguir siendo De Carlos" y actuando como durante estos ¨²ltimos cuatro a?os. Es decir, no crees realmente que t¨² has sido la transici¨®n y que ¨¦sta ha terminado; que se impone el cambio. Por otra parte, tu opini¨®n de que los cambios son "peligrosos e inciertos", son "aventuras y falsos espejismos", contradice el sentir general de todos los pueblos del mundo hoy y caracteriza m¨¢s bien a tu generaci¨®n de los mayores de setenta a?os.
Termino esta carta se?al¨¢ndote mi extra?eza y mi decepci¨®n por la distribuci¨®n, el d¨ªa 29, en el Bernab¨¦u, de unas hojas en las que, bajo el t¨ªtulo de "?Cambio? ?No, gracias!", aparec¨ªa un dibujo de un y¨®quei y un caballo, frente a dos madridistas con sus copas bien ganadas. Aparte de su mal gusto, en el fondo estas hojas se volver¨¢n contra su autor: evidentemente, aquel que ha triunfado en el dificil mundo de la empresa privada y ha tenido continuos ¨¦xitos en el hipismo puede ser un magn¨ªfico presidente del Real Madrid, sobre la base de su madridismo, su inteligencia y su capacidad, sus experiencias anteriores en la propia Junta Directiva del club y el equipo que le acompa?a, tampoco exento de experiencia, sensatez y seguridad, y desde luego todas ellas totalmente carentes de afanes aventureros, de falsos espejismos, de alegres promesas y, mucho menos, arribismos a los que se alude, tambi¨¦n con muy poco gusto, en un calendario que de tu candidatura ha ca¨ªdo y se me ha ca¨ªdo de las manos.
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