La Diputaci¨®n Permanente del Congreso, ante el ¨²ltimo golpe

LA SESION celebrada ayer por la Diputaci¨®n Permanente del Congreso de los Diputados dedic¨® el primer punto del orden del d¨ªa a escuchar la informaci¨®n del Gobierno, presentada por el titular de la cartera de Defensa, Alberto Oliart, acerca de la ¨²ltima intentona golpista proyectada para el 27 de octubre, v¨ªspera de las elecciones legislativas. Su desarrollo, en ausencia inexplicable del presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, no constituye precisamente un est¨ªmulo valioso que contribuya al necesario prestigio de las instituciones en un momento en que se hallan bajo amenazas tan poderosas y persistentes. Como resumi¨® el l¨ªder socialista Felipe Gonz¨¢lez a los periodistas, la utilidad de la reuni¨®n no ha sido mucha en lo que se refiere al esclarecimiento de los hechos. Tampoco la Diputaci¨®n Permanente acord¨® declaraci¨®n institucional alguna ni debati¨® proyectos de resoluci¨®n o mociones. Todo qued¨® en un di¨¢logo que recordaba demasiado al llamado m¨¦todo Ollendorf.

El ministro de Defensa pareci¨® pendiente m¨¢s bien de un auditorio muy lejano del sal¨®n de sesiones del Congreso. Resultaba extravagante la insistencia y detenimiento con que aclaraba la forma en que se hab¨ªan llevado a cabo las detenciones de los encartados. Minuciosamente explic¨® c¨®mo se encomend¨® la misi¨®n al general Bendala y la forma en que se le advirti¨® que instruyera a cada uno de los detenidos de los derechos constitucionales que le asist¨ªan para negarse a prestar declaraci¨®n salvo en presencia de su abogado y otros detalles y garant¨ªas procesales. Un diputado comentaba tras esta exposici¨®n que si alg¨²n d¨ªa se viera en ese trance le gustar¨ªa ser tratado con el mismo rigor demostrado con los procesados del 27-O que proyectaban nada menos que un golpe de Estado.

Las intervenciones de los portavoces de los distintos grupos parlamentarios llevaron hasta la sala las preocupaciones de la opini¨®n p¨²blica, pero no consiguieron arrancar ni un adarme de informaci¨®n adicional. El ministro invoc¨® las obligaciones derivadas de la ley de Enjuiciamiento Criminal y del C¨®digo de Justicia Militar acerca del secreto del sumario y la necesidad de no entorpecer las investigaciones en curso para reservarse la respuesta a las numerosas preguntas que le fueron formuladas. Algunos intervenientes, como Javier Moscoso, del Partido de Acci¨®n Democr¨¢tica, y Marcos Vizcaya, del Partido Nacionalista Vasco, acotaron de manera m¨¢s estricta las obligaciones del citado secreto, que, en su opini¨®n, no afecta en este caso al ministro, que ha tenido conocimiento del asunto por otras v¨ªas ajenas a la instrucci¨®n judicial. En apoyo de sus tesis adujeron la pr¨¢ctica observada en otros casos, como el de la colza, pero todo fue en vano.

Nadie regate¨® al ministro su felicitaci¨®n por el servicio prestado en esta ocasi¨®n por el CESID, pero hubo una coincidencia un¨¢nime en considerar escandaloso el r¨¦gimen de prisi¨®n observado con los condenados en primera instancia en el proceso del 23-F. Otras muchas advertencias se escucharon durante la sesi¨®n recriminando al titular de Defensa su pol¨ªtica de pa?os calientes y falta de energ¨ªa, a la que se atribuy¨® la persistencia de la denominada constante golpista. Tampoco el l¨ªder de la oposici¨®n socialista, que huy¨® hasta de la apariencia de confrontaci¨®n, pudo obtener alguna respuesta concreta a las concisas preguntas que formul¨® y que quedaron flotando en el aire. En definitiva, una convicci¨®n se impuso al finalizar las tres horas y media de debate: el Gobierno sigue emplazado a demostrar con m¨¢s detenciones y detalles la realidad de un intento de tal magnitud fijado a veinte d¨ªas vista o se abrir¨¢ camino cualquier explicaci¨®n tendente a causar efecto sobre las urnas.

Y una ¨²ltima observaci¨®n sobre el turno consumido por el l¨ªder de Alianza Popular, Manuel Fraga, quien lleg¨® a afirmar sobre el problema del golpismo "que no basta condenarlo, hay que procurar entenderlo. "No conozco ning¨²n pa¨ªs del mundo en que el sistema militar sea insensible a los problemas que afectan a la ruptura de la integridad territorial, al grave hundimiento del orden p¨²blico y al asesinato de generales". La respuesta vino de parte del propio ministro del Interior, Juan Jos¨¦ Ros¨®n, para asegurar que en otra ocasi¨®n dram¨¢tica se busc¨® un pretexto en el terrorismo, en cuyo combate se ha mejorado notablemente, y que ahora el planteamiento es mucho mas lineal: se trata de destruir el Estado constitucional y no se buscan argucias de ninguna ¨ªndole. En las propias filas militares, gravemente amenazadas por los golpistas, como destacaron algunos de los portavoces en sus palabras, no han dejado de producir malestar esas llamadas a entender de Fraga, porque es ajeno y ofensivo al esp¨ªritu castrense cualquier petici¨®n de indulgencia, as¨ª como disimular o reducir la exigencia con la que corresponde juzgar a los ej¨¦rcitos. Quienes piensan congraciarse con la gran familia militar sobre esas bases yerran de medio a medio.