'Mary Rose' el buque insignia de Enrique VIII sacado a flote mediante una gigantesca gr¨²a
Como un fantasma sucio y maloliente, el casco del revolucionario Mary Rose -julio de 1545- volvi¨® ayer a la superficie gracias, aunque con problemas, a la tecnolog¨ªa moderna. Es una c¨¢psula del tiempo que historiadores y arque¨®logos est¨¢n ansiosos de estudiar.
Han sido diecisiete a?os de dura labor para Margaret Rule y su equipo del Mary Rose Trust, cuyo presidente -y por diez veces submarinista- es Carlos de Inglaterra, pr¨ªncipe de Gales. El casco del hist¨®rico barco hab¨ªa sido depositado bajo el mar en una estructura met¨¢lica, de la que tir¨® una gigantesca gr¨²a flotante -Tog-Mor-. Una y otra vez se retras¨® este ¨²ltimo paso. Ayer mismo, con la estructura fuera del agua, un cable cedi¨® y las barras de metal pusieron en peligro el casco de este barco, que sobrevivi¨® durante 437 a?os en estas aguas al sur de Inglaterra, protegido en un espeso lodo.
Enrique VIII cen¨® la v¨ªspera del hundimiento
El casco sufri¨® alg¨²n da?o de menor importancia con este impacto, pero el incidente demostr¨® la dureza de su madera. El buque lleva el nombre de Mar¨ªa, duquesa de Suffolk y hermana del rey Enrique VIII de Inglaterra. Este hab¨ªa cenado en el buque insignia la v¨ªspera de su hundimiento, que se produjo a poco m¨¢s de una milla de la costa, cuando una flota de sesenta barcos ingleses zarp¨® para defenderse de una inminente invasi¨®n por las fuerzas francesas y sus 235 barcos preparados en Calais. El episodio hab¨ªa ca¨ªdo en el olvido popular, dominado por el miedo a una invasi¨®n espa?ola de la armada invencible.Se desconocen las causas del hundimiento del Mary Rose. Unos dicen que era un problema de dise?o. Otros, que iba sobrecargado. En efecto, el buque se hundi¨® con setecientos hombres -marineros, ca?oneros y soldados a bordo y con sus 91 ca?ones. Estaba en orden de batalla, y de ah¨ª su inter¨¦s hist¨®rico. Muy poco se sabe sobre el dise?o de los barcos de los Tudores que vinieron a transformar la idea medieval de un buque de guerra.
De lo que ya se hab¨ªa rescatado del Mary Rose se han sacado lecciones hist¨®ricas, as¨ª, se ha aprendido que los arqueros que llevaba a bordo -capaces de disparar entre doce y veinte flechas por minuto cada uno, con un alcance de trescientos metros- no serv¨ªan s¨®lo para las batallas terrestres al desembarcar, sino tambi¨¦n para enfrentarse en el mar con barcos enemigos.
Quinientos submarinistas
Pocos d¨ªas despu¨¦s de que Enrique VIII viera al Mary Rose hundirse ante sus propios ojos, comenz¨® la operaci¨®n de rescate. Hubo de ser abandonada. De nuevo se intent¨® una operaci¨®n similar en el siglo XIX. Cuando ya nadie se acordaba del Mary Rose, el periodista y submarinista aficionado Alexander Mckee lo descubri¨®, protegido por una capa de lodo, en 1965. El rescate del Mary Rose ha venido a costar unos ochocientos millones de pesetas y en ¨¦l han participado unos quinientos submarinistas aficionados. S¨®lo una docena de ellos eran profesionales.La estructura met¨¢lica fue depositada sobre una barcaza que la llevar¨¢ a un dique seco en Portsmouth. "La regaremos con agua fr¨ªa durante unos tres a?os", se?al¨® Margaret Rule. Entre tanto, se le a?adir¨¢n los trozos de madera del interior y del puente que fueron meticulosamente retirados bajo el mar. El Mary Rose ir¨¢ luego a reposar en Portsmouth, a la vera del Victory, del almirante Nelson.
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