El poeta Gabriel Celaya se casa hoy en Euskadi con su compa?era Amparitxu
Hoy, a la una de la tarde, se celebra en San Sebasti¨¢n el matrimonio civil de Rafael M¨²gica, de 71 a?os y Amparo Gasc¨®n, de 61. Se tratar¨ªa de un caso m¨¢s entre la mayor¨ªa de los ciudadanos acogidos a la ley de divorcio en Espa?a para regularizar su situaci¨®n si no fuera porque sus protagonistas son el poeta Cabriel Celaya y Amparitxu, la musa y destinataria de su obra, que ha sido su compa?era inseparable desde hace muchos a?os.
La pareja, que "aunque suene un poco cursi" se confiesa "tan enamorada como el primer d¨ªa", estar¨¢ acompa?ada en el acontecimiento, entre otros amigos, por el escultor Chillida, el pintor Carlos Sanz y el juez encargado de las nupcias, que ha resultado ser gran admirador de la literatura celayesca.Ellos, los contrayentes, hubieran querido casarse el pasado d¨ªa 8, la fecha de su encuentro, 36 a?os atr¨¢s. Cuando el ingeniero industrial y ya poeta Rafael M¨²gica vio la imagen de una mujer reflejada en el escaparate de una librer¨ªa donostiarra. Desde entonces no se separ¨® de ella, porque, como dice el poeta en uno de los m¨²ltiples versos que: le dedica en su obra, "fue Amparito, de repente real, de repente prodigio materialmente fijo, quien me salv¨® del caos cuando estaba perdido". Por todo eso y porque, como explica hoy el autor de Las cartas boca arriba, Lo dem¨¢s es silencio, Cantos ib¨¦ricos y su reciente Pen¨²ltimos poemas, "cuando uno va para viejo empieza a preocuparse de cosas que no hab¨ªa pensado en la vida", raz¨®n por la cual el poeta, que dice estar convencido de que "Amparo me sobrevivir¨¢ y yo no voy a durar tanto como Jorge Guill¨¦n, se lanz¨® al toro del casamiento "como siempre lo he hecho en mi obra, en la pol¨ªtica y en la vida".
Un hecho determinante en su decisi¨®n se debi¨® a los sinsabores que en relaci¨®n con los derechos de autor y la obra de Blas de Otero ha conocido Sabina de la Cruz, la compa?era del poeta muerto, del que escribi¨® Celaya: "Detr¨¢s de Blas de Otero, Blas de Otero me mira, / quiz¨¢ me da la vuelta y viene por mi espalda", hasta que, por fin, lleg¨® el ¨²ltimo papel concediendo el divorcio al ciudadano Rafael M¨²gica y poeta Gabriel Celaya. "Todo un largo y complicado proceso", se?ala el poeta, "en el que nos ha ayudado mucho el padre de la ley, Francisco Ord¨®?ez, quien se ha interesado mucho por nuestra historia". Ella, Amparo, declara por su parte que no ten¨ªa demasiado inter¨¦s en contraer nupcias, "porque he vivido muy tranquila al lado de Gabriel estos a?os, pero no ha habido manera de hacerle desistir del empe?o al aitite (abuelo, en vasco)", como ella llama al poeta.
Como mandan los c¨¢nones
La ceremonia ser¨¢ sencilla y breve y en cuanto a indumentaria, por lo que respecta a la novia ir¨¢ como mandan los c¨¢nones. "De blanco, eso s¨ª, aunque de sport, que es lo m¨ªo" (chaqueta y pantal¨®n de pana). "Y una orqu¨ªdea en la solapa, mi flor preferida". El: chaqueta azul, pantal¨®n gris y camisa blanca, "a la vasca", comenta Amparitxu, que en v¨ªsperas de la boda no consegu¨ªa vencer las resistencias del poeta hacia la corbata y, despu¨¦s, comeran en la parte vieja.Despu¨¦s, vuelta a Madrid, "donde estar¨¢n los editores", comenta el poeta y donde se esperan nuevos y pen¨²ltimos poemas de un Celaya que en su obra actual habla de la conciencia c¨®smica del hombre, "m¨¢s planetaria", dice el escritor, "respecto a la ingenua creencia de que toda la existencia gira en torno al hombre".
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