Vivito y coleando en el jard¨ªn
Extramuros la luna se detuvo. En la l¨¢pida del televisor de pronto apareci¨® la vida. Mi amigo Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos estaba vivo y coleando. La final del Planeta hab¨ªa hecho crisis y Jes¨²s se alzaba, se alz¨®, con los ocho millones. Me alegro.
La envidia de mi vida
Un r¨²stico de mi tierra me dijo: "Me jodo en la hora de las alabanzas". Escribir bien de alguien es como escribir su necrol¨®gica. En este a?o de gracia, en el que los ilustres est¨¢n cayendo como moscas y durante el cual los vivos hacen su agosto aventando piras funerarias a vuela pluma, lo normal ser¨ªa que ¨¦sta tambi¨¦n fuera una glosa por un literato muerto.
Porque Jes¨²s ha estado muy enfermo. Tanto, que yo estuve a punto de presentarme en la cl¨ªnica con sus obras completas para que me las llenase de aut¨®grafos, pues me preocupaba la fe notarial de que yo hab¨ªa sido amigo de un escritor. De un v¨¢lido" y digno escritor. La envidia de mi vida.
Debo reconocer, sin embargo, que no me importa nada que no se haya muerto. Es m¨¢s: casi me alegra, porque as¨ª puedo seguir disfrutando de ¨¦l. De su memoria de las cosas. De sus monjas visionarias del siglo XVI tantas veces recordadas en la soledad de mi dormitorio. De su cabeza rapada destacando con inipertinencia en la tertulia del caf¨¦. De sus catedrales de erudici¨®n. De sus bravos silencios frente a las formas pol¨ªticas que no tienen nombre. De su Jaque a la Dama. A la Vieja Dama que quer¨ªa llev¨¢rselo y no pudo. Y -no pudo porque en las oposiciones a la Literatura a¨²n quedan plazas por cubrir y Jes¨²s est¨¢ obligado a hincar los codos ante esa superficie espantosa y blanca del folio.
El folio es el testigo de cargo del crimen de escribir, es el tobog¨¢n de nuestros humores, el bal¨®n de ox¨ªgeno de nuestros amores bald¨ªos. El folio es la taza del retrete de nuestras frustraciones. Y Jes¨²s Fern¨¢ridez Santos todav¨ªa no ha cagado el Nobel. Todav¨ªa.
Pero a m¨ª lo que m¨¢s me fascina del folio es que te den ocho millones por ararlo. Porque as¨ª como a los c¨®micos ya se les puede enterrar en sagrado, tambi¨¦n es hermoso que a los literatos se les pueda enterrar en dinero. Y puesto que no se trata de escribir ahora la necrol¨®gica de un amigo muy querido, te deseo Jes¨²s, con toda mi alma, que disfrutes con salud de tus ocho millones en el jard¨ªn de la vida.
realizador de Televisi¨®n, Espa?ola y ex director de Esta noche, es miembro de la tertulia de la que forma parte Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos en el caf¨¦ Gij¨®n de Madrid.
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