Los polacos no se rinden
En los; ¨²ltimos meses, los pron¨®sticos no han cambiado. Las v¨ªctimas mortales de la pacificaci¨®n llevada a cabo el 31 de agosto no son m¨¢s que nuevos indicios de un tr¨¢gico proceso que se est¨¢ desarrollando. El aparato del poder estaba, y sigue estando, en un estado de guerra civilfr¨ªa contra la sociedad. Ese aparato constituye, incluidas sus farnilias y los jubilados de sus diversos servicios, de un 8% a un 10% del total de la sociedad. Dispone, sin embargo, de una superioridad aplastante sobre el resto de la poblaci¨®n gracias a las fuerzas armadas, su gr;do (le organizaci¨®n y a los medios t¨¦cnicos que tiene. No obstante, no est¨¢ en condiciones de aplastar la resistencia del resto de la sociedad. Dentro de ese resto, la generaci¨®n mayor constituye alrededor de la tercera parte de todo el pueblo. Esa- generaci¨®n, al principio de la ley marcial, ten¨ªa una postura conciliadora; tambi¨¦n la poblaci¨®n del campo, al principio de la ley marcial, asumid, una postura positiva, esperando que aumentar¨ªa la oferta de art¨ªculos industriales. Sin embargo, hoy d¨ªa, las esperanzas de reconciliaci¨®n de la generaci¨®n mayor sehan disipado definitivamente, y la poblaci¨®n agr¨ªcola, defraudada, ha pasado a posiciones abiertamente hostiles hacia el poder, limitando su producci¨®n, reduciendo al m¨ªnimo sus inversiones y limitando sustancialmente sus ventas de productos agropecuarios a las agencias estatales. Como consecuencia, la minor¨ªa de la poblaci¨®n entregada a una resistencia activa contra el poder goza de un respaldo sensible de la mayor¨ªa, que guarda silencio, pero que odia al poder.OdioEsta situaci¨®n es un fen¨®meno desconoci do hasta ahora en la historia de Polonia Muchas veces hubo en el pasado polaco conflictos internos, pero jam¨¢s fueron demasiado profundos o se caracterizaron por un cidio tan tremendo.Las causas de esta nueva situaci¨®n radi can en que el estado de guerra ha asestado un golpe muy duro al ¨¢rea ps¨ªquica m¨¢s sen sible de: los polacos, el ¨¢rea de la dignidad nacional. Ese sentido de dignidad, particularmente vivo en el pueblo polaco, tiene sus or¨ªgenes en la cultura de la Polonia de la nobleza, y, es un elemento insoslayable de lageopol¨ªtica de esta parte de Europa. En Polonia se perdonan incluso los cr¨ªmenes,'pero jam¨¢s las humillaciones.En el momento actual, las generaciones mayores carecen ya de argumentos v¨¢lidos para contener a la juventud ante la organizaci¨®n de un levantamiento armado; la juventud parece no entender que respondiendo con el terror a los m¨¦todos terroristas del poder no conseguir¨¢n m¨¢s que un impulso de la violencia y de la muerte. Por su parte, el poder tampoco parece entender que incluso las figuras m¨¢s relevantes de sus filas pueden ser alcanzadas por los terroristas. Es muy diricil prever el desarrollo de los acontecimientos; es posible que el terror se manifieste en atentados de tipo anarquista, enfilados contra los funcionarios del r¨¦gimen y peligros¨ªsimos tambi¨¦n para la poblaci¨®n civil, pero tambi¨¦n es posible que adquieran las caracter¨ªsticas de los atentados de la gendarmer¨ªa de los insurrectos de 1863, de los combatientes de la revoluci¨®n de 1905 o de la resistencia antifascista de los tiempos de la ocupaci¨®n hitleriana, que eran actos sumamente selectivos.
La segunda variante parece m¨¢s probable, ya que la juventud la conoce muy bien gracias al cine, y sabe que siempre goz¨® de la aceptaci¨®n de la sociedad. No obstante, es difficil predecir, ya que sabemos muy poco sobre c¨®mo es nuestra juventud.ResistenciaTambi¨¦n es posible que la resistencia y el boicoteo declarado al poder por muchos medios profesionales y locales se convierta poco a poco en una campzffla nacional programada, que alcance niveles jam¨¢s antes conocidos y mucho mayores que los que consigui¨® el movimiento de Ghandi en la India. S¨®lo una cosa es segura: los polacos no se rinden. Tengo que recordar aqu¨ª que tras la implantaci¨®n de la ley marcial por el zar de Rusia, en 1861, se produjeron pacificaciones de la poblaci¨®n sumamente sangrientas, pero, a pesar de todo ello, ya en 1863 se produjo la sublevaci¨®n nacional de enero,
q'lo f
ue so ue aplastada porque los ej¨¦rcitos zaristas ten¨ªan diez veces m¨¢s hombres que los insurrectos polacos.
Los medios intelectuales polacos, que antes del 13 de diciembre de 1981 trataban de jugar el papel de mediadores, han sido paralizados. El poder ha exigido de los intelectuales que se subordinen incondicionalmente, y para conseguir la obediencia ha intimidado a unos y ha intemado a otros. Sin embargo, lo ¨²nico que el poder ha conseguido es el boic¨® y la hostilidad de los intelectuales. La jerarqu¨ªa de la Iglesia, que exhort¨® a la poblaci¨®n a no salir a la calle el 31 de agosto, con lo que retuvo en sus casas en el ¨²ltimo momento a millones de polacos, ha visto sensiblemente resentidas sus influe-ncias, aunque es probable que logre recuperar el terreno perdido.
La credibilidad de? poder, m¨ªnima despu¨¦s del 13 de diciembre, ha dejado de existir ya en la pr¨¢ctica, porque el poder viola sus propios compromisos y promesas m¨¢s solemnes. Un ejemplo es la abolici¨®n de todo tipo de responsabilidad por los actos cometidos antes del 13 de diciembre. El poder empieza a perder tambi¨¦n la confianza de su propio aparato, que teme cada vez m¨¢s que tendr¨¢ que pagar por la cat¨¢strofe final.
Por el momento, hay una situaci¨®n de empate, que seguramente continuar¨¢ durante un tiempo, aunque la crisis seguir¨¢ agrav¨¢ndose. Seg¨²n los c¨¢lculos existentes, ya ahora la tercera parte de la poblaci¨®n urbana padece de una subalimentaci¨®n cr¨®nica. Las reservas financieras de la sociedad se van agotando; es muy probable que, entrado el oto?o, las tensiones pol¨ªticas se ver¨¢n aumentadas por manifestaciones masivas de gente desesperada y carente de perspectivas esperanzadoras. Todo esto significa que'estamos a¨²n muy lejos de - una tregua en la guerra que se libra.Salidas?Qu¨¦ salidas hay? para perfilar una soluci¨®.n hay que tener en cuenta ante todo que los polacos no renunciar¨¢n a la resistencia, ya que los ¨²ltimos doscientos a?os son una era de resistencia casi ininterrumpida. No obstante, la soluci¨®n del problema polaco no est¨¢ hoy en d¨ªa en manos polacas. Es posible que las autoridades y sus aliados sovi¨¦ticos hayan optado por la concepci¨®n del estadista rusa Stolypin, quien, frente a la revoluci¨®n de 1905, dijo: "Primero, restablecer el orden, y luego, las reformas". Pero incluso esa variante no est¨¢ garantizada por el poder. Asimismo, hay que suponer que losc¨ªrculos que deciden sobre la. pol¨ªtica llc da a cabo en Polonia han o- tado por
.p soluci¨®n como la que se logr¨® en Hungr Checoslovaquia, o sea, la capitalizaci¨®n tal de la sociedad o por la variante de la zuela llena de agua hirviendo coronada una tapa muy gruesa y dura. La primera sib¨ªfidad tiene que estar basada en un co *cimiento totalmente insuficiente y falso los polacos y de su esp¨ªritu, mientras qu segunda parece admitir una desestabil ci¨®n continua de la situaci¨®n en Polonia 3 permanente estado de efervescencia. 1 segunda variante se antoja absurda, por es evidente que todas las fuerzas consci tes del pueblo polaco est¨¢n dispuestas a rantizar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica una alia s¨®lida, as¨ª como la participaci¨®n del Est polaco en el Tratado de Varsovia y e Consejo de Ayuda Mutua Econ¨®mica. T bi¨¦n es evidente que la democracia en P nia no aniquilar¨ªa, ni muchomenos, las ses del r¨¦gimen socialis Desafortunadamente, es imposible sabei qu¨¦ basan sus c¨¢lculos los c¨ªrculos que
a determinar cu¨¢l de las dos variantes, la Stolypin o la de la cazuela, ser¨¢ aplicada Polonia y por qu¨¦ no se buscan otras s ciones.DiplomaciaEs probable que una inteligente diplo cia secreta podr¨ªa conseguir (le los c¨ªrcu que determinan el futuro de Polonia una visi¨®n de sus c¨¢lculos y un examen m¨¢s segado y objetivo de la realidad, pero yo, s afortunadamente, desconozco ( diplomacia. Por el contrario, la variante d, cazuela con agua hirviendo parece agrada todos: a la URSS, porque ¨ªntimida a aq llos que quisiesen copiar a los polacos; a dem¨¢s pa¨ªses del bloque sovi¨¦tico, porc mientras exista el problema polaco la UR centrar¨¢ su atenci¨®n en Polonia, y no ellos; a Occidente, porque el problema pc co debilita a la URS S y limita su campo maniobra.
?Y los polacos? Los polacos resistir porque han resistido cosas mucho peor En los ¨²ltimos doscientos a?os, los pola vieron siete hecatombes de sus generac nes j¨®venes, siete hecatombes motivac por la lucha por la libertad. Es posible q consigan evitar una octava hecatombe, p( en el caso de que no lo logren nos¨®lo polacos pagar¨¢n un alto precio, lo cual es, naturalmente, ning¨²n consuelo.
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