Lo que los programas electorales ofrecen a las mujeres
Muchas, variadas y contradictorias cosas ofrecen los programas electorales a las mujeres. Y si de justicia es reconocer que la obligada atenci¨®n al tema por parte de los pol¨ªticos de todos los pelajes es por s¨ª misma una conquista, ello exige analizar con atenci¨®n la oferta. Porque, alo peor, la imperiosa realidad social de la emancipaci¨®n femenina, hoy con carta de ciudadan¨ªa en el tinglado pol¨ªtico, es terreno propicio, para toda demagogia y oportunismo.
Aplicando un m¨¦todo de an¨¢lisis que, al menos para este caso, parece v¨¢lido y que se enuncia "por sus contradicciones los conocer¨¦is", veremos que, si bien ¨¦stas existen en todos los programas, adquieren una densidad especial en aquellas formaciones pol¨ªticas que no renuncian a la familia de corte tradicional, a la que dicen situar en la base de la organizaci¨®n social. As¨ª, el programa de AP, que aboga por "la necesidad de la incorporaci¨®n de las mujeres a la sociedad", as¨ª como por su "derecho al conocimiento para elegir y por una libertad real de elecci¨®n", no tiene empacho en arrancar su razonamiento de una expl¨ªcita "defensa de la naturaleza femenina y de los valores tradicionales y espirituales", sin que, por supuesto, los colaboradores del se?or Fraga se molesten en explicarnos c¨®mo se compaginan dichos valores, tan contundentes respecto a la suerte de las mujeres, con la libertad de decisi¨®n y acci¨®n prometida. Pero, en honor a la verdad, hay que decir que la nebulosa que los aliancistas mantienen respecto a la situaci¨®n de la mujer en el hogar y fuera de ¨¦l es lo suficientemente elocuente para saber que nuestro lugar est¨¢ en la familia, y lo dem¨¢s es algo que, en todo caso, se nos dar¨¢ por a?adidura,UCD, que aboga tajantemente por la no discriminaci¨®n de las mujeres en el trabajo asalariado, a continuaci¨®n nos ofrece "modalidades especiales de contrataci¨®n que permitan el trabajo de la mujer". Y, no contentos con brindarnos esta especialidad, que, como sabemos, es fuente de toda discriminaci¨®n, y adem¨¢s de recordarnos que hay un trabajo en el hogar nuestro y s¨®lo nuestro, nos promete "una jubilaci¨®n anticipada para la mujer trabajadora que haya simultaneado el cuidado y educaci¨®n de los hijos". Este gesto de UCD de arrebatarnos el trabajo, justo cuando ya tampoco tenemos hijos que cuidar, es sencillamente conmovedor.
Amas de casa y Seguridad Social
Adem¨¢s, UCD y AP se muestran de acuerdo en la curiosa promesa de incluir a las amas de casa en la Seguridad Social. La curiosidad de la oferta consiste en que, defendiendo ambos partidos a la familia como unidad fiscal, econ¨®mica y emocional, repentinamente hagan este desgaje del ama de casa. Pero m¨¢s chocante resulta que quede en el secreto sumarial de qu¨¦ modo dicha ama de casa acceder¨¢ a estas prestaciones. Como, por definici¨®n, estas mujeres no tienen trabajo remunerado, de tener que cotizar lo har¨ªa a expensas del salario del marido. Si, por el contrario, no media cotizaci¨®n alguna, no se qu¨¦ resulta m¨¢s ins¨®lito de esta oferta electoral: si el desinteresado reconocimiento de las tareas caseras por parte del contribuyente o la profunda contradicci¨®n que este nuevo gasto supondr¨ªa para el recorte del gasto publico que ambos partidos propugnan.
Tambi¨¦n en este punto las paradojas m¨¢s sustanciosas corren a cargo de aquellos programas que, sin recatarse de hablar de dignidad , igualdad y otras abstracciones para las mujeres, cuando llega el concreto hecho de la reproducci¨®n ni siquiera hablan claramente de anticoncepci¨®n. Pero aun aquellos que se manifiestan abiertamente sobre el tema no est¨¢n exentos de graves contradicciones. As¨ª, el PSOE, que titula uno de sus puntos program¨¢ticos "Por una maternidad deseada", centra su alternativa en la libertad de la mujer a acceder a la maternidad. Y si ello es correcto, por un lado, la propuesta queda incompleta, al no prever campa?as de informaci¨®n a escala estatal, con lo cual desatiende a las mujeres m¨¢s desfavorecidas, que por ignorancia, temor o los imperativos que sean jam¨¢s asistir¨¢n a los centros de planificaci¨®n. Pero la mayor contradicci¨®n de este partido es hurtar a la maternidad su trascendencia social, que empalma directamente con el problema demogr¨¢fico. Ello supone dejar expedito el camino para viejas manipulaciones sobre las mujeres. Que el PSOE no aborde la sin duda vidriosa cuesti¨®n de compaginar el aspecto individual de la maternidad con el social es, al menos, ignorancia culpable.
Es evidente que la derecha ha enarbolado el aborto como bander¨ªn de enganche. In¨²til ser¨ªa en este espacio razonar la falta de credibilidad que arrojan los argumentos antiabortistas, tanto por el seudocientificismo sobre el que se apoyan como por el entorno reivindicativo en el que la cacareada defensa de la vida se hace. Pero aqu¨ª s¨ª quiero resaltar la incongruencia del PCE y de otras organizaciones de izquierda al fomentar el valor simb¨®lico que la derecha da al indeseado hecho del aborto. Indeseado, por ser el anticonceptivo m¨¢s peligroso, triste, molesto y costoso de cuantos existen.
Por ello es un grave error del PCE el ofrecer el aborto como reivindicaci¨®n prioritaria, dejando, al menos en la redacci¨®n del programa, la planificaci¨®n familiar en segundo t¨¦rmino. Y, por el mismo motivo, me parece un acierto que el PSOE lo incluya, sin m¨¢s, en la reforma del C¨®digo Penal. Sin embargo, es discutible la decisi¨®n de este partido de contentarse con el aborto terap¨¦utico. En primer lugar, los abortos clandestinos son una realidad demasiado cruda para andarse con rodeos. En segundo lugar, para los antiabortistas, tan abortista es el PSOE con rebajas como sin ellas. La cautela mostrada por los socialistas parece gratuita comparada con los peligros que un PSOE triunfante tendr¨¢ que conjurar.
Para los interesados por el tema de la emancipaci¨®n femenina, a estas alturas deb¨ªa quedar clar¨ªsimo que nada cambiar¨¢ si, mediante la educaci¨®n, no se cambia la psicolog¨ªa, roles y estereotipos sexuales. Por eso llama la atenci¨®n la escasa dedicacion al tema. El PCE, ni lo nombra. UCD habla de igualdad en el acceso a la ense?anza, pero nada dice de la calidad de la misma a este respecto. Y el PSOE, que le dedica cierta extensi¨®n, cae en pormenores a veces incomprensibles, como esa frase que, trayendo efluvios de Secci¨®n Femenina, habla de la "inclusi¨®n en los planes de estudios de EGB de los conocimientos necesarios para el cuidado personal de ni?os y ni?as", mientras se echa de menos las l¨ªneas maestras de una pol¨ªtica encaminada a erradicar el sexismo de la educaci¨®n. Como grave es, en este sentido, no hacer referencia a la televisi¨®n,ya que a trav¨¦s de ella los ni?os de ambos sexos interiorizan actitudes sexistas bastante antes de pisar las aulas escolares.
A modo de conclusi¨®n, es evidente que en todos los programas hay insufiencias y paradojas, pero parece f¨¢cil reconocer que el alcance y significacion de ¨¦stas difieren sustancialmente. Mientras que en unos programas la naturaleza de las contradicciones o la imposibilidad de cumplir lo prometido evidencian el oportunismo, en otros sus fallos parecen m¨¢s el resultado de caracer de bases te¨®ricas correctas donde apoyar sus alternativas que de voluntad para enfrentar el problema.
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