El editor Cendr¨®s declara en el pleito por los derechos de 'Fausto' en catal¨¢n

El editor catal¨¢n Joan Baptista Cendr¨®s ha declarado ante el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 4 de Barcelona, a ra¨ªz de una querella presentada contra ¨¦l por un presunto delito de injurias y en la que se le reclaman cinco millones de pesetas. Es un nuevo episodio en la guerra del Fausto catal¨¢n.El caso judicial se inici¨® en noviembre de 1981, coincidiendo con el 150 aniversario de la muerte de Goethe, cuando dos editoriales barcelonesas lanzaron al mercado la reedici¨®n de Fausto, la obra cumbre del escritor alem¨¢n, utilizando, en ambos casos, la traducci¨®n al catal¨¢n realizada en 1938 por el poeta Josep Mar¨ªa Lleonart. Esta reedici¨®n signific¨® el inicio de un complicado litigio judicial, a ra¨ªz del cual ha sido requerido judicialmente el editor.

Derechos de propiedad

En el invierno de 1981, al tener conocimiento de que la Editorial 7 i 1/2, preparaba la reedici¨®n del Fausto, Joan Baptista Cendr¨®s, propietario de Ediciones Proa y Editorial Ayma, asegur¨® que su grupo pose¨ªa los derechos de propiedad de la mencionada traducci¨®n, ya que Josep Mar¨ªa Lleonart hab¨ªa realizado este trabajo en 1938 por encargo de Proa.El editor Cendr¨®s plante¨® una querella contra los responsables de la Editorial 7 i 1/2, por presunta apropiaci¨®n indebida, en la que reclamaba una indemnizaci¨®n de cinco millones de pesetas. Coincidiendo con esta acci¨®n, Joan Baptista Cendr¨®s envi¨® a la prensa una carta en la que se acusaba a la Editorial 7 i 1/2 de haber cometido "un vulgar atraco". Estas declaraciones motivaron que la editora denunciada respondiera a su vez con una querella por injurias.

El abogado Buenaventura Castellanos, en nombre de Editorial 7 i 1/2, plante¨® la querella en el juzgado de guardia el pasado mes de marzo, reclamando una indemnizaci¨®n de cinco millones de pesetas, as¨ª como la rectificaci¨®n p¨²blica de las manifestaciones de Cendr¨®s. Al no llegar a un acuerdo en la conciliaci¨®n, la querella fue admitida a tr¨¢mite. El editor Cendr¨®s fue llamado a declarar ante el juzgado, pero el acto qued¨® suspendido, por acuerdo de ambas partes, al considerar que era imprescindible la presencia del juez instructor en el interrogatorio.