Elisa P¨¦rez Vera: "Nunca me he sentido acomplejada en un mundo masculino"
Elisa P¨¦rez Vera, 42 a?os, catedr¨¢tica de Derecho Internacional, se ha convertido en la primera mujer rectora de universidad de Espa?a. Elisa, que fue la cuarta mujer en el mundo que obtuvo el diploma de la Academia de Derecho Internacional de La Haya, colabora desde hace a?os con el Ministerio de Asuntos Exteriores en asuntos espec¨ªficos, ha sido varias veces delegada en la Conferencia de Derecho Internacional Privado de La Haya en calidad de experta, y en esta misma conferencia fue nombrada m¨¢s tarde ponente del convenio sobre aspectos civiles del secuestro internacional de menores.
La conferencia, creada en el siglo pasado, no hab¨ªa tenido nunca una ponente femenina y tampoco de nacionalidad espa?ola. Est¨¢ tambi¨¦n vinculada a la Escuela Diplom¨¢tica, a cuya junta de gobierno pertenece. Y, adem¨¢s, es asesor jur¨ªdico de la Conferencia para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, y algunas cosas m¨¢s."Es toda mi vida dedicada al Derecho internacional, porque a m¨ª no me gusta el bufete sino la investigaci¨®n y la ense?anza".
Lo m¨¢s importante en la vida de Elisa es la universidad, y por eso ha competido con otros dos candidatos por el rectorado de la UNED, la Universidad a distancia. "La universidad me interesa como instituci¨®n y como instancia investigadora dedicada a la docencia. Cualquier rama del conocimiento, para que sirva, debe hacerlo en diversos campos. Si eres un experto en Derecho Internacional Privado es tan importante la formaci¨®n de juristas como la elaboraci¨®n de normas encaminadas a mejorar y vigilar la sociedad".
Ser mujer es lo que hace de Elisa una noticia. "Mi padre no hizo distinci¨®n en cuanto a la educaci¨®n de chicos y chicas y esto me ha dado seguridad en una sociedad y en un medio donde ser mujer es, por lo menos, algo ex¨®tico. Yo nunca me he sentido acomplejada en un medio masculino; cuando me he visto contemplada como algo distinto, he jugado con el factor sorpresa, con la expectaci¨®n".
En la siguiente cuesti¨®n, Elisa duda, no quiere herir susceptibilidades, al final termina por ser sincera: "Me siento totalmente mujer, no soy antifeminista, pero tampoco he jugado nunca la carta del feminismo; eso s¨ª, estoy en contra de la discriminaci¨®n por el sexo".
Especialista en materias de nacionalidad y Derecho de familia, explica c¨®mo ¨¦ste va cambiando de acuerdo con las necesidades sociol¨®gicas, y tienden a reducirse las normas legales, sobre todo las que regulan las relaciones personales de los c¨®nyuges, acept¨¢ndose, por ejemplo, las uniones de hecho, "esto es en Europa, claro, aunque desde hace unos cinco a?os hay una vuelta a un mayor formalismo. En Espa?a, el rechazo inicial a la instituci¨®n legal rara vez se mantiene m¨¢s all¨¢ del primer hijo. Las uniones de hecho consolidadas son escasas".
Pero Elisa ahora se prepara para ejercer la tarea de rectora, para ocupar un cargo t¨¦cnico, cosa que hasta ahora siempre hab¨ªa rechazado: "Porque le debo mucho a la universidad y le he dado poco. La Universidad a Distancia es, adem¨¢s, como un desaf¨ªo, es la gran desconocida y, sin embargo, realiza una labor social impresionante. Llegar a un alumno al que no puedes ver exige mayor atenci¨®n y medios diferentes de los habituales. Hay que transmitir conocimientos por encima del contacto personal, y hay que hacerlo porque la UNED se dirige a un tipo de alumnos que merecen ayuda".
Y, por eso, Elisa se meti¨® en una campa?a electoral dentro de la universidad: "Se trata de hacer un examen de conciencia, de abrir un debate sobre los problemas de la universidad desde el momento en que esta se plantea qui¨¦n va a ser su equipo rector. Las elecciones en la universidad no son sino una oportunidad de replanteamiento".
Elisa, que no pertenece ni ha pertenecido a ning¨²n partido pol¨ªtico, -"porque creo que el intelectual es un mal pol¨ªtico y yo aspiro a una libertad de opini¨®n poco compatible con cualquier militancia"-, que le gusta el cine y dice que entiende, que ha viajado y viaja, s¨®lo echa una cosa de menos: "Echo de menos, en abstracto, mi propia familia. No fue una opci¨®n consciente sino una incompatibilidad, pero soy feliz porque quiero ser feliz".
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