"No ten¨ªa otra salida que la huelga de hambre", afirma el constructor que cobro al Insalud
Manuel Benavente, de sesenta a?os, aparejador y constructor de obras, ha hecho verdad por una vez el t¨®pico de la tozudez aragonesa. Dos meses y medio de huelga de hambre, en dos fases, han servido de resorte final para conseguir el cobro de m¨¢s de cien millones de pesetas que le adeudaba la Administraci¨®n desde hace casi diez a?os, situaci¨®n que le oblig¨® a subastar sus propiedades.
Este empresario se siente orgulloso ahora de la actitud que adopt¨®. Antes no hab¨ªa sido capaz ni de estar un d¨ªa a fruta para rebajar peso y ahora ha perdido casi veinte kilos. De todos modos hay una idea que ha alimentado su ayuno: "La esperanza de que iba a conseguirlo y que no hab¨ªa otro camino para cobrar".Hombre enormemente singular, su caso resulta in¨¦dito en muchos aspectos. Benavente es un empresario y su deudor un organismo oficial, el Insalud ahora, o el Instituto Nacional de Previsi¨®n cuando empez¨® la historia. "Ellos han sido siempre los mismos, menos el gerente de obras, que es un cargo nuevo y ha querido arreglar el problema, los otros son los mismos de siempre", comenta ¨¦l al respecto. La huelga y la publicidad dada a la misma han movido monta?as. En menos de un mes se agiliz¨® la burocracia, se dictaron dos decretos y se lleg¨® a admitir -previo urgent¨ªsimo informe- hasta el pago de intereses por el retraso. Manuel Benavente es hombre de mentalidad pr¨¢ctica, al que se ve acostumbrado a andar por asuntos legales. Cada argumento lo acompa?a de fechas exactas y hasta de pruebas gr¨¢ficas. Tiene m¨¢s de cuarenta archivadores de cart¨®n con la documentaci¨®n generada por su historia. "He recurrido a recomendaciones, a la ley, a entrevistas, a cartas violentas, he escrito a todos los ministros que han ido pasando en este tiempo, al Rey, a los peri¨®dicos", dice para explicar su decisi¨®n de ir a la huelga de hambre. Incluso lleg¨® a maquinar acciones de intimidaci¨®n a ciertos funcionarios que "nos arruinaron porque s¨ª o a lo mejor porque les quit¨¢bamos las obras a las empresas grandes", pero no se sinti¨® capaz y al final opt¨® por la huelga de hambre.
?poca de prosperidad
El industrial aragon¨¦s es el ejemplo t¨ªpico del hombre hecho a s¨ª mismo. Aparejador municipal del Ayuntamiento de Alca?iz, comenz¨® en 1950 a hacer peque?as obras, que poco a poco fueron ganando en envergadura. Tras pedir la excedencia, fund¨® una empresa, que en 1964 -con los doce obreros que hab¨ªan trabajado con ¨¦l como accionistas- se convertir¨ªa en sociedad an¨®nima, Benasa. Lleg¨® entonces la prosperidad: Benasa consigui¨® la adjudicaci¨®n de las obras de la residencia sanitaria de Ibiza, las de ampliaci¨®n de la de Jerez de la Frontera y las de la residencia de C¨¢ceres. Y aqu¨ª empezaron los problemas. Seg¨²n Manuel Benavente, su empresa consigui¨® la contrata por 156 millones de pesetas, frente a Huarte, que ofert¨® 165 millones, pero casi al t¨¦rmino de la obra se le retir¨® el trabajo y se le concedi¨® a otra empresa por 280 millones de pesetas.Benavente se arruin¨¦ y todo lo que hab¨ªa levantado se hundi¨®. Hubo que subastar la finca, el ganado, los 6.000 melocotoneros, los terrenos y edificios de la empresa (que por entonces hab¨ªa llegado a tener una plantilla de trescientos trabajadores) para pagar a los acreedores, algunos de los cuales cayeron con ¨¦l. En la actualidad debe entre 95 y cien millones de pesetas (trece a la Seguridad Social, doce a Hacienda y el resto a particular) y espera obtener del Insalud, tras el acuerdo logrado, m¨¢s de 120 millones de pesetas. Los acreedores, en l¨ªneas generales, le apoyan.
Cansado de gestiones, en octubre del a?o pasado inici¨® su primera huelga de hambre, de veintiocho d¨ªas, de la que s¨®lo obtuvo promesas. "Despu¨¦s no me hicieron ya ni caso y eso que me ayud¨® mucho el diputado socialista Pedro Bofill, que me consegu¨ªa las entrevistas, pero hacia el verano ya ni me recib¨ªan", se?ala.
La segunda huelga de hambre, este mes y medio que acaba de concluir, la planific¨® a conciencia. Se decidi¨® a emprenderla despu¨¦s de convocarse las elecciones porque, seg¨²n comenta, "si me pillan en medio no me hubiera servido de nada, hubiera tenido que volver a empezar". Primero se prepar¨® f¨ªsicamente comiendo cuanto pod¨ªa para tener reservas. Se dirigi¨® despues a su primer hospedaje, la parroquia de Bel¨¦n, de Zaragoza, pero estaba ocupada por los trabajadores de Vitrex, encerrados tambi¨¦n por un conflicto, y acab¨® en la de San Mateo, en el barrio de Las Fuentes. "Hay que buscar siempre iglesias progres, aunque a ellos no les guste ese nombre", justifica su elecci¨®n, "y la verdad es que te apoyan totalmente, se preocupan mucho de los problemas de los pobres".
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