La bomba de las once
Puntual, fiel y perseverante, virtudes poco frecuentes en nuestros lares, aparece en el edificio de los juzgados de la plaza de Castilla, all¨ª donde la capital de la naci¨®n empieza a ser provincia, en la frontera del tomillo y la poluci¨®n, nuestra amiga la bomba de las once, evidencia irrefutable de la inoperancia de un Estado que se rinde inerme a la leve amenaza de la presentida aparici¨®n de nuestra ya casi entra?able compa?era.?De d¨®nde viene esta desconocida dama? ?Qui¨¦n la invoca? ?Es en realidad una aparici¨®n o una realidad tangible y concreta?
?Hasta cu¨¢ndo el Estado -Hamlet de la indecisi¨®n pol¨ªtica- tolerar¨¢ su presencia? ?Cu¨¢ndo tomar¨¢ las armas contra ese arsenal de amenazas y, haci¨¦ndolasfrente, acabar¨¢ con ellas? ?Es que acaso la democracia debe soportar las afrentas y congojas, las insolencias del poder y nunca va a decidirse a superar su propia conciencia de debilidad y resolver con eficacia las vejaciones que su paciente m¨¦rito recibe de sus indignos enemigos?
Que me perdone la memoria de don William, pero no acierto a encontrar palabras propias para expresar mi indignaci¨®n ante la afrenta del soberbio poder, los desdenes de la autoridad que la alentada presencia de la bomba (The eleven bomb o'clock) origina en los intereses de nuestra ya violentada justicia, la acumulaci¨®n de tardanzas en tantas y tantas causas que esperan anhelantes una soluci¨®n al menos equitativa, ya que jam¨¢s pudieron alentar la esperanza de que adem¨¢s de equitativa fuese puntual. Lo m¨¢s triste de todo es que los cacheos, las prevenciones y cautelas policiales sobre abogados y comparecientes poca utilidad pr¨¢ctica parecen te-
Pasa a la p¨¢gina 10
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.