Fraga, un 'n¨²mero uno' que qued¨® segundo
Manuel Fraga Iribarne, natural de Villalba, provincia de Lugo, en la Galicia interior, cumplir¨¢ el 23 de noviembre pr¨®ximo 61 a?os de edad. Es hijo de Manuel Fraga Bueno emigrante a Cuba donde cas¨®, justo antes de retornar, con Mar¨ªa Iribarne Duboix. Bajo la dictadura de Primo de Rivera Manuel Fraga Bueno fue nombrado alcalde de Villalba y tras la Rep¨²blica, que le ofreci¨® continuar en el puesto, volvi¨® a tomar la vara edilicia con Franco. Con los a?os, la casa natal de Fraga Iribarne en el campo de la feria, frente a la alameda de Basante de Olano, acabaria llevando el nombre de General¨ªsimo Franco. All¨ª continu¨® viviendo muchos a?os su t¨ªa Amadora, una de las escasas mujeres -afirma el inolvidable Francisco Cerecedo- que han influido en su vida. Hizo sus estudios de bachillerato en el instituto de ense?anza media lucense aunque el examen de ingreso lo realizara en el de La Coru?a. Parece que en su adolescencia quiso ser marino pero no lleg¨® a ingresar en la escuela naval.En 1937, a los quince a?os de edad, se apunt¨® a la Falange porque "era lo mas interesante en aquel momento" seg¨²n afirmaci¨®n propia aunque el jefe entonces de la organizaci¨®n juvenil de Villalba, su amigo Eimil, recuerda que "no participaba casi nada en nuestras actividades". En 1939 inicia sus estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela, que luego prosigui¨® en la Complutense de Madrid al trasladarse a la misma el catedr¨¢tico de Derecho Pol¨ªtico Carlos Ruiz del Castillo. Luego, seg¨²n el autor antes citado, busc¨® otros protectores como Fernando Mar¨ªa Castiella, Esteban Bilbao, Joaqu¨ªn Ruiz Gim¨¦nez, Jos¨¦ Luis Arrese, Pedro Nieto Ant¨²nez y Luis Carrero Blanco. Ya en 1941, con s¨®lo 19 a?os, un amigo, Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora, en su primer libro, Paradojas, describe a Manuel Fraga en estos t¨¦rminos: "Es alto, de constituci¨®n atl¨¦tica y el gesto fruncido, un poco c¨®mico. Anda como los fil¨®sofos de opereta: a grandes pasos... quiere ser ministro y hacer una legislaci¨®n nueva. Remover a la naci¨®n... Detesta los versos y los ensayos. .. Comulga todos los d¨ªas y mira siempre con un aire de superioridad".
En 1945 inicia sus triunfos de opositor con el primer puesto como Letrado de las Cortes. En 1946 ingresa con el n¨²mero uno en la Escuela Diplom¨¢tica. En 1948 gana con el n¨²mero uno la c¨¢tedra de Derecho Pol¨ªtico de la Universidad de Valencia, que no llega a desempe?ar porque solicita inmediatamente la excendencia. Y en diciembre de 1953 ve truncada su carrera de n¨²mero uno en las oposiciones a c¨¢tedra de Teor¨ªa del Estado de la Universidad de Madrid, donde obtiene el n¨²mero dos, detr¨¢s del profesor Carlos Ollero. Militante del SEU (Sindicato Espa?ol Universitario de Falange Espa?ola) que le nombr¨® delegado de curso y le concedi¨® el V¨ªctor de Plata, en 1956 se integr¨® en el equipo de Jos¨¦ Luis de Arrese cuando fu¨¦ nombrado ministro secretario general del Movimiento. Antes fue asiduo tambi¨¦n de la poderosa Asociaci¨®n Cat¨®lica Nacional de Propag¨¢ndistas (ACN de P) a la que Franco conced¨ªa invariablemente una cuota de representaci¨®n en todos sus gobiernos.
Bajo el patrocinio de Ruiz Gim¨¦nez, nombrado ministro de Educaci¨®n Nacional en 1951, Manuel Fraga consigui¨® acceder al Instituto de Cultura Hisp¨¢nica. En 1957 una nueva crisis ministerial arrastra la ca¨ªda de Arrese y brinda la aparici¨®n en escena de algunos hombres del Opus Dei como Alberto Ullastres, Mariano Navarro Rubio y Laureano L¨®pez Rod¨®. Otro hombre de esa misma procedencia, Fernando Herrero Tejedor, facilita entonces el nombramiento de Fraga como Delegado Nacional de Asociaciones de la Secretar¨ªa General del Movimiento. En 1961 se instala en el Instituto de Estudios Pol¨ªticos y en 1962 prologa, con un texto inolvidable, la reedici¨®n de la obra de Carrero Blanco "Espa?a y ¨¦l mar". El 10 de julio de aquel mismo a?o se hizo cargo del ministerio de Informaci¨®n y Turismo para sustituir a Gabriel Arias Salgado.
Siete a?os permaneci¨® en el desempe?o de la cartera, que perdi¨® tras la refriega del asunto Matesa con los hombres de la Obra en agosto de 1969. El discurso del cesante, el 29 de octubre, durante el que no pudo contener las l¨¢grimas, fue toda una velada acta de acusaci¨®n a esos hombres pero nada le impidi¨® hacer su reentrada pol¨ªtica de 1977 incluyendo entre Los siete magn¨ªficos de Alianza Popular a Laureano L¨®pez Rod¨®.
Dentro de su primera gesti¨®n ministerial destaca la campa?a organizada en 1964 con ocasi¨®n de los XXV a?os de paz. En 1965 vot¨® en favor de la separaci¨®n de los profesores Enrique Tierno Galv¨¢n, Jos¨¦ Luis Aranguren y Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo de sus c¨¢tedras, despu¨¦s de algunos incidentes estudiantiles. En 1966 impuls¨® la Ley de Prensa que ven¨ªa a sustituir otra disposici¨®n de guerra, obra de Ram¨®n Serrano Su?er. Todo el mundo reconoce que esta ley abri¨® una brecha informativa en el r¨¦gimen de Franco, pero las 460 sanciones impuestas por el ministro indican c¨²al fue el alto precio que hubo que pagar.
Tras su cese en el Gobierno, tras una temporada de despecho y
Fraga, un 'n¨²mero uno' que qued¨® segundo
distancia relativa con discursos y conferencias sembrados de cr¨ªticas constructivas, Manuel Fraga fue nombrado embajador en Londres en 1973.El 18 de noviembre de 1975, 36 horas antes de la muerte de Franco, Fraga regresaba a Barajas dispuesto a jugar de protagonista. En el gobierno constituido por Carlos Arias Navarro el 10 de diciembre de aquel a?o fue nombrado vicepresidente y ministro de la Gobernaci¨®n, bajo cuya responsabilidad se inscriben los episodios de Vitoria y Montejurra y unas actividades terroristas en cotas bastante m¨¢s elevadas que las actuales. Su renuncia a colaborar con Su¨¢rez nombrado por el rey en junio de 1976 fue irreversible. Inicia entonces su reconversi¨®n de la inicial Reforma Democr¨¢tica en la Alianza Popular. Se opone al car¨¢cter constituyente de las Cortes elegidas en junio se 1977 y no deja de censurar la legalizaci¨®n del Partido Comunista. Vota en contra del proyecto de Constituci¨®n en el Congreso pero luego de la aprobaci¨®n del Senado lo hace a favor. Los socialistas le han dispensado, salvo contadas excepciones a cargo de Javier Solana, un trato de guante blanco en abierto contraste con la implacabilidad frente a Su¨¢rez. Los m¨¢s optimistas piensan que Fraga puede incorporar gran parte de la derecha al sistema democr¨¢tico.
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