14 de abril y 28 de octubre
Conversaba yo hace pocos d¨ªas con un excelente historiador de la Espa?a contempor¨¢nea. Pesaba sobre nosotros la sombra de un golpe militar heredero del que fracas¨® el a?o pasado y mejor articulado que ¨¦l. ?Qu¨¦ ser¨ªa necesario, nos pregunt¨¢bamos, para que en Espa?a se asiente con firmeza definitivamente, dentro de la esencial contingencia de las cosas futuras, si la cat¨¢strofe de una guerra exterior no rompe toda previsi¨®n y todo esquema un r¨¦gimen pol¨ªtico verdaderamente basado en la democracia y la libertad? Pronto llegamos a un acuerdo. Ser¨ªa necesaria la conjunci¨®n de tres eventos: una sentencia firme que liquide decorosamente el todav¨ªa no muerto fantasma de ese 23 de febrero; unas elecciones limpias, en las que todos, vencedores y vencidos, seriamente se comprometiesen a respetar su resultado; una etapa de gobierno socialista.La primera de esas tres condiciones no ha sido cumplida; a¨²n no hay sentencia firme para los sublevados del 23 de febrero y, por lo que se oye, ¨¦stos la esperan con la falta de prisa de los que viven en una Capua apenas vigilada. Las otras dos, en cambio, s¨ª. Salvados los inevitables desahogos verbales -nunca excesivamente graves, hay que decirlo-, la campa?a electoral ha sido correcta. M¨¢s que correcta, ejemplar, ha sido una vez m¨¢s la conducta de la Corona. Contra los agoreros de la abstenci¨®n, la gran afluencia de electores a las urnas, electores sin jactancia y sin miedo, altamente satistactoria hay que considerarla. Y como coronaci¨®n del per¨ªodo electoral, una victoria socialista m¨¢s que suficiente para la formaci¨®n de un Gobierno homog¨¦neo y estable. Espa?a, en suma, ha optado por un Gobierno socialista. Se trata ahora de que ese Gobierno y Espa?a -el pueblo espa?ol- sepan obrar en serena e inteligente consecuencia.
Gobierno socialista en democr¨¢tica libertad. Dispuesto, como es obvio, a cumplir el programa que electoralmente ha ofrecido, pero no menos dispuesto a ser relevado por un Gobierno distinto, si dentro de cuatro a?os as¨ª lo deciden los votantes espa?oles. Tal es la regla. La seguridad de advertir que ella va a regir normalmente el destino pol¨ªtico de Espa?a no es, pienso, el menor fruto de la jornada electoral que acabamos de vivir.
?Qu¨¦ nos ha movido a muchos a votar la candidatura socialista? ?Por qu¨¦ tantos y tantos que en 1931 no hubiesen votado al PSOE, aunque su personal actitud ante el problema econ¨®mico y social de Espa?a y de Europa fuese socializante, lo han hecho con buen ¨¢nimo en el d¨ªa 28? No, por supuesto, por la esperanza de que el pr¨®ximo Gobierno socialista vaya a curarnos en dos o tres a?os de la lacra del paro, aunque muchos tengamos la certidumbre de que, respecto de ella, su ah¨ªnco y sus m¨¦todos van a ser aqu¨ª y ahora los mejores entre los posibles. Tampoco porque el partido socialista vaya a sacarnos de un tir¨®n de la crisis econ¨®mica; en relaci¨®n con ella, por fuerza habremos de correr la suerte de los restantes pa¨ªses de Europa. ?Por qu¨¦, entonces, esos nueve millones de votos al PSOE?
La sociedad espa?ola ha cambiado, y su cambio ha venido a ser algo as¨ª como el tiro por la culata del famoso todo queda atado y bien atado. La actitud de los partidos pol¨ªticos no es tampoco la que fue: un acto como el del d¨ªa 27 de octubre en la Zarzuela hubiese sido impensable en 1931, en 1933 y en 1936. La situaci¨®n europea, sin fascismos agresivos y con un comunismo regresivo o acantonado, dista mucho de ser la que entre 1931 y 1936 rode¨® a Espa?a. Consecuentemente, el socialismo espa?ol, aun sin renunciar a sus constantes ideales hist¨®ricos, no solamente no es, sino que no puede ser el de Largo Caballero, Araquistain, Alvarez del Vayo y Gonz¨¢lez Pe?a. Una locura como la de octubre de 1934 es hoy absolutamente inimaginable.
Pues bien, dentro de este cu¨¢druple marco hay que situar los motivos concretos de quienes, sin carn¨¦ del PSOE, al PSOE votamos ayer. Que cada cual declare los suyos. Movido yo por mi oficio, mi educaci¨®n y mi car¨¢cter, los m¨ªos podr¨ªan ser notariescamente enunciados, as¨ª lo dir¨ªa Unamuno, en los siguientes puntos:
1. El PSOE es el partido que con m¨¢s claridad y m¨¢s insistencia ha proclamado la necesidad de asentar la dcci¨®n pol¨ªtica -con la reforma de la Administraci¨®n, de la sanidad p¨²blica y de la ense?anza como contenidos concretos- sobre un en¨¦rgico cambio de nuestra ¨¦tica civil.
2. Del PSOE ha salido la m¨¢s clara denuncia de nuestro m¨¢s profundo e inveterado menester: un proyecto de vida nacional resueltamente orientado hacia el futuro, en el que la hermosa definici¨®n orteguiana de la naci¨®n -"Un sugestivo proyecto de vida en com¨²n"- cobre la actualidad correspondiente a este cabo del siglo XX en que vivimos. La llamada a todos como base social de un Gobierno para -todos ha sido constante leit motiv de su campa?a electoral.
3. Heredero de su propia tradici¨®n, una firme y progresiva reforma de las estructuras y los h¨¢bitos econ¨®micos y sociales -sin la presi¨®n del viejo partido socialista, el de Pablo Iglesias, ?c¨®mo hubiera seguido siendo el trabajo de nuestros obreros?-, en el PSOE hay que ver la mejor garant¨ªa del avance hacia la extinci¨®n de nuestras arraigadas injusticias sociales.
4. Si para movernos eficazmente hacia el futuro es preciso que la terrible herida de nuestra ¨²ltima guerra civil no cicatrice en falso -que eso y no otra cosa llevar¨ªa consigo la costumbre de dividir a los espa?oles en vencedores y vencidos y la sistem¨¢tica ocultaci¨®n de la otra mitad sombr¨ªa de esa guerra-, la victoria del PSOE es el mejor camino para lograrlo. "Edificar sobre nuestra verdadera historia y nuestra verdadera realidad, despu¨¦s de haberlas conocido"; tal es una de las consignas que muchos hemos cre¨ªdo o¨ªr a los m¨¢s conspicuos portavoces del partido socialista.
5. Si la monarqu¨ªa de Alfonso XIII se hundi¨® por no haber sabido hacer suya la savia nueva que le ofrec¨ªan las tres ¨²nicas fuerzas renovadoras de aquella Espa?a -el movimiento obrero, el estamento intelectual, los nacientes autonomismos, a su cabeza el catal¨¢n-, el PSOE es el ¨²nico partido pol¨ªtico actual que puede ofrecer a la actual Monarqu¨ªa y a Espa?a tal garant¨ªa de futuro.
"Esto es un 14 de abril coronado", dijo alguien de la reci¨¦n nacida monarqu¨ªa de Juan Carlos l. Una Espa?a que recogiera lo mejor del 14 de abril y lo mejor de toda nuestra historia han entrevisto muchos espa?oles en la victoria del PSOE este 28 de octubre.
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