Joan Barber¨¢, la litograf¨ªa como arte
El grabador y estampador barcelon¨¦s define a Picasso como la rebeld¨ªa ante la t¨¦cnica, a Mir¨® como la espontaneidad y a T¨¤pies como un nuevo c¨®digo a¨²n por descifrar
Joan Barber¨¢, s¨ªntesis de artesano y artista, es uno de los grabadores y lit¨®grafos que ha colaborado con mayor n¨²mero de artistas. En estos momentos prepara la edici¨®n de un libro con veinte grabados de T¨¢pies, a partir de textos de Ram¨®n Llull, del que se editar¨¢n ¨²nicamente 130 ejemplares firmados por el pintor. Nacido en Barcelona, en 1927, empez¨® trabajando en su ciudad natal, en el taller de Francesc Melich, y en 1956 march¨® a Par¨ªs con una beca del Instituto Franc¨¦s. All¨ª trabaj¨® en el taller de Georges Leblanc, primero, y en el de Roger Lacourriere. Volvi¨® a Barcelona, donde ha permanecido desde entonces, salvo la estancia de un a?o en Mallorca colaborando con Joan Mir¨®, del que afirma que es la espontaneidad ante la plancha, Picasso, en cambio, ser¨ªa la rebeld¨ªa ante la t¨¦cnica y T¨¢pies un c¨®digo nuevo, a¨²n por descifrar.
"El grabado" dice Joan Barber¨¢, "no es m¨¢s que una pintura en blanco y negro". Su importancia es similar a la de la pintura. Rembrandt, por ejemplo, "tiene unos grabados de peque?o tama?o que son una maravilla y cuya importancia rivaliza con cualquiera de sus cuadros". Primero fue el blanco y negro y, a¨²n hoy, existe una corriente, que podr¨ªamos denominar ortodoxa, que aprecia el blanco y negro por encima del color. Sin embargo, el color se utiliza desde los primeros tiempos del grabado. Cobra gran importacia a partir del siglo XVI y, sobre todo, a partir de los pointill¨¦s ingleses del siglo XVIII, que reproduc¨ªan fundamentalmente escenas de caza.Hist¨®ricamente el grabado comienza para reproducir im¨¢genes que se pretend¨ªa divulgar, por ejemplo, los juegos de cartas, que son unos de los primer¨ªsimos grabados que se hicieron, al igual que varios juegos de la oca, de belleza extraordinaria. Al principio se grababa en madera de boj. La documentaci¨®n que se conserva sobre la t¨¦cnica del siglo XIV es abundante, as¨ª como algunas piezas originales.
Otra funci¨®n de los primeros grabados era la de permitir el intercambio de dibujos y pinturas entre los artistas. Luego hubo una evoluci¨®n en. el tratamiento del grabado. Mantegna y Durero grababan ya directamente, como si pintaran. Tambi¨¦n se mantuvo el grabado como reproducci¨®n, pero adquiriendo una importacia nueva. Rafael de Urbino ten¨ªa su propio grabador, Marco Antonio Raimondi, aunque, en general, el trabajo estaba escasamente valorado. Baste constatar que el coste de un grabado del mejor artesano era el equivalente a media jornada laboral de un obrero. Si hoy se mantuviera la equivalencia, un grabado de Picasso, por ejemplo, saldr¨ªa entre las 1.000 y las 1.500 pesetas, cuando su cotizaci¨®n raramente baja de las 200.000 pesetas.
La importancia del grabado viene dada por el genio del grabador que lo utiliza como medio de expresi¨®n, al margen del grabado como elemento de reproducci¨®n. En realidad el artista ha despuntado siempre por su necesidad de encontrar modos de expresi¨®n que le sean propios, de ah¨ª que, en el caso del grabado, encontremos algunos hipot¨¦ticos reproductores que no han respetado en absoluto el modelo original, tal es el caso del grabador encargado de reproducir las pinturas de Rubens, que hizo aportaciones totalmente personales.
Se ha inventado todo
Primero se grab¨® sobre madera, despu¨¦s vino el cobre que hoy se sigue trabajando, aunque con diferencias fundamentales sobre los siglos anteriores y a¨²n sobre hace escasas d¨¦cadas. "Antes era simplemente una plancha de cobre con un barniz y el dibujo encima, que, mordida por el ¨¢cido, te proporcionaban el, aguafuerte. Modernamente el aguafuerte se ha ampliado con una serie de modernas t¨¦cnicas derivadas del mejor conocimiento qu¨ªmico del ¨¢cido, que permiten al artista conseguir efectos y texturas seg¨²n su propia necesidad de expresi¨®n. A esto hay que a?adir el carborundum, otro procedimiento de grabar inventado no hace mucho por un franc¨¦s, que proporciona mayor plasticidad al grabado".
Con todo, hay pocas cosas que inventar. "En grabado, como en pintura, se ha hecho casi todo. Se han aprovechado collages, trozos de planchas, texturas, ¨®xidos que ha dejado el cobre, se ha a?adido arena y tierra, se ha agujereado la plancha". La moderna t¨¦cnica posibilita una libertad inmensa que es perfectamente apreciable en las exposiciones y concursos que peri¨®dicamente se realizan.
Cada artista aporta al campo del grabado su genialidad, su propia personalidad y contribuye a enriquecer la t¨¦cnica para que otros menos expertos en la creaci¨®n puedan explorar los nuevos caminos abiertos. Aunque la innovaci¨®n no es siempre necesaria para realizar una obra importante. "Xavier Nogu¨¦s es un hombre eminentemente cl¨¢sico, cuyo tratamiento del grabado es el mismo que el de Goya, un aguafuerte puro o con una punta seca y un fondo de aguatinta". A veces lo que ocurre es que hay poca profesionalidad. En general a todos los artistas les da un d¨ªa por hacer grabados, "les entra como una especie de fiebre pas¨ªonal, por otro lado comprensible, porque cuando se empieza a trabajar con ¨¦l es muy diricil dejarlo".
Mir¨®, Picasso, T¨ªpies
Barber¨¢ ha trabajado con Mir¨®, con el que estuvo en Mallorca durante un a?o, con Picasso, con T¨¢pies y bastantes otros artistas de todo el mundo. "Conoc¨ª a Mir¨® cuando fui Par¨ªs, en 19515. Acostumbr¨¢bamos a coincidir en las escaleras de la calle Feulletier. El iba a trabajar al taller de Lacourriere, en el que yo estaba. Tambi¨¦n ven¨ªan otros artistas. La mayor¨ªa nos ped¨ªan que les prepar¨¢semos las planchas o que les hici¨¦ramos tal o cual prueba, porque ignoraban c¨®mo sacar del grabado el m¨¢ximo provecho. Mir¨® era un caso totalmente distinto".
Barber¨¢ recuerda que una tarde le pidi¨® dos o tres planchas y az¨²car. Hizo un rociado y lo dej¨® secar. Aquello se convirti¨® en un aguafuerte, sin m¨¢s inconvenientes. Operaba con absoluta naturalidad. Otro d¨ªa se encontr¨® con Picasso que estaba esperando que se secaran unas pruebas. Mir¨® las estuvo observando y le gust¨® mucho una determinada textura. "Oye, Pablo, como lo has conseguido" le pregunt¨®. Picasso se qued¨® un rato pensativo y luego contest¨® "Encontr¨¦ un barniz que no iba bien".
De la espontaneidad de Mir¨® habla con claridad una ancedota acaecida durante el a?o 1978. "Un d¨ªa hab¨ªamos puesto a secar varias planchas bastante grandes, como estaban hechas con az¨²car atrajeron a un perro que se puso a lamerlas y dej¨® impresas sus huellas. Mir¨® se neg¨® a cambiar nada, estaba encantado con lo que llamaba la espontaneidad de la naturaleza". La serie de planchas se conoce hoy gen¨¦ricamente con el t¨ªtulo de Gossos (perros).
En alguna medida podr¨ªamos decir que Mir¨® es la espontaneidad, Picasso, en cambio, era la rebeld¨ªa ante la t¨¦cnica, "siempre intentaba forzarla y burlarla". De Picasso, precisamente, est¨¢ preparando la edici¨®n espa?ola de El entierro del conde de Orgaz.
Con quien m¨¢s ha trabajado es con T¨¢pies, al que define como "la eclosi¨®n densa de un sentido, un c¨®digo a¨²n por descifrar".
"En los ¨²ltimos tiempos he trabajado bastante con T¨¢pies. Quiz¨¢ porque soy m¨¢s contempor¨¢neo suyo que de Mir¨® o Picasso, m¨¢s afin, incluso". Para el pintor estamp¨® la colecci¨®n de 50 grabados que se expusieron en la Galer¨ªa Maeght, en 1975. "Fue unta experiencia profunda, porque se trata de un artista capital, muy exigente consigo mismo. Se informa de todas las posibilidades que el grabado le ofrece para, de inmediato, volverle la espalda a esa informaci¨®n y romper moldes".
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