La crisis acorta el margen de maniobra
Las cuentas del Estado presentan cada a?o unas cargas fijas que s¨®lo pueden ser ligeramente retocadas, como ha ocurrido en los ¨²ltimos a?os, si no se toman medidas extraordinarias. Es el caso del pago al mill¨®n largo de funcionarios, las transferencias a la Seguridad Social y al desempleo, el dinero para las corporaciones locales, las ayudas al sector privado por diversas v¨ªas, entre ellas la reconversi¨®n industrial, etc¨¦tera. Gran parte de estos gastos han crecido mucho gracias a la crisis econ¨®mica, que tiende a acortar a la vez los ingresos del Estado y de la Seguridad Social.Aun cuando se estabilizara el paro y no aumentaran las coberturas -el PSOE va a extenderlas-, las estimaciones elaboradas por la Administraci¨®n indican que las aportaciones del Estado (el 40%, pues otro 60% procede de cuotas) deber¨ªan crecer desde los actuales 135.625 millones de pesetas a 213.102 millones el pr¨®ximo a?o, 249.147 millones en 1984 y 288.482 millones al siguiente. Todo ello con una inflaci¨®n que bajara del 12% al 10% y sin contar el d¨¦ficit del sistema, superior por t¨¦rmino medio a los 100.000 millones de pesetas anuales.
Todav¨ªa m¨¢s deber¨¢ aumentar el apartado de transferencias corrientes del Estado a la Seguridad Social: de los 358.000 millones de pesetas actuales a que lo dispar¨® el ANE, a 456.000 el pr¨®ximo a?o, 571.431 millones en 1984 y 710.000 millones el siguiente. Y eso para una inflaci¨®n del 12% para este a?o y el que viene, 11% al siguiente y 10% el otro, contando un 3,5%, de crecimiento vegetativo de los casi cinco millones de pensionistas, quienes se acercan a consumir dos terceras partes del presupuesto de la Seguridad Social.
Asimismo, la deuda viva interior y exterior requiere amortizar y pagar en intereses casi un cuarto de bill¨®n de pesetas en cada uno de los pr¨®ximos a?os (v¨¦ase EL PA?S de 17 de octubre). Adem¨¢s, las corporaciones locales, empresas p¨²blicas y organismos aut¨®nomos necesitan cubrir p¨¦rdidas acumuladas o futuras, de las que s¨®lo aparecen en el cuadro anterior las del FORPPA.
Frente a este panorama, los impuestos indirectos tienden a igualar su participaci¨®n estructural con los directos, tras eliminar el margen conseguido por la reforma fiscal. Entre estos ¨²ltimos s¨®lo el de la renta parece ser bastante flexible, aunque en el ¨²ltimo a?o ha dado s¨ªntomas de agotamiento de capacidad. Pero su potencialidad puede estirarse con la recuperaci¨®n de ilusi¨®n tributaria y la lucha contra el fraude preparada por el PSOE.
En general, la crisis ha tenido un fuerte impacto en el sector p¨²blico espa?ol, que era antes y es ahora m¨¢s peque?o que el de otros pa¨ªses de su entorno. Seg¨²n un estudio de Jos¨¦ Barea, en el per¨ªodo 1973-1980 los gastos de redistribuci¨®n de la renta y de consumo p¨²blico han incrementado 9,2 puntos su participaci¨®n en el PIB, mientras los ingresos no financieros crecieron 4,6 puntos, lo que explica la asfixia del ahorro p¨²blico y la aparici¨®n del d¨¦ficit.
No obstante, los ingresos, incluidas cotizaciones a la Seguridad Social, supusieron aqu¨ª todav¨ªa el a?o pasado un 25,6% del PIB, frente a m¨¢s del 40% de media en la CEE y al 36% en la OCDE, seg¨²n estimaciones de esta organizaci¨®n.
El d¨¦ficit de las administraciones p¨²blicas est¨¢ por encima de la media de los pa¨ªses industrializados (2,5% desde 1978), en niveles an¨¢logos al Reino Unido y la Rep¨²blica Federal de Alemania, mientras otros pa¨ªses han tendido a reducirlo.
Entre otros factores, el mayor paro y la menor poblaci¨®n activa que hay en Espa?a complican m¨¢s la evoluci¨®n de los gastos y de los ingresos. Se tiende as¨ª a afianzar la absorci¨®n del PIB por parte de las pensiones (tres puntos en los ocho a?os indicados), prestaciones de desempleo (dos puntos), subvenciones de explotaci¨®n (un punto), sanidad y servicios sociales (otro punto), educaci¨®n (medio punto) y producci¨®n de servicios por las corporaciones locales.
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