Los Presupuestos del Estado ser¨¢n prorrogados varios meses, mientras se definen objetivos de salarios y precios
Una de las primeras decisiones preparadas por el PSOE es prorrogar los Presupuestos del Estado durante varios meses, mientras se definen los objetivos de salarios y precios que han de condicionarlos. La situaci¨®n de las cuentas del Estado deja al Gobierno socialista que tome posesi¨®n dentro de un mes poco margen de maniobra en pol¨ªtica econ¨®mica. Por ello, el partido ganador de las elecciones piensa explicar con detalle la dif¨ªcil situaci¨®n de la Hacienda que recibe, al tiempo que perfila las principales medidas correctoras. Parece quedar excluido as¨ª, al menos por ahora, cualquier plan global de estabilizaci¨®n.
Estimaciones realizadas por la Administraci¨®n indican que, si se mantienen las tendencias apuntadas por las obligaciones del Estado, el d¨¦ficit p¨²blico crecer¨¢ tanto como en a?os anteriores, con sus consiguientes secuelas en la financiaci¨®n necesaria para que tambi¨¦n se recupere la actividad privada.S¨®lo una serie de actuaciones decididas, que algunos llaman plan de estabilizaci¨®n, puede cambiar el panorama a medio plazo.
El consejo de quienes predican este plan, radicados sobre todo en el sector bancario, es que se aproveche ya mismo el gran capital pol¨ªtico obtenido en las urnas para explicar los lastres del pasado y adoptar r¨ªgidos y temporales controles de salarios, precios y dividendos, as¨ª como otras medidas para cebar la bomba de la actividad con ayudas a la exportaci¨®n, complementarias a la ganancia de competitividad que se consiga acortando el margen de inflaci¨®n.
Acuerdos, no estabilizaci¨®n
Sin embargo, en medios de responsabilidad del PSOE se trata de desmitificar los mecanismos globales de estabilizaci¨®n -incluso dicen descartar la devaluaci¨®n, aunque venga de herencia- y se detecta una clara preferencia por la concertaci¨®n social como indicador de posteriores actuaciones, si bien tienen previsto tambi¨¦n, entre sus objetivos prioritarios, relanzar las exportaciones y no sobrecargar el d¨¦ficit p¨²blico.Por ello, una vez decidida la demora de los Presupuestos Generales del Estado -la ley General Presupuestaria prorroga los vigentes por doceavas partes, siempre que no hayan sido aprobados los nuevos en enero-, prefieren explicar al pa¨ªs qu¨¦ herencia reciben y, paralelamente, concretar la concertaci¨®n para despu¨¦s recoger en el proyecto de presupuestos los grandes compromisos (salarios, inflaci¨®n, inversi¨®n p¨²blica, transferencias a la Seguridad Social y otros probables acuerdos simult¨¢neos con los empresarios).
El objetivo del PSOE se centra al respecto en conseguir cuanto antes -a finales de noviembre o principios de diciembre- un acuerdo tipo ANE o AMI, preferiblemente parecido al primero. Entre tanto, las urgentes medidas que se adopten pueden tener m¨¢s efectos psicol¨®gicos que presupuestarios, pues la correcci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico tendencial exige actuaciones en ingresos y gastos.
El anteproyecto de Presupuestos del Estado para 1983 elaborado por el Gobierno de UCD era, en la pr¨¢ctica, una pr¨®rroga de los actuales (v¨¦ase EL PA?S de 19 de junio pasaso). Las obligaciones contra¨ªdas iban a hacer crecer el d¨¦ficit presupuestado en m¨¢s de 200.000 millones de pesetas. Y quedaba poco margen para que el esfuerzo de los contribuyentes sirviera para impulsar realmente la inversi¨®n p¨²blica y privada con el fin de generar empleo.
Pese a que los Presupuestos en vigor para 1982 y el proyecto para 1983 fueron elaborados a partir de datos que la realidad ha considerado subestimados, el d¨¦ficit del Estado iba a suponer un 3,6% de la producci¨®n nacional de bienes y servicios al final del presente ejercicio, y un 4,14% en 1983. Siguiendo las mismas tendencias (v¨¦ase cuadro adjunto), el d¨¦ficit crecer¨ªa hasta el 4,41% en 1984 y hasta el 4,55% en 1985, seg¨²n las estimaciones de la Administraci¨®n a las que ha tenido acceso este peri¨®dico. Se mantendr¨ªa as¨ª la progresi¨®n, que parti¨® desde el 1,1% de 1973 y, tras un breve par¨¦ntesis en 1975-1976, se aceler¨® luego, por su propio peso y por efecto del menor aumento anual del Producto Interior Bruto.
En efecto, la Administraci¨®n econ¨®mica ha trabajado durante el ¨²ltimo a?o y medio con un cuadro tendencial para el per¨ªodo 1982-1985 que ya qued¨® desbordado en la primavera pasada. Hab¨ªa previsto que el paro se estabilizara, el PIB creciera a un ritmo medio anual del 3% (volver¨ªa a estar por encima del promedio en los pa¨ªses industrializados), las exportaciones ganaran cuota de mercado y se incrementaran al 6%, las importaciones lo hicieran al 4% (as¨ª, el sector exterior contribuir¨ªa con 0,4 puntos al PIB), la balanza corriente se equilibrara al terminar 1984 y la inflaci¨®n bajara del 12% en 1982, a un ritmo medio anual del 9 o 10%, dos o tres puntos por encima de la media de la OCDE. Esto no har¨ªa perder competitividad a Espa?a y s¨®lo conllevar¨ªa una ligera ca¨ªda de la peseta.
La realidad ha empezado a ir por otros caminos. Seg¨²n el reciente informe elevado al Gobierno por el Banco de Espa?a, la econom¨ªa crecer¨¢ en el conjunto del a?o la mitad (1,5%) y terminar¨¢ a un ritmo del 1%, la inflaci¨®n va casi tres puntos por encima (14,5%-15%), las exportaciones cuatro o cinco puntos menos, etc¨¦tera. Asimismo, la OCDE acaba de indicar que el PIB aumentar¨¢ el 2%, los precios el 13,5% y el paro hasta el 17,4%.
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