Banca Catalana, una crisis que se ha dejado pudrir demasiado tiempo
La incapacidad para adaptarse a la ¨¦poca de recesi¨®n ha sido la causa fundamental de sus problemas
La crisis de Banca Catalana arranca de las participaciones industriales de su grupo, de la improductividad de muchos de sus activos inmobiliarios y de la discutible gesti¨®n t¨¦cnica de sus rectores. Arranca de lejos, del mismo momento en que la crisis econ¨®mica general producida. por el cambio energ¨¦tico de 1972; repercute en la industria y en el sector inmobiliario. Mientras la econom¨ªa mundial iniciaba una ola recesiva, los rectores de Catalana segu¨ªan apostando fuerte por la industria en que participaban y, lo que era m¨¢s arriesgado, absorb¨ªan otros bancos catalanes en dificultades.La ¨²ltima y decisiva etapa de la crisis de Banca Catalana se inici¨® en las Navidades de 1981. Se produjo entonces un hecho que, a la postre, resultar¨¢ simb¨®lico. El expresidente del grupo, Jaume Carner, hijo del Jaume Carner que fuera ministro de Hacienda durante la Rep¨²blica, se arruin¨®. Paralelamente al desempe?o de la presidencia del grupo, Carner hab¨ªa realizado diversas inversiones con su patrimonio personal que resultaron infructuosas, canalizando caudales de personas que confiaban que tras estos negocios estaba Banca Catalana cuando ¨²nicamente se hallaba el presidente de la entidad. Carner perdi¨® m¨¢s de trescientos millones de pesetas y debi¨® poner todo su patrimonio a disposici¨®n del grupo, para no afear la imagen de ¨¦ste.
Pero el problema de Catalana no era de trescientos millones. El Banco de Espa?a hab¨ªa realizado, entre octubre de 1980 y mayo de 1981 una inspecci¨®n del grupo, detectando una insuficiencia de los recursos propios y la falta de rentabilidad de algunos activos, como ciertas inversiones inmobiliarias que recomend¨® realizar -como el pol¨ªgono Montigal¨¤-Batll¨°ria-, que generaban unas p¨¦rdidas anuales de 1.670 millones de pesetas en concepto de intereses crediticios no satisfechos. Hubo desacuerdo en la valoraci¨®n de los desequilibrios, pero lo cierto es que el consejo de Catalana ten¨ªa sobrevalorados muchos de sus activos.
Gestiones de Jordi Pujol
Hab¨ªa que recomponer el desequilibrio patrimonial urgentemente, pues el estalUido de las crisis del Banco de los Pirineos (producido en el mes de diciembre anterior) y de la Mas Sard¨¢, poco despu¨¦s de Pascua, aceleraban el clima de desconfianza en el mundo econ¨®mico catal¨¢n y la autoridad monetaria lo exig¨ªa, y eso s¨®lo pod¨ªa hacerse con recursos frescos.
El consejo de Banca Catalana no dud¨® en recurrir directamente al presidente de la Generalitat y antiguo promotor del grupo Jordi Pujol. Este realiz¨® durante el mes de mayo, directa y personalmente, una serie degestiones con las principales Cajas de Ahorros catalanas, como hab¨ªa hecho tambi¨¦n en el caso de la Mas Sard¨¢, para intentar que el control de la entidad no saliese de Catalu?a. La primera de ellas, la Caja de Pensiones (la Caixa), baraj¨® en un primer momento la idea de ayudar en solitario al grupo bancario y hacerse con su control. Exist¨ªa un precedente: en noviembre de 1979 hab¨ªa adquirido acciones de Catalana por un nominal de trescientos millones que hab¨ªan sido valoradas y pagadas al trescientos por cien, lo que representaba un paquete del siete por ciento del capital y le daba derecho a un representante en el consejo, que nunca nombr¨®. Se trataba de una operaci¨®n para apoyar al grupo en un momento de dificultades, a la que seguir¨ªan otros apoyos hipotecarios.
Exist¨ªa tambi¨¦n una dificultad: la normativa legal imped¨ªa, y sigue impidiendo, que las Cajas tomen participaciones bancarias superiores al quince por cieiito del total del capital.
El proyecto lanzado desde Catalana/Generalitat no apuntaba, ni mucho menos, a una cesi¨®n de control. Se pretend¨ªa m¨¢s bien un salvavidas temporal, en una valoraci¨®n seguramente optimista de la dimensi¨®n de la crisis.
La iniciativa, en todo caso, correspond¨ªa al grupo Catalana y a la propia presidencia de la Generalitat, que optaron por un apoyo diversificado y acudieron no s¨®lo a las Cajas de Ahorros de la Federaci¨®n Catalana, sino tambi¨¦n a representantes de diversas grandes empresas. Significativamente no hubo contactos directos con la Caja de Catalu?a. La explicaci¨®n es sencilla: precisamente en aqueDos momentos se renovaba el consejo de la entidad, cuyo organismo tutelar es la Diputaci¨®n, en manos de socialistas y comunistas. El 27 de mayo, el pleno de la Diputaci¨®n de Barcelona nombraba a los ocho representantes a los que ten¨ªa derecho, entre ellos al catedr¨¢tico de Hacienda Josep Llu¨ªs Sureda, quien posteriormente ser¨ªa elegido presidente por el consejo de administraci¨®n. Este consejo, en planteamiento coincidente con el de la l¨ªnea ejecutiva encarnada por el director general Joan Bilbao, defender¨ªa en las posteriores reuniones de la Federaci¨®n Catalana de Cajas que el ahorro popular depositado en este tipo de instituciones, no exactamente p¨²blicas, no tampoco privadas, no deb¨ªa acudir a resta?ar las heridas de los capitales privados, ni intervenir en instituciones de tradici¨®n e identidad diversa: las Cajas eran Bancos de familia y los Bancos, otra cosa.
Otras Cajas, bien por ser partidarias de convertirse en Bancos universales y no tener por tanto inconveniente en participar en instituciones bancarias, bien por considerar importante para el pa¨ªs la consolidaci¨®n del primer grupo bancario de Catalu?a, eran m¨¢s proclives a participar en el programa de ayuda.
El rumor del 11 de junio
Mientras esto se discut¨ªa y el fantasma de las elecciones anticipadas recorr¨ªa Espa?a, apareci¨® de improviso un torpedo que alcanzar¨ªa a la l¨ªneade flotaci¨®n del programa de salvaci¨®n y de la propia entidad. El viernes, 11 de junio, el bolet¨ªn confidencial de una agencia de noticias anunciaba que un importante grupo bancario catal¨¢n iba a suspender pagos en las horas siguientes.
El rumor lleg¨® a la calle al mediod¨ªa con el informativo regional de televisi¨®n. Los rectores del Banco cayeron en la trampa del desmentido, se?alando que no se trataba de Catalana. Un ment¨ªs a?adido del Banco de Espa?a no
Pasa a la p¨¢gina 55
Viene de la p¨¢gina 54
evit¨® que el depositante medio, desconfiado por la p¨¦rdida de dep¨®sitos sufrida por los clientes del Banco de los Pirineos, frunciese el ce?o y acudiese a las ventanillas a retirar sus dep¨®sitos. En cuatro d¨ªas la retirada de fondos se situ¨® cerca de los 10.000 millones de pesetas.
La ma?ana del s¨¢bado fue el p¨¢nico, pese a las explicaciones de los empleados y la liquidez absoluta conseguida gracias a la ayuda de la Caja de Pensiones y del Banco de Espa?a, que dispuso en la plaza Catalu?a un cami¨®n de seguridad conteniendo mil millones de pesetas en billetes para achicar agua si era necesario. Lo fue. El lunes, 14 de junio, el martes y el mi¨¦rcoles, registraron una retirada de dep¨®sitos que se iba multiplicando geom¨¦tricamente, hasta cifras cercanas a los 10.000 millones de pesetas.
La situaci¨®n apremiaba, por lo que se produjo entonces la primera intervenci¨®n p¨²blica de la Generalitat en el asunto, El conseller de Econom¨ªa y Finanzas, Ram¨®n Trias Fargas, emiti¨® el mismo d¨ªa 16 una nota oficial manifestando que los rumores carec¨ªan de fundamento y anunciando las l¨ªneas maestras del programa de salvaci¨®n que se estaba negociando: "Banca Catalana va a proceder a reforzar sus recursos propios, el Banco Industrial de Catalu?a a sanear los resultados de ciertas participaciones industriales y el grupo bancario a concretar su actuaci¨®n gerencial en un n¨²mero m¨¢s reducido de bancos". El Banco de Espa?a apalancaba la nota indicando oficialmente que "considera positivamente el programa de actuaciones que Banca Catalana va a emprender".
Estas notas oficiales fueron algo m¨¢s eficaces que otras anteriores para cortar la sangr¨ªa. El aspecto pol¨ªtico de la cuesti¨®n lo abord¨® el viernes 18 Francesc Cabana, vicepresidente de Banca Catalana y cu?ado de Jordi Pujol, al declarar que estaban "dispuestos a romper la imagen de que Banca Catalana equivale a Generalitat y para ello tomaremos medidas concretas". La entidad atribu¨ªa el lanzamiento del rumor al clima preelectoral que ya empezaba a vivirse. Actu¨® en consecuencia, aunque quiz¨¢ tarde y sin coger el toro por los cuernos
Donaci¨®n a una fundaci¨®n
Por aquellas fechas, Jordi Pujol, quien ya en 1977, simult¨¢neamente a su incorporaci¨®n a la vida pol¨ªtica de partido, hab¨ªa. abandonado oficialmente la vicepresidencia de Catalana, cedi¨® sus acciones personales a la Fundaci¨® Catalana.
Pujol ostentaba directamente en torno a un 5% del capital social de Catalana, lo que supon¨ªa 285 millones nominales a final de 1981, y el triple de esa cantidad, seg¨²n la cotizaci¨®n media del colegio sindical, dado que las acciones de Catalana no cotizan en Bolsa, y su valor ha venido siendo fijado tradicionalmemnte desde la secretar¨ªa de la entidad. Pero no hizo p¨²blica esta donaci¨®n, (si bien dio cuenta de ello a las autoridades monetarias) lo que le hubiera dejado las manos m¨¢s libres para actuar decididamente en favor del grupo, y hubiese despejado las cr¨ªticas basadas en que los pol¨ªticios debieran realizar p¨²blicas declaraciones de bienes al entrar y salir de sus cargos. El inexplicable silencio sobre este punto podr¨ªa deberse a que prefiri¨® no complicar el ambiente, al temor prelectoral de aparecer como un hombre s¨²bitamente empobrecido o a que la cesi¨®n se hizo a la Fundaci¨® Catalana, creada por el propio grupo bancario en 1979 para promover tareas culturales en el mundo de la medicina, la sociolog¨ªa y la agricultura, y uno de cuyos directivos, Joan Rosell, ser¨ªa posteriormente el gerente de la campa?a electoral de Converg¨¦ncia i Uni¨®.
Las fechas apremiaban -la junta de Banca Catalana estaba fijada para el d¨ªa 30 de junio- y el plan de ayuda al grupo s¨®lo estaba enhebrado. La actividad de Jordi Pujol en esos d¨ªas fue ingente. Logr¨® personalmente el apoyo de las dos grandes Cajas (Pensiones y Barcelona) a la idea de que suscribiesen bonos canjeables de la entidad en crisis. Conferenci¨®, al igual que Trias Fargas y algunos consejeros del grupo, con algunos destacados empresarios catalanes a los que se insisti¨® vehementemente para que suscribiesen la emisi¨®n de bonos y, en algunos casos, para que se incorporasen al consejo de administraci¨®n.
Una bomba de relojer¨ªa
Razones, insistencias y sentido de responsabilidad se conjugaron para que el d¨ªa de la junta la salida quedase suficientemente planteada. La emisi¨®n de bonos ser¨ªa de 5.700 millones, 3.500 de los cuales los cubrir¨ªan las diez Cajas catalanas, salvo la de Catalu?a. La mitad del consejo se renovaba, con la dimisi¨®n de algunos de los hombres m¨¢s vinculados a Jordi Pujol -entre ellos, Francesc Cabana y el director general de Deportes de la Generalitat, Josep Llu¨ªs Vilaseca-, Raimon Carrasco dejaba la presidencia y se promet¨ªa un plan de saneamiento y reordenaci¨®n del grupo bancario. El nuevo consejo, presidido por Eusebi D¨ªaz-Morera, aplicar¨ªa este programa y encargar¨ªa una auditor¨ªa a la firma independiente Price Waterhouse. Lo que parec¨ªa un asunto resuelto, sin embargo, resultaba ser una bomba de relojer¨ªa, al estimarse pocas semanas despu¨¦s que la situaci¨®n financiera del grupo era mucho peor de la que se supon¨ªa. Se calcul¨® el desequilibrio, entre activos sobrevalorados y activos improductivos, en 138.000 millones de pesetas, abri¨¦ndose una nueva etapa -ver EL PA?S de los d¨ªas 2 y 3 de noviembre- en la que un nuevo programa de reflotaci¨®n del grupo presentado el 11 de septiembre al Banco de Espa?a, y que inclu¨ªa importantes peticiones de ayuda al Banco de Espa?a, no ser¨ªa aprobado, lo que ocasion¨® la dimisi¨®n de los nuevos consejeros, que hab¨ªan sido nombrados administradores.
El cap¨ªtulo final de esta crisis est¨¢ a¨²n por escribir, porque a¨²n no se ha escenificado. Con toda probabilidad ser¨¢ el pase de Banca Catalana al Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos, pues no parece factible que los accionistas del banco acudan a la prevista ampliaci¨®n de 15.000 millones. Adem¨¢s de las razones obvias del deterioro de imagen que ha conllevado la crisis, que ins¨®litamente se ha prolongado durante semanas, existe una de orden psicol¨®gico: los administradores que propondr¨¢n la operaci¨®n acorde¨®n a la ya inminente junta general extraordinaria, lo har¨¢n en castellano. Y el accionista estaba acostumbrado a las juntas habladas en catal¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.