Voluntad de seguir existiendo
Quiz¨¢s no sea noticia hablar del futuro del PCE -como se me ha pedido- en lectura positiva, a pesar del tremendo batacazo que los comunistas espa?oles han sufrido en las ¨²ltimas elecciones generales. Y digo que quiz¨¢ no sea noticia, porque existen numerosas casandras, que -aventuradamente- no auguran futuro al PCE, y al comunismo espa?ol. No quiero decir que la cosa sea f¨¢cil; obviamente remontar tan negativos resultados ser¨¢ cosa harto dif¨ªcil. Sin embargo, el PCE tiene un capital acumulado de pr¨¢ctica pol¨ªtica, de experiencia hist¨®rica que posibilitan todav¨ªa que dicho partido se remonte a s¨ª mismo. El problema, l¨®gicamente, es c¨®mo.El primer aspecto, a mi entender, es evitar a toda costa que tan menguados resultados conlleven la tentaci¨®n de situarse en una cultura grupuscular. Es obvio que nadie la reclamar¨¢, desde dentro de las estructuras comunistas, pero la dif¨ªcil situaci¨®n en que de facto est¨¢ el PCE puede acarrear la progresiva entrada en la grupuscualizaci¨®n. Esta tentaci¨®n puede y debe evitarse mediante la elaboraci¨®n de una pol¨ªtica, de una nueva forma de hacer pol¨ªtica que sea la s¨ªntesis entre la substantividad del partido, como colectivo, y los deseos y aspiraciones de las grandes masas. Pero para avanzar en esa direcci¨®n el partido debe desenredar el ovillo complicado de las continuas crisis hist¨®ricas de los comunistas espa?oles; ¨¦sta es una primera condici¨®n. La segunda premisa ser¨ªa -ya lo he apuntado antes- un estilo direccional, a todos los niveles, nuevo. Generalmente cuando se habla de m¨¦todos de direcci¨®n se cae en la tentaci¨®n, por casi todos, de las formas de gobernaci¨®n del Partido. Yo no voy, o no intento ir por ah¨ª. Para m¨ª, fundamentalmente, los m¨¦todos de direcci¨®n deben situarse en ?c¨®mo se elabora la l¨ªnea pol¨ªtica y, l¨®gicamente, qu¨¦ pr¨¢ctica pol¨ªtica se establece acorde con lo anterior?. Yo sostengo que los comunistas espa?oles deben evitar su visi¨®n de los problemas del pa¨ªs, especialmente de los trabajadores y de las grandes masas, desde las alturas de la torre del homenaje, es decir: deben descender a ras de lo que realmente pasa en "el castillo"; deben estudiar las profundas mutaciones que se han operado en la sociedad espa?ola, partiendo de los complejos problemas de la reconversi¨®n de la econom¨ªa, que a su vez ha generado una modificaci¨®n de la estructura de la clase trabajadora y determinados cambios en las m¨¢s amplias masas. Partir de esos problemas, generales y concretos, analizar las mediaciones que reciben tales problemas para, finalmente, elaborar una l¨ªnea pol¨ªtica acorde con la realidad tal como ella es y ofrecer las opciones de desbloqueo de tan agudos problemas. A partir de ah¨ª empieza el futuro del PCE, de los comunistas espa?oles.
Nuevas formas pol¨ªticas
Pero esa forma de elaboraci¨®n pol¨ªtica, todo lo lejos que se pueda de la torre del homenaje, debe ir acompa?ada de unas nuevas formas de pr¨¢ctica pol¨ªtica: O sea, el comunismo espa?ol no puede enterarse de su desastre electoral tras la lectura de una encuesta, tiene que tener puestas las antenas -de forma capilar- en todos los sectores de la sociedad, muy especialmente en el propio coraz¨®n de la clase trabajadora. El partido comunista ahora va a sufrir un cerco continuo por diversos flancos: desde el que objetivamente proviene de la consolidaci¨®n de la bipolaridad y desde el epicentro de los que puedan negar su raz¨®n hist¨®rica, tentaci¨®n te¨®rica en la que quiz¨¢ est¨¦n algunos militantes comunistas, inclusive. Los comunistas espa?oles -sin atrincheramiento de ning¨²n tipo- no tienen otra salida que establecer una organizaci¨®n capilar, una multitud de vasos comunicantes con los diversos estamentos sociales, presididos por una pol¨ªtica universal y no, unilateralmente, dirigida a un s¨®lo frente, como se dice en el argot pol¨ªtico.
?Que el partido comunista, en este momento, no es objetivamente lo mismo que un minuto antes de conocerse los resultados?. Es evidente, y de ah¨ª tienen que partir todas las reflexiones de los comunistas espa?oles; pero que la capacidad potencial est¨¢, tambi¨¦n, y sobre todo, en las mismas voluntades de los cornunistas es tan cierto como lo anterior, para remontar la situaci¨®n. Esta afirmaci¨®n no es un acto fide¨ªsta, sino la constataci¨®n objetiva de un dato: el partido comunista existe y tiene voluntad de seguir existiendo. EL rev¨¦s electoral ha sido tan profundo que el partido comunista est¨¢ obligado a bajar de la tan repetida como real, hasta ahora, torre del homenaje; est¨¢ obligado a un profundo cambio cultural; a una autorevisi¨®n de su propia metodolog¨ªa; a un an¨¢lisis de sus claves no resueltas todav¨ªa. Y este cambio cultural nuevo pasa, al menos, por reconocer que el presente y el futuro del comunismo es obra, tiene que ser obra de ellos mismos. Digo esto porque, casi siempre, la lectura que los dirigentes comunistas han hecho de sus tropezones hist¨®ricos han sido explicados por factores externos (que en una parte es claro que existen); si se avanza por el an¨¢lisis de que las responsabilidades, para bien y para mal, es obra de la l¨ªnea propia y no de los de afuera, seguramente el comunismo espa?ol avanzar¨¢; avanzar¨¢ el partido comunista porque, como dice, Achelle Ochetto: "La clase operaria ancora esiste".
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