La herencia y el futuro de Andropov
LA SUCESION de Le¨®nidas Breznev por Yuri Andropov como nuevo hombre fuerte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica solo ha sorprendido por la rapidez de la designaci¨®n. El que fuera primer polic¨ªa de aquel Estado entraba de lleno en las quinielas y su nombramiento no pod¨ªa causar sorpresas especiales, ni puede suponerse que por ese simple hecho algo comieince a cambiar sustancialmente en esa superpotencia.Su fama de liberal se basa, posiblemente, en su aspecto y sus dotes, que concuerdan m¨¢s con las de los funcionarios m¨¢s j¨®venes del PCUS que con las de la vieja guardia. Yuri Andropov, 68 a?os, que desde el viernes es el nuevo hombre fuerte de la URSS, se parece muy poco a sus antecesores. Sus gafas de miope -que le dan cierto tono de intelectual-, sus esmerados modales, su estatura y su carlicter reservado, le confieren cierto aire est¨¢ndar de pol¨ªtico del siglo XX de que carec¨ªan, por completo, Breznev, Jruschov, Stalin o el mismo Lenin.
Sus conocimientos del mundo -y de su propio pa¨ªs no se basan tan s¨®lo en los triunfalistas informes del Comit¨¦ Central, que tratan de demostrar, a toda costa, que el radiante porvenir del comunismo se encuentra al alcance de la mitno. Andropov habla y lee el ingl¨¦s, y est¨¢ al tanto, personalmente, de lo que dicen esas publicaciones internacionales que el Kremlin llama con frecuenciapropaganda imperialista.
Telegrafista y operador de proyectores cinematogr¨¢ficos fueron las dos primeras profesiones. Aunque su biograf¨ªa oficial habla de su paso, durante cinco cursos, por la Universi,dad de Petrozavodsk, parece que su formaci¨®n es m¨¢s bien autodidacta. A los veintid¨®s a?os, inicia su carrera en el partido como miembro de los Komsomol (Juventudes Comunistas), organizaci¨®n que terminar¨ªa presidiendo. Luego llega la guerra y lucha como guerrillero detr¨¢s de las l¨ªneas alemanas. Los guerrilleros depend¨ªan directemente del KGB, comenzando as¨ª su relaci¨®n con el centro, que m¨¢s tarde llegar¨ªa a presidir desde 1967 hasta 1982. Detr¨¢s de la timidez de Andropov se esconde sin duda una gran tenacidad, que le ha hecho encabezar, tarde o temprano, todas las organizaciones de las que ha forniado parte.
Su paso Ipor la diplomacia -fue embajador en Budapest desde 1954 a 1957- es tambi¨¦n un dato biogr¨¢fico ins¨®lito para un secretario general del PCUS. Como diplom¨¢tico, Andropov ¨¢dquiri¨® un barniz de distinci¨®n personal que le llev¨® a llenar su despacho de presidente del KGB -en la tercera planta de la Lubianka, en la plaza Dyerzinki de Mosc¨²- de ricas alfombras orientales y chapados murales de caoba.
Pero deside el viernes, Andropov ha de instrumentar esos datos diferenciadores de su biograf¨ªa en una pr¨¢ctica de poder- de la que se esperan nuevos horizontes. La muerte de llreznev le ha encaramado al liderazgo de un partido que ha ido trocando su funci¨®n primitiva de organizador cle la sociedad- por la de un inmenso y voraz par¨¢sito, perdiendo su dinamismo inicial para convertirse en una especie de iglesia que administra los haberes y, sobre todo, los ritos de la religi¨®n comunista. Primero la represi¨®n y luego el hast¨ªo acabaron con cualquier entusiasmo en las bases del PCUS, que, en la actualidad, acuden a sus reuniones peri¨®dicas para limitarse a repetir una serie de f¨®rmulas verbales con la monoton¨ªa propia de la misa en lat¨ªn.
El supuesto liberalismo de Andropov le llevar¨¢, quiz¨¢s, a introducir una serie de reformas econ¨®micas que han ido aplaz¨¢ndose por desidia burocr¨¢tica, y prejuicios ideol¨®gicos. Pero, en su tarea, el nuevo l¨ªder sovi¨¦tico tendr¨¢ que luchar contra el inmenso funcionariado def partido, que parece m¨¢s interesado en conservar sus privilegios queen hacer a su pa¨ªs m¨¢s din¨¢mico, rico y eficaz. Los privilegiados conocimientos del nuevo l¨ªder sobre el funcionamiento del aparato del Estado se enfrentar¨¢n, si pretende alg¨²n tipo de transformaciones, con el diluido poder de la nomenklatura.
Andropov chocar¨¢ tambi¨¦n con ciertas tradiciones de su propio pueblo, que pas¨® de ser protegido por el paraguas del feudalismo a ser tutelado por el socialismo real, sin tener nunca oportunidad de pensar por s¨ª mismo. Conceptos como los de coste, beneficio, valor o rentabilidad no han sido asimilados por los rusos -en las otras rep¨²blicas sovi¨¦ticas la situaci¨®n es diferente-, lo que dificulta la posible introducci¨®n de un sector privado que lubrifique la pesada maquinaria estatal.
El liberalismo de Andropov no alcanzar¨¢ por lo dem¨¢s a dar libertad a su pueblo. Mientras dirigi¨® el KGB, el nuevo secretario general del PCUS se mostr¨® implacable con cualquier tipo de disidencia. En este aspecto, es de creer que su mayor o menor mano dura estar¨¢ simplemente en funci¨®n de las repercusiones que en Occidente tengan sus posibles actos represivos.
En efecto, la distensi¨®n con Occidente ser¨¢ sin duda el problema que m¨¢s preocupe a Andropov. S¨®lo dando pasos efectivos en el desarme, los sovi¨¦ticos podr¨¢n evitar que la maquinaria militar devore buena parte de los recursos que deber¨ªan destinarse a hacer m¨¢s confortable la ingrata vida de su pueblo. Unas mejores relaciones con Occidente permitir¨ªan tambi¨¦n que la URSS tuviera acceso a las nuevas tecnolog¨ªas de punta occidentales, que tan necesarias son para la modernizaci¨®n de su econom¨ªa.
Por ¨²ltimo, durante la era Breznev, la Krasnaia Armi (Ej¨¦rcito Rojo) ha alcanzado mucho m¨¢s peso social que nunca. Mucho m¨¢s incluso que durante la segunda guerra mundial. Ya hay analistas occidentales que comienzan a calificar al socialismo del este de Europa de "socialismo de cuartel", y Andropov tendr¨¢ tambi¨¦n que tratar de no contrariar a sus militares.
No se puede en definitiva poner muchas esperanzas en Andropov. A¨²n admitiendo que sean muchas sus intenciones reformadoras- muchos son tambi¨¦n los lastres que tiene que arrastrar desde el inicio de su mandato: partido, Ej¨¦rcito, desidia y desencanto de su propio pueblo... Sus buenas condiciones f¨ªsicas le permitir¨¢n al menos dedicar su atenci¨®n a gobernar, poniendo fin al semivac¨ªo de poder en que vivi¨® la URSS durante estos ¨²ltimos a?os, en los que ha estado regida por un hombre enfermo y casi incapaz.
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