'Arco de triunfo', menos triunfo del previsto
Hay fracasos en la historia del cine que fueron imprevisibles cuando se preparaban las pel¨ªculas. Una suma de valores seguros no se transforma siempre en ¨¦xito. Cuando los j¨®venes productores de Arco de triunfo inauguraron su nueva empresa con un proyecto como ¨¦ste, cualquiera hubiera apostado por su comercialidad. La realidad final vino a demostrarles que en el cine no hay reglas fijas y que los aciertos se producen muchas veces por razones que la raz¨®n no entiende.Arco de triunfo se basaba en la novela hom¨®nima de Erich Mar¨ªa Remarque, a cuyo conocido talento literario se hab¨ªa a?adido ya un claro triunfo cinematogr¨¢fico: la versi¨®n que realiz¨® Lewis Milestone en 1930 de Sin novedad en el frente constituy¨® un hito en su ¨¦poca. No s¨®lo obtuvo el oscar a la mejor pel¨ªcula del a?o, sino que dio pie a una viva pol¨¦mica sobre su contundente antimilitarismo, hasta el punto de llegar a ser prohibida su exhibici¨®n en Alemania.
Ingrid Bergman, protagonista de Arco de triunfo, se encontraba en 1948 en uno de los mejores momentos de su popularidad. Hab¨ªa intervenido ya en Casablanca, Por qui¨¦n doblan las campanas, Recuerda y Encadenados. Sobre todo, hab¨ªa encarnado a la tierna esposa de Luz de gas a la que intent¨® enloquecer su p¨¦rfido marido, Charles Boyer.
Pensaron, piues, los productores de Arco de triunfo que unir de nuevo a ambos actores reafirmaba el valor que deb¨ªa tener una pel¨ªcula de nuevo inspirada en Remarque y tambi¨¦n de nuevo filmada por Lewis Milestone.
A tanta previsi¨®n unieron la presencia del extraordinario Charles Laughton, que ya hab¨ªa asombrado a los espectadores de todo el mundo con sus trabajos en El jorobado de Nuestra Se?ora de Par¨ªs, El fantasma de Canterville, Capit¨¢n Kidd y, en el mismo 1948, El proceso Paradine. Todo era, pues, perfecto. El p¨²blico acept¨® Arco de triunfo con un inter¨¦s relativo. Los cr¨ªticos, por su parte, limitaron los elogios. Por ejemplo, evidenciando que tan ambicioso proyecto hab¨ªa quedado reducido a poca cosa. El titular de The New York Times escribi¨® que "el exceso de lo bueno resulta insoportable". Es una frase que recuerda Ingrid Bergman en su libro de memorias, sin sorprenderse por el fracaso de aquella pel¨ªcula: "Arco de triunfo", dice, "fue una de las escasas pel¨ªculas en que no me sent¨ª a gusto. Siempre experiment¨¦ una rara inseguridad, preocupada por no resultar cre¨ªble. Al final, fue demasiado larga, la desmontaron, practicaron cortes y acab¨® careciendo de sentido".
Ingrid Bergman, efectivamente, no alcanza la verosimilitud de otros trabajos suyos al encarnar aqu¨ª a la cantante fr¨ªvola que enamora a un m¨¦dico huido de su pa¨ªs ante la amenaza del nazismo. En el ambiente preb¨¦lico de un Par¨ªs melanc¨®lico y lluvioso, la historia de amor de ambos personajes contrastaba mal, al decir de los cr¨ªticos, con la aventura paralela del cirujano, dispuesto a asesinar al jefe de la Gestapo.
La historia, sin embargo, coincid¨ªa con una realidad constatable en la capital francesa de aquellos a?os, donde encontraron refugio buena parte de quienes hu¨ªan de la Alemania hitleriana. El propio Erich Mar¨ªa Remarque viv¨ªa entonces en Par¨ªs a la espera de conseguir la ciudadan¨ªa estadounidense y poder trasladarse definitivamente a Nueva York.
La escasa calidad de Arco de triunfo puede ser hoy analizada en su proyecci¨®n televisiva. No es, de cualquier forma, el ¨²nico caso. Hay otras pel¨ªculas famosas que vienen a indicar que en el cine no hay normas ni f¨®rmulas seguras para el ¨¦xito.
Arco de triunfo se emite hoy, a las 22.00 horas, por la segunda cadena.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.