Los gastos de defensa s¨®lo se justifican para garantizar la disuasi¨®n en intereses espa?oles
La magnitud de los gastos militares en el contexto de la carrera de armamentos, la potencia destructiva de los arsenales acumulados, los intentos de detener el proceso mediante la negociaci¨®n y el est¨ªmulo del inter¨¦s de la opini¨®n p¨²blica, las posibles alternativas para Europa y el car¨¢cter esencialmente disuasor que deber¨ªa tener la pol¨ªtica de Defensa en Espa?a, fueron analizados la pasada semana dentro del seminario sobre "Armamentismo y Nuevo Orden Econ¨®mico Internacional", de la Fundaci¨®n Pablo Iglesias, por Frank Blackaby, director del mismo, y los profesores Ludolfo Paramio y Angel Vi?as, mediante ponencias y coloquios subsiguientes.
El profesor Angel Vi?as parti¨® del supuesto de que Espa?a s¨®lo tiene un escenario de conflicto propio, localizado en el Norte de Africa, que puede descomponerse en diversos subescenarios. Por eso dijo "ser¨¢ preciso profundizar en la noci¨®n de hasta qu¨¦ punto se justifica la asignaci¨®n de recursos a una pol¨ªtica de Defensa orientada en gran medida por el deseo de evitar un cambio de status en Ceuta y Melilla. En un sistema democr¨¢tico tal profundizaci¨®n ha de tener car¨¢cter y proyecci¨®n nacionales". Para Vi?as "un volumen importante de recursos asignados en permanencia al sector de la Defensa ¨²nicamente puede justificarse si es el id¨®neo para ofrecer una disuasi¨®n precisa ante los escenarios de conflicto que pesan sobre nosotros". A su entender, "disuasi¨®n, limitaci¨®n, racionalizaci¨®n y eficacia son los conceptos clave que en un mundo de l¨®gica trastocada alumbran la conexi¨®n entre pol¨ªtica econ¨®mica y pol¨ªtica de Defensa".Acogi¨¦ndose a la autoridad del general Eisenhower, el profesor Vi?as record¨® que, seg¨²n las reflexiones escritas del soldado eminente, "con independencia de lo que gastemos en armas, en estas solas no radica la seguridad. Esta ¨²ltima es el resultado total de nuestra fortaleza econ¨®mica, intelectual, moral y militar... Si he aprendido algo es que no hay forma de que un pa¨ªs pueda satisfacer el anhelo de seguridad absoluta, si bien puede entrar en bancarrota, moral y econ¨®micamente, tratando de alcanzar s¨®lo por las armas aquella meta ilusoria. El sector militar, no productivo por s¨ª mismo, ha de nutrirse necesarianiente de la energ¨ªa, productividad y recursos intelectuales del pa¨ªs. Si absorbemos mucho de todos ellos, nuestra fortaleza total se ver¨¢ disminuida".
En su ponencia Angel Vi?as analiz¨® la forma en que bajo el franquismo se mantuvo la pol¨ªtica econ¨®mica rigurosamente separada de cualquier reflexi¨®n sobre la defensa. Traz¨® despu¨¦s un esquema cr¨ªtico sobre la posici¨®n de las Fuerzas Armadas en el r¨¦gimen anterior: victoriosas de una cruzada contra la izquierda, ultima ratio del sistema, con altas edades de jubilaci¨®n que primaban la antig¨¹edad frente a la eficiencia e imped¨ªan las carreras r¨¢pidas, ajenas a los beneficios de la expansi¨®n de la econom¨ªa -el porcentaje dedicado a defensa del gasto p¨²blico total decreci¨® del 23% en 1958 al 13% en 1973-, discriminadas en sus retribuciones, retrasadas en equipamiento y adiestramiento y bajo dependencia cr¨ªtica del extranjero.
Racionalidad econ¨®mica
Propugn¨® el autor dos ideas fuerza a implantar en la pol¨ªtica de defensa, basadas en la conveniencia de expandir, dentro de dicho sector, los criterios de racionalidad econ¨®mica y favorecer una interpenetraci¨®n mayor entre la administraci¨®n militar y la civil "con objeto de filtrar econ¨®mica y pol¨ªticamente los programas de actividad de la primera". La experiencia comparada ha puesto de relieve, asegura, que "la modernizaci¨®n del equipo presta con frecuencia m¨¢s atenci¨®n a otros factores como, por ejemplo, la eficacia t¨¦cnica o el deslumbramiento que produce la tecnolog¨ªa armamentista, caracterizable de barroca. Dicha tecnolog¨ªa es el resultado inequ¨ªvoco de los aparatos de defensa de las sociedades industriales modernas cuyas decisiones no se contrastan en la realidad del combate y que, por consiguiente, la configuran en base a los h¨¢bitos, intereses y prejuicios institucionales de las burocracias militar y econ¨®mica".Angel Vi?as revis¨® tambi¨¦n las diversas alternativas del nuevo Gobierno socialista frente a la OTAN y los acuerdos pendientes de ratificaci¨®n con los Estados Unidos, para concluir que "nuestra preparaci¨®n de la defensa no es insensible a la evoluci¨®n de las relaciones entre los bloques, y debe prever las actuaciones correspondientes en casos tales como un posible conflicto nuclear o meramente convencional".
El profesor Ludolfo Paramio plante¨® una aproximaci¨®n cr¨ªtica al panorama del armamentismo y mostr¨® cierta complacencia en fumigar los m¨¢s arraigados t¨®picos en relaci¨®n con las consecuencias favorables al desarrollo tecnol¨®gico derivadas de la carrrera de las armas, deteni¨¦ndose especialmente en el campo de la microelectr¨¢nica. Luego dibuj¨® una posible alternativa para Europa en el campo de la Defensa, sobre la base de peque?as unidades capaces de mantener la disuasi¨®n frente a cualquier ataque.
En cuanto al director del SIPRI, Frank Blackaby, proporcion¨® las magnitudes de la cuesti¨®n -600.000 millones de d¨®lares (unos 72 billones de pesetas) de gasto mundial en armamento en el ¨²ltimo a?o, de los que m¨¢s de un 70% corresponden a los dos bloques militares, NATO y Pacto de Varsovia-; avanz¨® una idea sobre la precisi¨®n del terror -un misil puede ser lanzado desde la tierra, o el mar, atravesar 9.000 kil¨®metros y caer dentro de los 200 metros de su objetivo-; evalu¨® la dimensi¨®n del actual arsenal nuclear -mas de 50.000 armas nucleares desplegadas en el planeta, m¨¢s de 70 veces superiores a las bombas de Hiroshima, medida la potencia de cada una en megatones-; pas¨® revista al fracaso de las diferentes conversaciones de desarme -en las que a su juicio los Estados Unidos han mostrado un inter¨¦s decreciente-; y alent¨® a todos para incrementar el inter¨¦s de la opini¨®n p¨²blica por estos temas "para lograr un clima en el cual los pol¨ªticos adviertan que perder¨¢n votos si incrementan los gastos militares y ganar¨¢n votos si negocian acuerdos para el control de armamentos".
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