El Rey resalta la normalidad de los relevos pol¨ªticos en su discurso de apertura de las Cortes Generales

Don Juan Carlos abri¨® ayer, con gran solemnidad, la nueva legislatura de las Cortes Generales elegidas el 28 de octubre, ante las que pronunci¨® un discurso largamente aplaudido por los diputados y senadores que llenaban el hemiciclo y por los destacados invitados que ocupaban las tribunas de p¨²blico. El Rey valor¨® "los relevos pol¨ªticos decididos por el pueblo" como normales "en la esencia de la democracia" y descalific¨® a quien piense, insin¨²e o declare "con torpe malicia", subray¨® el Monarca, "que las Fuerzas Armadas, polo opuesto del terrorismo, podr¨ªan terminar con ¨¦l radicalmente suspendiendo o modificando el Estado de derecho establecido. Esa es exactamente, como de sobra sabemos todos, la jugada maestra que pretende la filosof¨ªa del terror".

El Rey destac¨® como "una de las p¨¢ginas m¨¢s hermosas que haya escrito jam¨¢s en el mundo el esp¨ªritu castrense" el hecho de que el n¨²cleo fundamental y decisivo de las Fuerzas Armadas y de seguridad, lealmente sumisas al poder leg¨ªtimo, soporten "la inmolaci¨®n absurda y cobarde de los compa?eros m¨¢s queridos". Un escalo fr¨ªo de emoci¨®n recorri¨® los esca?os y las tribunas cuando don Juan Carlos resalt¨® el valor de quienes son capaces de soportar tal inmolaci¨®n "con las armas en la mano, en mutismo glorioso".En cambio, el Rey censur¨® duramente a quienes instrumentalizan la tragedia de las v¨ªctimas del terrorismo. "Aprovechar sombr¨ªamente el dolor del soldado para incitarle a transgredir el principio en funci¨®n del cual es un soldado", afirm¨® el Monarca, "equivale a querer traspasar a su voluntad el mismo mecanismo, ciego y desp¨®tico, que mueve al terrorista". Al escucharse estas palabras en boca del Rey, las miradas de muchos parlamentarios y de numerosos observadores se clavaron en el l¨ªder de la oposici¨®n, Manuel Fraga, quien en diferentes ocasiones ha exigido acciones m¨¢s en¨¦rgicas y contundentes contra los terroristas en el contexto de lo que ¨¦l califica como una guerra declarada.

Fraga apenas se inmut¨® en su esca?o, situado inmediatamente detr¨¢s del ocupado todav¨ªa ayer por Leopoldo Calvo Sotelo en la cabecera del banco azul. M¨¢s tarde, el l¨ªder de AP y del Grupo Parlamentario Popular manifest¨®, en respuesta a los periodistas, que no enjuiciaba nunca los. actos del Rey. Neg¨® que los aplausos de su grupo al discurso del Monarca hubieran sido menores o menos intensos. Por su parte, el diputado del mismo grupo y ex portavoz centrista, Miguel Herrero, preguntado por EL PAIS sobre si conced¨ªa a esta parte del mensaje real el valor de una descalificaci¨®n a determinados planteamientos hechos por AP para responder a la violencia terrorista, contest¨®: "En absoluto. Mi grupo nunca ha hecho planteamientos merecedores de descalificaci¨®n alguna".

Homenaje a los ej¨¦rcitos y fuerzas de seguridad

Al final de esta parte del discurso, quiz¨¢ la m¨¢s vibrante, la referida al terrorismo y la violencia antidemocr¨¢tica, el hemiciclo interrumpi¨® por ¨²nica vez al Rey. El aplauso se produjo cuando don Juan Carlos, tras se?alar que los Ej¨¦rcitos y las fuerzas de seguridad, con su profundo sentido patri¨®tico, "constituyen en su conjunto el guardi¨¢n firme y honrado del Estado de derecho frente al terrorismo y frente a cualquier agresor", a?adi¨®: "Desde aqu¨ª les expreso hoy mi admiraci¨®n, mi respeto y mi reconocimiento". El aplauso fue iniciado, o as¨ª lo pareci¨® desde la tribuna de Prensa, por Calvo Sotelo, quien despu¨¦s de la sesi¨®n declar¨®: "Ha sido un discurso excelente y, como han visto todos ustedes, muy aplaudido en un momento determinado".

Por lo dem¨¢s, el discurso inaugural de la legislatura -cuyo texto ¨ªntegro publicamos en las p¨¢ginas siguientes- resalt¨® el car¨¢cter ordenado, libre y pac¨ªfico con que los espa?oles expresaron su voluntad en las urnas, y exhort¨® a la prudencia a los destinatarios de la confianza popular. Asegur¨® su gran fe en nuestro porvenir y manifest¨® que "no pueden prevalecer jam¨¢s los deseos de una minor¨ªa, apoyada en la fuerza, sobre la voluntad de la mayor¨ªa de los ciudadanos ' libre y pac¨ªficamente expresada".

Al t¨¦rmino del discurso de don Juan Carlos, parlamentarios y dem¨¢s asistentes al acto, puestos en pie, dedicaron un gran aplauso al Rey, que se hizo extensivo tambi¨¦n a la Reina y al pr¨ªncipe Felipe cuando ¨¦stos, a instancias del Monarca, se- levantaron para responder a la ovaci¨®n procedente del hemiciclo y de las tribunas de p¨²blico. En ellas, las infantas Elena y Cristina se encontraban situadas en la tribuna central, y un poco a su derecha, varios miembros de la familia real, con los condes de, Barcelona al frente.

Representantes de los m¨¢s altos organismos constitucionales, judiciales, castrenses, consultivos y religiosos ocupaban otras tribunas, en las que tambi¨¦n se encontraban miembros del cuerpo diplom¨¢tico y altas autoridades, adem¨¢s de los presidentes de las reales academias y otras representaciones. Por primera vez asistieron a un acto de este car¨¢cter los cuatro presidentes de las comunidades -aut¨®nomas ya constituidas: Carlos Garaikoetxea, por la vasca; Jordi Pujol, por la catalana; Gerardo Fern¨¢ndez Albor, por la gallega, y Rafael Escuredo, por la andaluza.

El acto parlamentario se inici¨® con la llegada de los Reyes y el pr¨ªncipe Felipe, acompa?ados por el presidente del Congreso, el socialista Gregorio Peces-Barba, al estrado del hemiciclo al filo del mediod¨ªa. Un espectacular silencio acogi¨® la presencia de los Monarcas, a diferencia de lo ocurrido el 9 de mayo de 1979, con motivo de la solemne apertura de la anterior legislatura, en la que los parlamentarios recibieron a los Reyes con un aplauso. Peces-Barba qued¨® a la derecha de los Monarcas, y el presidente del Senado, el tambi¨¦n socialista Jos¨¦ Federico de Carvajal, a la izquierda.

Peces-Barba pronunci¨® un discurso dirigido a Sus Majestades y salpicado de citas eruditas, que concluy¨® con la afirmaci¨®n de que los valores positivos de la Monarqu¨ªa "trascienden a la persona que encama en este momento la instituci¨®n". M¨¢s tarde, a los postres del almuerzo ofrecido por las mesas de ambas c¨¢maras, Peces-Barba brind¨® "por los Reyes, el Pr¨ªncipe y la familia real, y en ellos ' como primeros ciudadanos del pa¨ªs, por todos los espa?oles". Don Juan Carlos contest¨® brindando "por lo que nos une a todos, por Espa?a".

Tras el acto solemne, los Reyes departieron con los parlamentarios. Antes del almuerzo, Peces-Barba acompa?¨® a los Reyes y al pr¨ªncipe Felipe por distintas dependencias del recinto parlamentario. Don Juan Carlos se asom¨® a la tribuna de Prensa y observ¨® con inter¨¦s la galer¨ªa de los retratos, en la que figuran los de los anteriores presidentes de la C¨¢mara. Como nota anecd¨®tica, cuando los Reyes, el Pr¨ªncipe y el presidente del Congreso pretend¨ªan dirigirse a la planta cuarta, donde se encuentra instalado el comedor de respeto, el ascensor descendi¨® inesperadamente hasta el s¨®tano. Desde all¨ª, una vez repuestos de la sorpresa, se encaminaron al lugar donde se celebr¨® el almuerzo.