Elia Kazan: "Volver¨¦ a hacer cine, porque mi narrativa literaria es cinematogr¨¢fica"
El cineasta norteamericano recibi¨® un homenaje en Roma
El director de cine norteamericano Elia Kazan, autor de Viva Zapata, La ley del silencio y Esplendor en la yerba, ha asistido en Roma a una sesi¨®n dedicada a ¨¦l en el ciclo sobre los ladrones del cine, en el que han comparecido grandes cineastas para explicar las deudas que tiene con el cine de otros ilustres colegas suyos. Sorprendi¨® la fibra de este cineasta, que se mantiene al margen de las servidumbres de la poderosa industria del cine norteamericano.
Su nombre es Elia Kazan, turco de nacimiento, de sangre griega y norteamericano de adopci¨®n, porque un t¨ªo suyo hizo un viaje a los Estados Unidos y se llev¨® all¨ª a toda su familia, tal como cont¨® en su filme Am¨¦rica, Am¨¦rica.Kazan es el ¨²ltimo gran ladr¨®n de cine de la serie que en la sala Palatina de Roma, abarrotada por dos mil personas, se ha dedicado a los grandes robos cinematogr¨¢ficos. Hay all¨ª las mismas caras de siempre, que envejecen: Fellini, Bertolucci, entre otros.
Trato de sentarme en las primeras filas s¨®lo para no verles, pues producen una tristeza intraducible. Sin duda, el p¨²blico hubiera sido la mitad del que es, a no ser por el ciclo de pel¨ªculas de Kazan que la primera cadena de la RAI est¨¢ dando.
Tras ser anunciado, Elia Kazan aparece junto a Michelangelo Antonioni y el aplauso es doble, por la presencia del famoso director norteamericano y por la impaciencia que hay en Roma por ver la ¨²ltima pel¨ªcula de Antonioni, Identificaci¨®n de una mujer, que la cr¨ªtica italiana ha puesto por las nubes.
A pesar de su pelo blanco, Elia Kazan parece un hombre de unos 55 o 60 a?os y podr¨ªa hacerse pasar por un conde en la decadencia o por un director de banco, si no fuera por esos ojos demasiado vivos, porque tiene 73 a?os bajo el signo de Virgo y por su pasado en el partido comunista norteamericano durante los dif¨ªciles a?os 1934-1936.
"El cine italiano", dice Kazan, "ha sido muy importante para los Estados Unidos a partir de la posguerra: Rosellini, De Sica, Germi. Todos ellos son parte de nuestra educaci¨®n. Y me siento tambi¨¦n muy cerca de directores contempor¨¢neos como Antonioni, Bertolucci, Rosi; los comprendo porque tenemos los mismos problemas".
"Yo no soy un realista, ni tampoco un naturalista; soy lo que se puede llamar un esencialista: me gusta todo lo que rompe las barreras con el pasado. Cuando vi Ocho y medio, de Fellini, mi mujer me dijo que hab¨ªa contado la historia de mi vida, y estoy de acuerdo con Bertolucci cuando dice que la universalidad de Fellini consiste en que ve la vida de la misma manera que un ni?o ve el circo".
Alguien le pregunta por sus primeras pel¨ªculas. "En los a?os cuarenta hice, contratado por la Fox, muchas pel¨ªculas que no me gustaban. Luego, empec¨¦ a estudiar a otros cineastas. John Ford me ense?¨® c¨®mo hay que hacer un plano largo y a no depender del primer plano y por lo tanto de la cara de la estrella de turno, como Hitchcock".
"Creo que en los ¨²ltimos diez a?os a?os he mejorado mucho, aunque cuanto m¨¢s mejoro, m¨¢s fracasos tengo. Despu¨¦s de la ¨²ltima pel¨ªcula que hice, The last tycoon, nadie me da ni un solo d¨®lar para hacer otra".
Al rev¨¦s que Coppola, Cimino y otros, Kazan tiene muchos contenciosos con la industria cinematogr¨¢fica norteamericana, con sus aparatos publicitarios y sus productores, y sabe oponerse a ellos. El p¨²blico est¨¢ extra?amente callado, porque es el p¨²blico que espera y pretende siempre, en estas ocasiones, ver y o¨ªr a alguien plenamente satisfecho, encantado de su trabajo y de la vida; y de repente no comprende (y a menudo no perdona) que ese hombre, ese famoso Elia Kazan, este hecho de fibras fabricadas fuera del Olimpo.
Le salva a Elia Kazan su gran sentido del humor: "Fu¨ª hace unos a?os a pedirle dinero a un productor de Hollywood para una nueva pel¨ªcula. Despu¨¦s del tercer intento, me dediqu¨¦ a escribir libros... De todas formas, espero volver al cine, porque mi narrativa literaria es tambi¨¦n cinematogr¨¢fica".
Nadie le ha atacado, como lo hicieron, en esta misma serie dedicada a los ladrones del cine, con Bertolucci y Cimino, entre otras cosas, porque no ha hecho falta. Nos quedamos viendo la pel¨ªcula predilecta de Elia Kazan, Am¨¦rica, Am¨¦rica. Mientras tanto, el director norteamericano se marcha junto a Bertolucci, Antonioni y el asesor Nicolani. Se va al este del Ed¨¦n, a cenar.
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