Hacia una pol¨ªtica de regeneraci¨®n nacional
Una f¨®rmula resume la oferta socialista de cambio: que el pa¨ªs funcione. Esa f¨®rmula y esa oferta est¨¢n en el coraz¨®n del reto que la izquierda asume cuando se dispone a gobernar en Espa?a. El Gobierno no va a tener sombrero de mago, el Gobierno no va a pulsar un bot¨®n que de repente ponga acordes y en marcha todos los mecanismos de? pa¨ªs. Pero el Gobierno sabe que la naci¨®n espa?ola es un enorme potencial de energ¨ªa y que existe una aspiraci¨®n mayor?taria de liberarse del dominio de la necesidad o de la carencia, de la inseguridad o del terror. Todos los recursos materiales y administrativos de que va a disponer el Gobierno se aplicar¨¢n sin reservas a desatar y reavivar ese potencial y esa aspiraci¨®n. La izquierda va a iniciar en Espa?a, pues, una pol¨ªtica de regeneraci¨®n nacional.Cumplir esa pol¨ªtica precisa sin enterrar ni una sola de las aspiraciones y expectativas de los espa?oles va a suponer un muy considerable esfuerzo, muchas tareas concretas de muy variado signo No cabe sentirse abrumados por ello, sino que, con urgencia, habr¨¢ que poner manos a la obra. Con una idea clara, adem¨¢s, de cu¨¢les son las funciones y las posibilidades del Estado. Es concepci¨®n arraigada del socialismo democr¨¢tico la de que el Estado es un instrumento de renovaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica y un agente educativo y difusor de cultura. Cuando ese instrumento funcione, la pol¨ªtica de regeneraci¨®n nacional funcionar¨¢.
El proyecto socialista para los pr¨®ximos a?os est¨¢ sometido a una exigencia: Espa?a debe acompasar su pulso y no puede renunciar a intentar ocupar un lugar de vanguardia en el mundo. Los cambios tecnol¨®gicos afectan seriamente a los modos de producci¨®n y trabajo. La nueva tecnolog¨ªa ha modificado el sentido del conocimiento y dominio de la realidad. La vieja lucha de la inteligencia humana contra las dependencias materiales ha entrado en una nueva etapa. Cuando la izquierda hizo del cambio el tema central de su programa sab¨ªa que el cambio supondr¨ªa una renovaci¨®n profunda. Porque una regeneraci¨®n es tambi¨¦n una renovaci¨®n. Y una renovaci¨®n exige, de partida, no renunciar a nada. El Gobierno de izquierda en Espa?a va m¨¢s a colaborar en el alumbramiento de algo nuevo que en la administraci¨®n de algo viejo. Ese va a ser el sentido de su pol¨ªtica.
Eficacia y racionalidad administrativas
El Estado tiene necesariamente que digerir nuestras propuestas y nuestros objetivos. La Administraci¨®n y los servicios p¨²blicos espa?oles tienen que ganar eficacia y racionalidad. Sin excepciones. Queremos un Ej¨¦rcito m¨¢s eficaz y m¨¢s racional. Y una justicia m¨¢s racional y m¨¢s eficaz. Y queremos que sean m¨¢s racionales y m¨¢s eficaces las ventanillas, las mesas de los alcaldes y las mesas de los ministros. La Administraci¨®n tiene que dejar de ser un sistema de dominaci¨®n legal para convertirse en un sistema de gesti¨®n eficaz de los servicios p¨²blicos. El Gobierno va a buscar un fortalecimiento de la sociedad civil, y para ese fin es imprescindible que se produzca una reconciliaci¨®n entre la sociedad y el Estado.
Interesar a los ciudadanos en la reforma de la Administraci¨®n equivale a interesarles por la democracia. Supone, en fin, estimular su participaci¨®n. Iniciar el cambio para la conquista de la ciudadan¨ªa plena en materia pol¨ªtica. Una mayor participaci¨®n en la vida ciudadana va a producir un ensanchamiento de las libertades y va a incidir directamente en sus niveles de bienestar, porque la presencia activa de los ciudadanos impedir¨¢ que el Estado sea un instrumento al servicio de unas minor¨ªas privilegiadas. El Estado va a ser un instrumento al servicio de toda la sociedad.
El Estado de todos
La derecha tradicional espa?ola nos ha legado, como c¨¢ncer m¨¢s grave de nuestra sociedad, un desaforado corporativismo, que impide la conversi¨®n de Espa?a en una sociedad moderna. Una pol¨ªtica de regeneraci¨®n pasa por erradicar de algunos cuerpos de la Administraci¨®n el sentido patrimonial con que han actuado algunas veces. Los intereses generales no son monopolio de nadie. El Estado, naturalmente, es de todos.
Es sabido que los socialistas tenemos el convencimiento de que la educaci¨®n y la cultura son los dos resortes claves para promover el cambio. El cambio en busca de esa igualdad que se encuentra en las ra¨ªces del socialismo. La separaci¨®n entre sabios e incultos genera mecanismos de dominaci¨®n intolerables. Los socialistas entendemos la cultura como un bien p¨²blico, no como la propiedad exclusiva de ninguna elite privilegiada. Entendemos la educaci¨®n como un servicio p¨²blico, en cuyo control tienen derecho a intervenir los ciudadanos. Los espa?oles ganar¨¢n seguridad, confianza en s¨ª mismos y en sus posib¨ªlidades como naci¨®n cuando el cambio cultural sea un hecho. Ese es, por cierto, un cambio que no admite aceleraciones ni saltos. Y en ese terreno, tan en la ra¨ªz de nuestro programa, los socialistas huiremos de cualquier coyunturalismo. Porque vamos a hacer una pol¨ªtica para el ma?ana. Porque tenemos la ambici¨®n y la ilusi¨®n de que Espa?a sea una potencia cultural del mundo latino. A la fuerza de nuestro legado hist¨®rico se une ahora el prestigio creciente de un pueblo libr¨¦, pac¨ªfico y unido.
Son m¨¢s las l¨ªneas maestras sobre las que discurre el proyecto socialista. El apoyo a la ciencia y a la tecnolog¨ªa es para nosotros objetivo prioritario, porque el bienestar del futuro exige imperativamente el progreso cient¨ªfico y tecnol¨®gico. Si ponemos el acento en ello, la modernizaci¨®n de nuestro aparato productivo ser¨¢ una consecuencia l¨®gica. Son la ciencia y la tecnolog¨ªa las que ahora mismo determinan la prosperidad de las naciones. Y ah¨ª los socialistas somos conscientes tambi¨¦n de que hay que hacer una pol¨ªtica para el ma?ana.
Defender nuestros intereses en el mundo
Al recuperar la soberan¨ªa popular, Espa?a rompi¨® el nudo que le imped¨ªa proyectarse al mundo exterior. Los socialistas entendemos que los Gobiernos de la transici¨®n desperdiciaron la oportunidad de defender consistentemente nuestros interese! en el mundo. Nosotros queremos devolver a Espa?a su presencia sensible en el mundo, convertirla en una naci¨®n catalizadora de concordia y distensi¨®n. Y como socialistas, queremos adem¨¢s reavivar la vieja idea del socialismo democr¨¢tico de la solidaridad internacional. Creemos que hay que ir al encuentro de, un nuevo internacional?smo, porque la realidad de un mundo en crisis, como el actual, nos demuestra que los peque?os nacionalismos mezquinos s¨®lo generan tragedias.
El pa¨ªs tiene que funcionar, por tanto, a la altura de los tiempos y las circunstancias. En los ¨²ltimos cien a?os ha sido el socialismo quien m¨¢s veces se ha pronunciado en Espa?a con voces que mezclaban la raz¨®n y la esperanza en el futuro. Al modo de las palabras de Ernst Bloch: "La raz¨®n no puede florecer sin la esperanza, pero la esperanza no puede hablar sin la raz¨®n".
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