Reagan quiere estrechar relaciones con Latinoam¨¦rica

Predicar los valores democr¨¢ticos en un continente donde la mayor¨ªa de pa¨ªses no se caracteriza por respetarlos, promover los lazos de solidaridad interamericana, con particular ¨¦nfasis en Centroam¨¦rica, y evitar todo compromiso formal de ayuda econ¨®mica ser¨¢n los tres objetivos principales de la gira latinoamericana del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan.

Del 30 de noviembre al 4 de diciembre, Reagan visitar¨¢ Brasilia y S¨¢o Paulo, en Brasil; Bogot¨¢, en Colombia; San Jos¨¦, en Costa Rica, y San Pedro de Soula, en Honduras. S¨®lo Brasil, en realidad, tendr¨¢ el privilegio de contar con un programa de visita relativamente amplio, con dos d¨ªas y tres noches de estancia presidencial norteamericana. Colombia, Costa Rica y Honduras ver¨¢n pasar fugazmente a Ronald Reagan y a su s¨¦quito.En principio, la Casa Blanca hab¨ªa previsto un itinerario m¨¢s largo, que inclu¨ªa un posible encuentro con los dirigentes militares argentinos en la zona fronteriza con Brasil y Argentina; todo para intentar borrar el mal sabor creado en Latinoam¨¦rica por el apoyo que proporcion¨® EE UU al Reino Unido durante la pasada guerra de las Malvinas.

Brasil hizo de interlocutor para una reuni¨®n -a petici¨®n de los principales consejeros de Reagan en la Casa Blanca- entre Ronald Reagan y el presidente de Argentina, Reynaldo Bignone; pero Buenos Aires replic¨® que "no era oportuna" tal reuni¨®n. Para EE UU, la gira de Reagan por Am¨¦rica del Sur supondr¨¢ un gesto inicial para reparar las agrietadas relaciones internacionales.

Estados Unidos, que sufre tambi¨¦n una crisis econ¨®mica para la que se entrev¨¦ un inicio de recuperaci¨®n, no est¨¢ en condiciones de formalizar promesas en Latinoam¨¦rica.

"Intentaremos buscar acomodos a cada situaci¨®n", a?adieron, elusivos, los expertos en Latinoam¨¦rica de la Administraci¨®n Reagan. El secretario de Estado, George Shultz; el del Tesoro, Donald Regan, y el consejero especial para Asuntos Comerciales, William Brock, acompa?ar¨¢n al presidente.

En Brasil, la clase pol¨ªtica, todav¨ªa bajo los efectos de las primeras elecciones democr¨¢ticas del pasado 15 de noviembre -con sost¨¦n de la mayor¨ªa en doce Estados para el Gobierno vinculado a la ex Junta Militar, pero con victoria para la oposici¨®n en otros diez Estados-, observa el viaje de Reagan como un gesto de EE UU hacia el Gobierno del presidente Jo¨¢o Baptista Figueiredo. Como un saludo y un apoyo de Washington hacia la apertura democr¨¢tica de Brasil.

Para la oposici¨®n, la llegada de Reagan "sella" la alianza entre el discreto poder militar brasile?o y EE UU. Por su parte, la Embajada de EE UU en Brasilia prepara una recepci¨®n para Reagan con "representantes de todos los partidos pol¨ªticos", en aras de la mejor muestra de que, a¨²n bajo condiciones, Brasil camina hacia la recuperaci¨®n de las libertades democr¨¢ticas; un fen¨®meno moderado, como intenta promover EE UU en Latinoam¨¦rica, que podr¨ªa influir en otros pa¨ªses del Cono Sur, como Uruguay y Argentina.

De Brasilia, el presidente Reagan pasar¨¢ -sin pernoctar- por Bogot¨¢, en cuya capital hay tambi¨¦n signos esperanzadores de recuperaci¨®n democr¨¢tica, como demuestra la formaci¨®n del Gobierno de Belisario Betancur. Colombia ha marcado su estrecha relaci¨®n con Estados Unidos en apoyo al "plan de desarrollo para el Caribe y Centroam¨¦rica", la participaci¨®n en la fuerza de pacificaci¨®n de la ONU en Oriente Pr¨®ximo y, sobre todo, con el voto de la condena a Argentina en la ONU, en el momento inicial de la invasi¨®n militar de las islas Malvinas.

El presidente de Costa Rica, Luis Alberto Monge, recibir¨¢ a Reagan -a la que acompa?a m¨¢s de un centenar de periodistas, acreditados en la Casa Blanca durante la noche del viemes 3 de diciembre. Monge y Reagan hablar¨¢n de temas bilaterales, centrados, por parte costarricense, en la obtenci¨®n de mayores cr¨¦ditos de Washington, directos o v¨ªa el FMI, a cambio de un giro m¨¢s proestadounidense en la crisis centroamericana, sobre todo en relaci¨®n con el conflicto de El Salvador y la tolerancia de las presiones de los grupos nicarag¨¹enses antisandinistas que operan en Costa Rica.

La etapa de San Jos¨¦ ser¨¢ completada con una entrevista de Reagan con el presidente de El Salvador, Luis Alberto Monge. La Casa Blanca excluy¨®, por evidentes riesgos de seguridad, una etapa de Reagan en San Salvador. Reagan apoyar¨¢ la viabilidad de una soluci¨®n negociada en El Salvador, acusando a los guerrilleros de rechazar tal camino.

Finalmente, y ya camino de Washington, Reagan se detendr¨¢ unas horas en la localidad hondure?a de San Pedro de Soula para conversar con el presidente Suazo C¨®rdova y -no se sabe si para insistir en los valores democr¨¢ticos- con el presidente de Guatemala, Efra¨ªn R¨ªos Montt, cuya gesti¨®n est¨¢ marcada por una fuerte represi¨®n contra los opositores a su dictadura militar. Honduras juega un papel clave para el ajedrez norteamericano en Centroam¨¦rica. Agrupa a unos 4.000 guardias ex somocistas, cuya intenci¨®n es preparar una invasi¨®n en Nicaragua contra el r¨¦gimen sandinista. EE UU cuenta con unos cien consejeros militares en Honduras y, seg¨²n informaciones recientes publicadas en el semanario Newsweek, EE UU prepara una operaci¨®n militar directa" contra Nicaragua.