Nueva persecuci¨®n

Las siete plagas de Egipto son una broma al lado de la que supone Jos¨¦ Plaza, presidente del Comit¨¦ Nacional de Arbitros, para el f¨²tbol espa?ol. Jos¨¦ Plaza est¨¢ inhabilitado moralmente desde hace mucho tiempo para dirigir el tema arbitral, pero se mantiene en su puesto porque no tiene la suficiente capacidad de autocr¨ªtica para decir adi¨®s.Jos¨¦ Plaza, el d¨ªa que se vaya, no tendr¨¢ m¨¢s epitafio que el que le dedic¨® a su difunto una paciente ama de casa: "tanta gloria te de Dios como descanso me dejas".

Jos¨¦ Plaza est¨¢ dispuesto a poner de cara a la pared al ¨¢rbitro del Madrid-Barcelona, Ra¨²l Garc¨ªa de Loza. El colegiado gallego, efectivamente, no se?al¨® un penalti en el ¨¢rea del Barga, pero su actuaci¨®n no fue lo deleznable que ha sido, en alg¨²n caso, la de alguno de los ac¨®litos del presidente arbitral. Garc¨ªa de Loza ha tenido la gallard¨ªa de reconocer p¨²blicamente su error. Todo lo contrario de ese ¨¢rbitro que da como v¨¢lidos goles que entran por detr¨¢s de las redes.

Plaza es enemigo de la libertad de expresi¨®n y le molesta que hombres como Garc¨ªa de Loza den la cara. Si se produjera alguna sanci¨®n contra ¨¦l la riada de castigos tendr¨ªa que ser interminable, porque los errores involuntarios son imposibles de erradicar.

Para Garc¨ªa de Loza no habr¨¢ a partir de ahora la m¨ªnima condescendencia. Ha ca¨ªdo en desgracia. Tambi¨¦n le podr¨ªa ocurrir lo que a Cond¨®n Uriz, De Sosa y otros compa?eros m¨¢rtires. Plaza los prefiere sumisos.