El problema de los desaparecidos, principal obst¨¢culo para la "concertaci¨®n"deseada por el r¨¦gimen militar
"Vuelve el miedo", titulaba una revista argentina hace unas semanas. El temor a las despariciones a los Ford "Falcon" sin matr¨ªcula que tripulan los grupos parapoliciales, est¨¢ de nuevo presente en el pa¨ªs, mientras la Junta Militar se resiste a explicar qu¨¦ ha ocurrido con los desaparecidos, entre 10.000 y 30.000 personas secuestradas durante los ¨²ltimos a?os, en lo que puede ser uno de los mayores genocidios de la historia desde la segunda guerra mundial.En pleno conflicto de las Malvinas, cuando la mayor¨ªa de los argentinos todav¨ªa apoyaban la decisi¨®n del Gobierno del presidente Galtieri de ocupar militarmente las islas, las Madres de Mayo, una asociaci¨®n de familiares de los desaparecidos, continuaban manifest¨¢ndose, como cada jueves, en la hist¨®rica Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, el palacio presidencial, y exhib¨ªan una pancarta significativa: "Las Malvinas son argentinas; los desaparecidos, tambi¨¦n".
La represi¨®n desencadenada por los militares argentinos durante la llamada "guerra sucia" contra la guerrilla y los grupos de oposici¨®n, que tuvo su punto ¨¢lgido entre los a?os 1975-1978, se ha convertido en el principal obst¨¢culo para la normalizaci¨®n democr¨¢tica del pa¨ªs. La grave crisis econ¨®mica, la deuda externa inexplicada al pa¨ªs de 40.000 millones de d¨®lares, incluso la humillante derrota militar en las Malvinas, son problemas m¨¢s f¨¢cilmente superables, ante la sociedad argentina y ante la opini¨®n p¨²blica mundial, que el de los millares de personas desaparecidas sobre las que nadie quiere dar cuenta.
Cad¨¢veres no identificados
Cuando, el pasado 23 de octubre, se denunci¨® el hallazgo de m¨¢s de 400 cad¨¢veres no identificados en el cementerio de Grand Bourg, a unos cuarenta kil¨®metros de Buenos Aires, cierta luz se verti¨® sobre el dram¨¢tico problema. Otros centenares de cuerpos sin identificar aparecieron despu¨¦s y la sospecha de que buena parte, sino todos, de los desaparecidos podr¨ªan haber sido asesinados cobr¨® mayor entidad y coloc¨® en una situaci¨®n a¨²n m¨¢s dif¨ªcil a la Junta Militar argentina, que lleva a?os dando largas a la explicaci¨®n que demandan las Madres de Mayo, la mayor parte de los argentinos y los gobiernos democr¨¢ticos del mundo.
"Sabemos que muchos de los desaparecidos est¨¢n vivos, que hay campos de concentraci¨®n y c¨¢rceles secretas donde est¨¢n detenidos", asegura una de las Madres de Mayo que tiene a su hijo y a su nuera en paradero desconocido desde que fueran secuestrados por fuerzas parapoliciales en 1977. Otras fuentes son menos optimistas: "Creemos que la mayor parte de los desaparecidos han sido torturados y asesinados. Si no, la dictadura habr¨ªa revelado sus paraderos, aunque no les dejaran en libertad".
El l¨ªder radical Ra¨²l Alfons¨ªn declaraba recientemente, refiri¨¦ndose a la decisi¨®n de "no revisar" la lucha contra la subversi¨®n: "Queremos saber si es una resoluci¨®n de las c¨²pulas militares actuales o de la instituci¨®n ( ... ) porque si es una decisi¨®n institucional, entonces que sigan gobernando porque no pueden hacernos canallas a todos".
El escritor Ernesto S¨¢bato manifestaba a EL PAIS en Buenos Aires: "El general Bignone ha hablado de explicar al pa¨ªs lo sucedido en estos a?os del Proceso; pues eso, que expliquen qu¨¦ ha pasado con los desaparecidos". Y el premio Nobel de la Paz, Adolfo P¨¦rez Esquivel, se?alaba: "las organizaciones en pro de los derechos humanos son hoy d¨ªa una fuerza a tener en cuenta en Argentina".
Persecuci¨®n en la catedral
Otra de las Madres de Mayo recordaba los primeros a?os de su protesta silenciosa, cuando la polic¨ªa las dispersaba y persegu¨ªa hasta la misma catedral, en la Plaza de Mayo. "Muchas veces nos cerraban las puertas de la iglesia para que no nos refugi¨¢ramos y otras uno de los deanes acompa?aba a la polic¨ªa dentro del templo, para que nos detuvieran all¨ª mismo, a s¨®lo unos pasos de la tumba del general San Mart¨ªn, El Libertador, que debe estar pugnando por salir de su sepulcro ante la injusticia que hoy impera en Argentina".
Las Madres de Mayo han estado siempre a la vanguardia en la denuncia del dram¨¢tico problema de los desaparecidos. Creada hace algo m¨¢s de cinco a?os, la asociaci¨®n agrupa hoy a unas 2.500 madres de todo el pa¨ªs. Sus componentes insisten en que no son una organizaci¨®n pol¨ªtica y que su ¨²nica fidelidad es salvar las vidas de sus familiares desaparecidos o, al menos, tener la certeza de cu¨¢l ha sido su destino.
La pres¨ªdenta de la asociaci¨®n, Hebe Pinto de Bonafini, que tiene a dos hijos y a una hija pol¨ªtica desaparecidos, manifestaba recientemente que las Madres poseen testimonios que confirman la existencia de campos de concentraci¨®n clandestinos. Y a?ad¨ªa: "Si nuestros hijos no estuviesen vivos eso significar¨ªa que se ha cometido un genocidio contra millares de argentinos. Y ese crimen genocida no prescribe; ser¨¢ in¨²til buscar la impunidad y el olvido..."
Mientras tanto, el general Llamil Reston, ministro del Interior, calificaba hace poco en C¨®rdoba la situaci¨®n actual de Argentina como "un oasis de paz". Y cuando se le pregunt¨® que c¨®mo hac¨ªa compatible esa paz con la vigencia del estado de sitio, respond¨ªa: "Gracias al estado de sitio tenemos en el pa¨ªs esa tranquilidad y esa paz, ya que si fuera levantado aquellos que tuvieron que Ver con la subversi¨®n podr¨ªan volver del exterior y que todos los detenidos a disposici¨®n del Poder Ejecutivo Nacional tendr¨ªan que salir ( ... ) Por eso a¨²n se mantiene el estado de sitio".
La precaria estabilidad de la Junta Militar argentina se debilit¨® aun m¨¢s a principios de octubre, cuando apareci¨® en un barrio residencial de Buenos Aires el cad¨¢ver del hombre de negocios Marcelo Dupont, que hab¨ªa sido secuestrado una semana antes. Su hermano, el diplom¨¢tico Gregorio Dupont, manifest¨® que el asesinato de Marcelo hab¨ªa sido un "aviso" para ¨¦l, tras su denuncia de que el ex comandante en jefe de la Marina, almirante Emilio Massera, hab¨ªa estado implicado, en 1978, en la muerte de Elena Holmberg, de 43 a?os, agregada de prensa de la embajada argentina en Par¨ªs.
Antes de morir, Elena Holmberg habr¨ªa denunciado la vinculaci¨®n de Massera con el grupo guerrillero argentino Montoneros, y que el entonces jefe de la Armada les entreg¨® en Par¨ªs m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares. Massera niega cualquier implicaci¨®n en esta muerte y se querella contra Gregor¨ªo Dupont. Pero la bola de nieve sigue creciendo y aparecen nuevas denuncias de conexiones con la desaparici¨®n del antiguo embajador argentino en Venezuela, H¨¦ctor Hidalgo Sol¨¢, y con la pertenenecia a la logia mas¨®nica italiana Propaganda Due (P-2) de altos jefes militares y de conocidos personajes del mundo financiero y empresarial argentino. La detenci¨®n en Suiza del Gran Maestro de la P2, Licio Gelli, ha causado m¨¢s de una pesadilla a numerosas personalidades argentinas, seg¨²n informaciones publicadas en los medios de comunicaci¨®n del pa¨ªs.
El Gobierno ha ido dejando en libertad a algunos presos pol¨ªticos y, seg¨²n datos oficiales, s¨®lo quedaban a mediados de noviembre unas 320 personas "a disposici¨®n del poder ejecutivo", es decir, detenidas sin cargos ni proceso judicial contra ellas. "Esto supone la tercera parte de los presos pol¨ªticos que hab¨ªa hace un a?o, pero no resuelve el problema de los desaparecidos, que la Junta no puede aclarar", comentaba un peronista radical. La aparici¨®n de varios "cementerios clandestinos", en los que se hallaron cad¨¢veres de casi uni millar de personas, ser¨ªa, seg¨²n otras fuentes, un intento gubernamental de ir "aireando" paulatinamente el asunto de los desaparecidos, con el fin de preparar a la opini¨®n p¨²blica para algo que parece obvio a muchos observadores: ninguno de ellos est¨¢ vivo.
El ex presidente Arturo Frondizi, de 74 a?os, declaraba hace un par de semanas que "no ha habido solamente desaparecidos en Argentina; ha habido millares de muertos". El l¨ªder del Movimiento de Integraci¨®n y Desarollo (MID) a?ad¨ªa que "hay cientos de fosas comunes" y exig¨ªa a la dictadura militar que "citen los nombres de todos los muertos o, por lo menos, que digan d¨®nde se encuentran sus restos". Para Frondizi, las Fuerzas Armadas "deben explicar a la naci¨®n por qu¨¦ mataron a esas personas y c¨®mo las mataron".
La presi¨®n internacional contra el r¨¦gimen se acentu¨® durante los ¨²ltimos meses, despu¨¦s de que varios gobiernos europeos se interesaran por la suerte de sus ciudadanos desaparecidos en Argentina. Para un funcionario argentino, este repentino inter¨¦s en el tema demostrado por varios pa¨ªses de Europa s¨®lo se explica gracias a una h¨¢bil maniobra de los servicios secretos brit¨¢nicos, que pretenden desprestigiar internacionalmente a la Junta Militar.
"?Desprestigiarles m¨¢s a¨²n?", se pregunta, ir¨®nico, un sindicalista de la central CGT-Brasil. "Estos se?ores tomaron el poder por la fuerza para arreglar el pa¨ªs, qu¨¦ han hecho?: hundirnos econ¨®micamente, privarnos de las libertades b¨¢sicas, masacrar a miles de personas y, encima, pierden una guerra que ellos mismos iniciaron".
La pretendida concertaci¨®n que desea la Junta Militar, cuyos detalles se anunciaron oficialmente el pasado doce de noviembre, incluye los apartados "lucha contra la subversi¨®n" y "desaparecidos". El comunicado oficial pretend¨ªa claramente evadir responsabilidades y se?alaba que "esta crisis, ni la m¨¢s grave ni la primera que hemos vivido los argentinos, es la suma de todos los errores que cada uno y a su tiempo cometimos".
Rumores de golpe
Algunas denuncias difundidas en las ¨²ltimas semanas han apuntado a personas concretas, como al general Am¨¦rico Daher, uno de los jefes militares de la guerra de las Malvinas, al que el l¨ªder del sindicato Luz y Fuerza acus¨® hace unos d¨ªas de ser responsable de la desaparici¨®n del sindicalista Oscar Smith, en 1977. Daher era entonces subsecretario de Trabajo y Smith se hab¨ªa entrevistado con ¨¦l y amenazado con convocar una huelga en la empresa estatal Servicios El¨¦ctricos del Gran Buenos Aires.
Las especiales caracter¨ªsticas de la represi¨®n desencadenada por la Junta Militar desde 1976 hicieron que el grado directo de implicaci¨®n de los oficiales de los tres ej¨¦rcitos en las torturas y "desapariciones" haya sido muy alto. "A nadie le interesa hoy en las Fuerzas Armadas que se destape ese asunto de la "lucha contra la subversi¨®n" porque todos est¨¢n manchados", afirma un diplom¨¢tico extranjero que vivi¨® en Buenos Aires los a?os ¨¢lgidos de la represi¨®n. "Y no hay que olvidar que los generales de hoy eran los coroneles de hace seis a?os, los que mandaban los regimientos donde se encarcelaba, interrogaba y torturaba a los detenidos".
Es este grado de implicaci¨®n lo que hace temer estos d¨ªas no s¨®lo en el retorno de los grupos parapoliciales, como demostrar¨ªa el asesinato de Marcelo Dupont y las amenazas recibidas por varios periodistas, sino en un intento de golpe de estado, fundamentalmente dirigido a impedir las investigaciones sobre los desaparecidos. Varias declaraciones de altos mandos militares, como el general Calvi o el almirante Franco, acusaban a los movimientos pro derechos humanos que reclaman el paradero de los desaparecidos de estar "financiados por los terroristas". En c¨ªrculos militares se considera que el asunto ha llegado ya demasiado lejos y se habla abiertamente de detener el proceso de institucionalizaci¨®n, lo que significa prolongar la dictadura por uno u otro medio, sin excluir un golpe duro contra los actuales dirigentes, considerados demasiado d¨¦biles por los sectores m¨¢s ultras de las Fuerzas Armadas.
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