Santa resignaci¨®n y Banca Catalana

La santa resignaci¨®n con la cual la gran mayor¨ªa de accionistas de Banca Catalana hemos aceptado la liquidaci¨®n de nuestro patrimonio sanciona, evidentemente, la novedosa noci¨®n de que, en pro de fer pa¨ªs, es preciso aceptar una gesti¨®n nefasta y temeraria, sin siquiera exigir responsabilidad alguna para lapsus como, por ejemplo, activos ficticios de 15.953.372.312,65 pesetas.Una conclusi¨®n de esta escandalosa quiebra para apuntar en la agenda legislativa del nuevo Gobierno es la necesidad perentoria que todos los bancos, cajas de ahorro y otras entidades financieras que aceptan dep¨®sitos del p¨²blico sean sometidas anualmente a auditor¨ªa obligatoria externa.

Me refiero en este sentido al art¨ªculo 197 del olvidado proyecto de ley de sociedades an¨®nimas: "Las cuentas anuales y el informe de gesti¨®n deber¨¢n ser controlados por personas f¨ªsicas o jur¨ªdicas independientes, que tengan la oportuna habilitaci¨®n administrativa como revisores de cuentas". Incluso, tal norma tendr¨ªa que hacerse extensiva a todas las sociedades cotizadas en bolsa, aunque dicho sea de paso, no es garant¨ªa infalible contra sorpresas como la presente. Por cierto, la mayor¨ªa de los siete bancos grandes ya pasan por auditor¨ªa externa e independiente.

Otro paso aconsejable en conseguir una mayor transparencia ser¨ªa adoptar el requisito excelente de la actual ley brit¨¢nica de sociedades an¨®nimas, por el cual se incluye en el informe anual de las sociedades cotizadas una relaci¨®n de los niveles de remuneraci¨®n de los consejeros y altos cargos, adem¨¢s de una declaraci¨®n pormenorizada de las acciones de la sociedad, propiedad de cada miembro del consejo de administraci¨®n./