Moto remolcada

Como funcionario p¨²blico que soy, pretendo desde aqu¨ª, y como ¨²nico medio posible que poseo, realizar una cr¨ªtica constructiva sobre la actuaci¨®n de otros dos funcionarios p¨²blicos de otro campo de la Administraci¨®n.Voy con mi mujer en moto de M¨¢laga a Granada. Tenemos la terrible desgracia de quedamos tirados en la carretera ya entrada la noche, donde no hay un alma, y otro desgraciado motorista nos presta una valiosa ayuda para arreglar la moto, sin resultados positivos. Agotados nuestros conocimientos, herramientas y esperanzas, pensamos en remolcar nuestra moto con la suya hasta una gasolinera pr¨®xima. Lo hacemos y tenemos la suerte de que pasa un coche-patrulla de guardias civiles en sentido contrario. "Estamos salvados", pens¨¦. Paramos y no vemos se?ales de que el mencionado coche se detenga, y a base de considerable esfuerzo conseguimos llegar a la gasolinera, donde ya nos sent¨ªamos un poco m¨¢s seguros.

A los pocos minutos vemos llegar el mismo coche-patrulla. Se bajan y me dispongo a contarles lo sucedido. Pero, con gran sorpresa por mi parte, esos hombres-multa, sin preguntarnos lo sucedido, abren sus libretas y comienzan un minucioso examen de los preceptos por nosotros infringidos. Concluyen por poner una multa a mi desgraciado y amable compa?ero de moto por remolcar a otro desafortunado motero.

?M¨¢s profesionalidad, se?ores! ?O es que pretenden acabar con la solidaridad humana?

Me refiero al kil¨®metro 33 de la carretera M¨¢laga-Antequera, la noche del d¨ªa 20 de noviembre de 1982. / secretario del Ayuntamiento de