Un 'Ernani' con PI¨¢cido Domingo abre la temporada de la Scala de Mil¨¢n

Hoy martes, 7 de diciembre, festividad de San Ambrosio, patrono de Mil¨¢n, inaugura el teatro de la Scala su temporada de ¨®pera y ballet 1982-83 con una representaci¨®n de lujo del Ernani, de Verdi: Pl¨¢cido Domingo, Mirella Freni Renato Bruson y Nicolai Ghiaurov componen el reparto b¨¢sico de una de esas veladas deslumbrantes con que el primer teatro de opera del mundo reafirma cada a?o su condici¨®n de tal.La temporada que as¨ª se inicia -n¨²mero 394, rezan los carteles- y que este a?o contar¨¢ con la asistencia del presidente de la Rep¨²blica, Sandro Pertini, ofrece atractivos insospechados para el no iniciado. Insospechados, mas generalmente inalcanzables fuera del abono. Los carteles de "no hay localidades" en todos los idiomas intentan desanimar a una pl¨¦yade abigarrada de aficionados que pululan bajo los soportales so?ando la quimera de una localidad, si quiera sea de para¨ªso, y que jam¨¢s, claro, conseguir¨¢n. Porque este Ernani que hoy dirigir¨¢ Riccardo Mutti es mucho m¨¢s que la ¨®pera de Viave musicada por Verdi. De un lado, por la excepcional calidad del cuarteto solista; de otro, por la regia, que se promete formidable, de Luca Ronconi, con Ezio Frigerio en la escena y vestuarios de Franca Skuarciapino ... ; pero, y sobre todo, porque el fervor que la tradici¨®n imprime en los devotos -tal vez inmortales, siempre los mismos- que, desde hace 204 a?os, lienan cada noche de San Ambrosio su templo, convierte el drarna en rito, la ¨®pera en ceremo nia y la presencia en profesi¨®n de fe.

Tras este Ernani -que, aparte la velada inaugural, se representar¨¢ durante el mes de d¨ªciembre, los d¨ªas 8, 14, 18, 22, 28 y 30- se montar¨¢n Andrea Chenier, deGiordano, con Jos¨¦ Carreras; una Luc¨ªa de Lammermoor y el Anacreon ou l'amour fugitiv, de Cherubini; y a continuaci¨®n, Lohengrin, t¨ªtulo que este a?o, y como curiosidad, tendr¨¢ dos recreaciones: la tradicional de Wagner y una versi¨®n -estreno mundial absoluto- en la Piccola Scala Arturo Toscanini, con m¨²sica de Salvatore Sciarrino sobre el melodrama de Jules Laforgue.

Completan la programaci¨®n, en el Gran Teatro, el Tr¨ªptico, de Puccini -Tabarro, Suor Ang¨¦lica y Gianni Schicchi- y un nuevo Barbero de Sevilla, de Rossini; y en el Piccolo Teatro, Les peletins de la Mecque, de Gluck; La pietra del Paragone, de Rossini, y El convidado de piedra, de Dargomiszky.

El sue?o de los mejores

Hablar de int¨¦rpretes aqu¨ª es superfluo. Mil¨¢n es el sue?o de los mejores ("cuando inici¨¦ los primeros estudios de canto -cuenta Pl¨¢cido Domingo- ten¨ªa como meta debutar en el Metropolitan y en la Scala"), y el verdadero acontecimiento es que alguno, en alguna ocasi¨®n, est¨¦ ausente: Pavarotti, Capucilli, el propio Pl¨¢cido, Carreras, Peter Hofmann, Joan Pons y, este a?o, en concierto, Montserrat Caball¨¦, Marilyn Horne, Theo Adam, Peter Schraicr y el largo etc¨¦tera de sernidioses que quiz¨¢ s¨®lo aqu¨ª, entre el mundo entero, sienten cada noche la nostalgia del deseo que fue. Y adem¨¢s, el ballet de Maurice B¨¦jart.