EL PAIS, c¨®mplice de arboricidio

Los dos chopos inmediatos, que llegaban al tercer piso de la casa de al lado y dulcificaban el feo panorama urbano que desde mis balcones se disfruta son ya s¨®lo dos tristes mu?ones a la altura de las tiendas. Jam¨¢s volver¨¢n a ser ¨¢rboles-¨¢rboles de nuevo. Me qued¨¦ destrozado, como siempre en estos casos, y trat¨¦ de distraer mi murria leyendo EL PAIS. Vi en seguida uno de los absurdos bandos-homil¨ªa del alcalde incit¨¢ndonos a ser buenos y aplicados en el contexto de la ORA, y me pregunt¨¦ c¨®mo puede este se?or predicar civismo mientras sus huestes podadoras nos abruman todos los d¨ªas, con tir¨¢nica brutalidad, destruyendo, erre que erre, los ¨¢rboles de nuestro -que no suyo- Madrid. Lleg¨® el correo: me escribe Alfredo Barra, ingeniero agr¨®nomo del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico, para mostrarme su alarma por la poda planeada para este a?o, que dice va a mutilar ?54.000 ¨¢rboles!, y me pide que les eche una mano en sus est¨¦riles esfuerzos cerca del alcalde por detener la masacre. Adjunta un escrito del se?or Kenneth W. Allen, especialista norteamericano en arboricultura, que acaba de impartir un curso en el Bot¨¢nico, y se ha quedado horrorizado ante las podas-talas de Madrid. Su opini¨®n es que los autores de tama?a tropel¨ªa deben ir a la c¨¢rcel. Su escrito enumera los enormes da?os que tan b¨¢rbara costumbre municipal causa, no s¨®lo a la est¨¦tica -lo cual es obvio para quien tenga ojos en la cara y conserve un cachito de alma inmortal-, sino a la propia supervivencia del ¨¢rbol.Es penoso que un peri¨®dico que leo d¨ªa a d¨ªa desde su fundaci¨®n y con cuyos criterios y filosof¨ªa en otros contextos suelo identificarme plenamente, sienta un desd¨¦n tan obvio... y municipal hacia la ecolog¨ªa y, m¨¢s concretamente, la poda-tala tercermundista de los ¨¢rboles madrile?os. EL PAIS es, con sus silencios, c¨®mplice de arboricidio./ .