Pedro Altares,

ex director del desaparecido semanario Cuadernos para el Di¨¢logo, se encuentra inmerso estos d¨ªas en un caso ins¨®lito y no menos sorpresivo, de esos que cuestan trabajo creer por su continua complejidad. Resulta que el periodista en cuesti¨®n recibi¨® d¨ªas pasados una comunicaci¨®n de la justicia espa?ola en la que se le citaba ante los tribunales sin detallar el porqu¨¦. Soprendido por esta citaci¨®n judicial, Altares, como cualquier otro espa?ol, indag¨® para saciar su curiosidad y pudo comprobar, con sorpresa may¨²scula, que el asunto no era otro que recibir la comunicaci¨®n de su procesamiento por una carta al director publicada hace cinco a?os en la revista que dirig¨ªa. Pero eso no fue todo. Cuando Altares busc¨® entre sus notas los nombres de los abogados que en su d¨ªa se encargaron de la defensa, comprob¨®, ¨¦sta vez quiz¨¢s at¨®nito, que se trataba ni m¨¢s ni menos que del mismisimo presidente del Congreso de los Diputados, Gregorio Peces-Barba, del ministro de Administraci¨®n Territorial, Tom¨¢s de la Quadra Salcedo y del subsecretario de Justicia, Liborio Hierro, que por incompatibilidad manifiesta no podr¨¢n continuar encarg¨¢ndose del caso. Descartados los nombres, Altares se present¨® en el juzgado y comunic¨® el nombre de Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez como encargado de su defensa. La respuesta que recibi¨® le dej¨® a¨²n m¨¢s sorprendido. Y es que Ruiz-Gim¨¦nez va a ser con casi toda probabilidad elegido Defensor del Pueblo, por lo que de poco le va servir si el juicio, a la vista de los cinco a?os transcurridos desde que se iniciaron las diligencias, se retrasa por alg¨²n tiempo. De seguir as¨ª, Altares va a tener que recurrir a las listas del colegio de abogados, al menos para evitar infructuosas visitas al juzgado.