El nuevo presupuesto mexicano asciende a 12,8 billones de pesetas
Una cierta liberalizaci¨®n del mercado cambiario, subidas de precios generalizadas y nuevos impuestos anuncia el presidente de M¨¦xico, Miguel de la Madrid, en el proyecto de presupuesto enviado a la C¨¢mara de Diputados una semana despu¨¦s de su toma de posesi¨®n. El volumen de gastos se fija en siete billones de pesos (unos 12,8 billones de pesetas), lo que supone un aumento del 55% sobre el actual ejercicio, aunque, en t¨¦rminos reales, equivale a una reducci¨®n del 30%.
En consonancia con la carta de intenci¨®n enviada por el anterior Gobierno al Fondo Monetario Internacional (FMI), se propone una disminuci¨®n del d¨¦ficit fiscal hasta el 8% del producto interior bruto (PIB), frente al 16,5% alcanzado en 1982. Se duplica as¨ª la partida destinada al pago de la deuda, que, con 2,8 billones, se convierte en la m¨¢s abultada del presupuesto.Le sigue el mantenimiento de la voluminosa Administraci¨®n federal, con 2,3 billones, en tanto que las empresas p¨²blicas, en su mayor¨ªa deficitarias, absorber¨¢n 1,9 billones. Como corresponde a un presupuesto, que el presidente califica de austero y realista, estos dos cap¨ªtulos experimentan una importante contracci¨®n en moneda real.
Mayor inter¨¦s que la relaci¨®n de ingresos y gastos tiene esta vez la justificaci¨®n del proyecto, que contiene las l¨ªneas maestras de toda la pol¨ªtica econ¨®mica que Miguel de la Madrid pretende llevar a cabo durante los pr¨®ximos seis a?os. Tras el populismo financiero de L¨®pez Portillo, el nuevo presidente est¨¢ decidido a someter a su pa¨ªs a una dieta de realismo, como ¨²nica v¨ªa para evitar males mayores. En su diagn¨®stico de la situaci¨®n expone que M¨¦xico se encuentra ante su m¨¢s grave crisis econ¨®mica desde la gran depresi¨®n de los a?os treinta. Apunta los siguientes datos: Se ha duplicado el desempleo abierto, lo que agrava la lucha por un puesto de trabajo de los 800.000 mexicanos que cada a?o se incorporan al mercado laboral; la escasa producci¨®n agropecuaria obligar¨¢ a importar siete millones de toneladas de alimentos en 1983, la inflaci¨®n se sit¨²a en torno al 100%, con riesgo de aceleraci¨®n; la mayor¨ªa de las empresas p¨²blicas presentan situaciones fiscales exiguas y el gasto es excesivo.
No caben m¨¢s soluciones que frenar el gasto, aumentar el ingreso y administrarlo mejor. A la hora de definir los gastos se otorga prioridad a la salud, al campo y a la infraestructura de comunicaciones, en detrimento de los sectores energ¨¦tico y la burocaracia.
La atenci¨®n preferente al campesino trata de acortar peligrosas desigualdades internas y evita la sangr¨ªa de divisas que supone la importaci¨®n masiva de alimentos.
Para aumentar los ingresos se pone en marcha una reforma fiscal que afectar¨¢ a todos, aunque en mayor medida a los que m¨¢s ganan. El aumento del IVA, que grava ya con un 10%, y su extensi¨®n a algunos productos que estaban exentos, afectar¨¢ a las econom¨ªas m¨¢s d¨¦biles.
Fraude fiscal
Como contrapartida, Miguel de la Madrid anuncia una reducci¨®n en el impuesto sobre la renta para los contribuyentes de menores ingresos, al mismo tiempo que se fija una tarifa adicional m¨¢s progresiva para el escal¨®n social m¨¢s alto. Se aumentar¨¢n las tasas poir autom¨®viles, los grav¨¢menes de art¨ªculos de lujo y el impuesto de sociedades.Para reducir el fraude fiscal se eliminar¨¢ el anonimato en las acciones, empleado no s¨®lo para evadir el pago de tributos, sino para introducir capitales extranjeros en sectores vedados por la ley. Esta ha sido una exigencia un¨¢nime de sindicatos y partidos de izquierda. Por fin podr¨¢ saberse a qui¨¦n pertenece cada empresa.
Para administrar mejor los fondos p¨²blicos ya envi¨® al Congreso un paquete de leyes, que incluye reformas a la Constituci¨®n y al C¨®digo Penal, y del que ya se hizo eco este peri¨®dico. Para instrumentar este plan econ¨®mico de emergencia, Miguel de la Madrid ha hecho un llamamiento a un nuevo pacto social.
Junto a estas medidas de aplicaci¨®n inmediata, el presidente expone tres reformas estructurales, que piensa abordar durante su mandato: la primera pretende delimitar con precisi¨®n las ¨¢reas economicas que el Estado se reserva para s¨ª.
Reformas agraria e industrial
Una segunda reforma ata?e al campo, la cenicienta del sistema mexicano, pese a que fue la punta de lanza de la revoluci¨®n. El Gobierno quiere definir de una vez la tenencia de tierras, sin que su propiedad est¨¦ sometida a continuos sobresaltos. Otros objetivos son los de rentabilizar los minifundios con f¨®rmulas de cooperaci¨®n y canalizar ayudas a zonas deprimidas de alto potencial productivo.La tercera reforma pretende modificar los esquemas de industrializaci¨®n. El mercado interno se erige en base a su desarrollo, pero sin recibir aranceles exorbitantes que sirvan para proteger la falta de rentabilidad. El Estado marcar¨¢ las prioridades bajo criterios econ¨®micos. No habr¨¢ m¨¢s ayudas a industrias deficitarias.
Bajo estas premisas, el nuevo Gobierno espera reducir la inflaci¨®n a la mitad y sentar unas bases aut¨¦nticas para el desarrollo. Si se cumplen sus previsiones, M¨¦xico tendr¨ªa en 1985 un crecimiento nuevamente superior al 5%, con una deuda exterior soportable.
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