Avance socialista en Portugal
LOS RESULTADOS de las elecciones municipales celebradas en Portugal producen una situaci¨®n cl¨¢sica: la discusi¨®n en torno al significado del voto, de su reparto en tendencias y de las repercusiones de la pol¨ªtica local sobre la general. No es extraordinario, y en algunos pa¨ªses hasta es una constante, que los comicios municipales ofrezcan resultados pol¨ªticos opuestos a los de las elecciones legislativas (en Espa?a, los ayuntamientos de la izquierda se formaron un mes despu¨¦s de las elecciones legislativas ganadas por UCD en marzo de 1979). En el centro de la disputa portuguesa actual est¨¢ el hecho de que el Partido Socialista ha conseguido el 31,1% de los votos (resultados no oficiales), con lo que se convertir¨ªa en el primer partido pol¨ªtico del pa¨ªs; el Partido Comunista (prosovi¨¦tico) es el segundo, con un 20%, y a continuaci¨®n vienen los diversos partidos que forman la actual coalici¨®n gubernamental que dirige Pinto Balsem?o. Pero la coalici¨®n misma, como tal, sigue teniendo la mayor¨ªa: el 43,5% de los votos emitidos. En t¨¦rminos comparativos, los socialistas progresan, la coalici¨®n de Alianza Democr¨¢tica pierde terreno y el partido comunista se estanca. El an¨¢lisis m¨¢s detenido de las cifras indica que esas proporciones son mucho m¨¢s notables en las grandes ciudades (Lisboa y Oporto) y menos aparentes en la zona rural, tradicionalmente de voto conservador. Si la mayor¨ªa de las alcald¨ªas sigue en manos de Alianza Democr¨¢tica, la coalici¨®n gubernamental ha perdido, sin embargo, la mayor¨ªa en treinta municipios que eran suyos y los socialistas han conquistado veintitr¨¦s (siempre seg¨²n resultados no definitivos).Considerando suficientes estos datos, Mario Soares exige la dimisi¨®n de Pinto Balsem?o, la disoluci¨®n de la Asamblea y la convocatoria de nuevas elecciones generales, puesto que seg¨²n ¨¦l el pa¨ªs ofrece una fisonom¨ªa pol¨ªtica distinta a la de 1980. Al l¨ªder socialista no le faltan razones para defender su tesis pero tampoco carece de argumentos Pinto Balsem?o para mantener que su coalici¨®n sigue siendo mayoritaria y que, por tanto, el Gobierno tiene derecho a continuar. La cuesti¨®n est¨¢ en saber si la coalici¨®n va a resistir hasta las elecciones legislativas de 1984.
Dentro de la coalici¨®n de AD, las dosificaciones de votos para cada uno de los partidos no se han alterado en sus proporciones (aunque cada uno de ellos haya perdido votos), de forma tal que no existir¨ªan razones para que variase, a su vez, su participaci¨®n en el Gobierno. Para decirlo de un modo m¨¢s pesimista, los resultados de las elecciones municipales no ayudar¨¢n a los partidos mayores a resolver sus tensiones internas. L¨®gicamente, la p¨¦rdida de espacio electoral deber¨ªa contribuir a fortalecer, ante el riesgo compartido, la solidez de la coalici¨®n; pero tambi¨¦n abre la posibilidad de una maniobra orientada a que Pinto Balsem?o deje de ser la cabeza visible de Alianza Democr¨¢tica culp¨¢ndole de la merma de popularidad (que ¨¦l mismo considera muy poco significativa).
El resultado de las elecciones municipales puede a?adirse como un dato m¨¢s a otros factores que contribuyen a la inestabilidad del pa¨ªs: el fondo econ¨®mico y social, que sigue siendo ruinoso; los tirones del presidente de la Rep¨²blica para recuperar las partes de poder que ha perdido con la nueva Constituci¨®n (Eanes ser¨ªa partidario de la disoluci¨®n inmediata de la Asamblea); el malestar de los militares divididos; las nuevas brumas lanzadas sobre el accidente de aviaci¨®n que cost¨® la vida a Sa Carneiro; las diferencias de puntos de vista dentro de la coalici¨®n, etc. No es probable sin embargo que unas elecciones generales ayudaran a disipar los malentendidos que pesan sobre la vida pol¨ªtica portuguesa. Y es dif¨ªcil predecir por otra parte si la legislatura en curso podr¨¢ agotarse de muerte natural. La estabilidad de Portugal es, sin embargo, cuesti¨®n que no se agota en el interior de sus fronteras. Para quienes compartimos con aquel pa¨ªs el territorio de la Pen¨ªnsula un Portugal democr¨¢tico con instituciones s¨®lidas es tambi¨¦n condici¨®n de nuestra propia solidez y optimismo cara al futuro.
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