Rafael Alberti cumple hoy 80 a?os. Una vida marcada por el fantasma de la guerra y por el ejercicio de la poes¨ªa
El autor de 'Marinero en tierra' cree que a¨²n tiene muchas cosas por hacer
El poeta de Marinero en tierra, Rafael Alberti, cumple hoy 80 a?os. Anoche festejaron sus amigos la conmemoraci¨®n en un restaurante madrile?o. A esta edad llega el autor de Sobre los ¨¢ngeles, Canciones del Paran¨¢, Consignas, A la pintura, y, entre otras, La arboleda perdida, con la conciencia de que la suya es una biograf¨ªa marcada por a guerra, aunque esa memoria no le ha impedido tener una gran fe en la vida. Los ochenta a?os, dice, no suponen ning¨²n recodo, porque a¨²n le quedan muchas cosas por hacer.
Rafael Alberti cumple hoy ochenta a?os, una vida que, seg¨²n el poeta nacido en El Puerto de Santa Mar¨ªa (C¨¢diz), autor de Marinero en tierra, amigo de Federico Garc¨ªa Lorca, ha estado signada por el fantasma de la guerra: cuando ten¨ªa doce a?os estall¨® la guerra mundial y a?os m¨¢s tarde sufri¨® las consecuencias de la guerra civil espa?ola, que provoc¨® su largo exilio, primero en Argentina y luego en Italia. Cuando llega a esta edad, se manifiesta tan juvenil como su libro m¨¢s importante (del que sigue sintiendo muy contento "porque es tan juvenil, con un aire tan fresco; yo era tan joven entonces") y declara que a¨²n tiene much¨ªsimas cosas que hacer.Su ochenta cumplea?os le coge con un buen corte de pelo; "es que cuando est¨¢ muy largo, si no llevo la gorra puesta voy por la calle con el pelo como Beethoven". Otra costumbre muy albertiana es invitar inmediatamente a comer algo Fundamentalmente, porque Rafael Alberti, en contra de lo que a ¨¦l le gusta aparentar, es un ser cor dial, generoso, cautivador y tierno Y, adem¨¢s, porque ¨¦l dice estar a r¨¦gimen y no puede comer y, naturalmente, tiene hambre. Versos sueltos
Hoy, este hombre, este poeta todo humanidad, claramente proclive a meterse en estados depresivos y a salir de ellos a golpe de versos, claros y profundos, cumple ochenta a?os. "Yo, personal, f¨ªsica y mentalmente me siento como si no tuviera esa edad, esa es la verdad, la pura verdad, pero no por eso dejo de cumplir ochenta a?o y, en cualquier caso, es seria la aparici¨®n de esa cifra en la vida" dice Alberti. "Ochenta a?os son muchos; hay tanta gente acabada a esa edad; claro que tambi¨¦n las hay desde los cuarenta a?os, pero, en fin, no es lo normal; en cambio, a los ochenta s¨ª". Se asombra ¨¦l mismo de su propia naturaleza que le mantiene con m¨¢s salud qu a los veinticinco a?os, cuando tuvo una grave enfermedad de pulm¨®n. "La vejez es la memoria", dice, "y yo en estos momentos tengo mi cabeza bien, porque ya ves, eso s¨ª me preocupa: cuando una persona pierde la memoria est¨¢ liquidado. Eso es para m¨ª ser viejo, no es una cuesti¨®n de a?os, objetivamente hablando".
Acaba de editarse su ¨²ltimo libro de poemas, Versos sueltos de cada d¨ªa, donde Alberti dice que hay algunos temas autobiogr¨¢ficos "y con esta vida que llevo ahora, tan suelta, directa y vertiginosa, creo que el libro ?aporta un nuevo registro literario y personal". Ahora est¨¢ escribiendo otro; ?no le apetece de pronto descansar de escribir? "No, yo no creo en los descansos, ni en los reposo! ni en las inspiraciones. Yo escribo cuando estoy en disposici¨®n de hacerlo. No me gusta provocar el momento, pero es cierto que hay momentos de grandes pausas en que se escribe menos, claro que yo lo empleo grabando o pintando".
?Es lo mismo para usted pintar que escribir? "Exactamente igual. Unir la palabra y el signo es lo mismo para m¨ª. No son dos cosas distintas. Desde que escrib¨ª mi libro A la pintura, volv¨ª deliberadamente a pintar, a mezclar colores, a re cordar las t¨¦cnicas, los ¨²tiles de trabajo, los soportes. S¨ª, ese libro fue mi punto de partida para vol ver para siempre a mi primera vocaci¨®n, que, unida a la poes¨ªa, es lo que yo llamo liricografia".
La exposici¨®n antol¨®gica que deb¨ªa haberse celebrado en la Biblioteca Nacional no pudo, final mente, organizarse tras la disolu ci¨®n de las Cortes y el cambio de Gobierno, que ha llegado con un triunfo tan apabullante, dice Alberti, "que parece la llegada de la Rep¨²blica; realmente ha sido un ¨¦xito extraordinario". Rafael Alberti, comunista desde 1931, no quiere ni o¨ªr mentar el problema del PCE, y su humor cambia radicalmente cuando se trata el tema Se habla de otros partidos pol¨ªti cos y de uno disuelto para dedicar se a la cultura, "y no hay que olvi dar la frase de Go?bbels: cuando oigas la palabra cultura, ¨¦chate la mano a la pistola".
Este a?o de su ochenta cumplea?os recibi¨® Alberti varios premios, aunque, seg¨²n algunos, no todos los que se merec¨ªa. "A m¨ª me da lo mismo, desde un punto de vista literario, que me premien o no. Literalmente no lo considero significativo; ?en dinero?, bueno, qu¨¦ duda cabe que para un poeta, que no es precisamente un industrial, un ingeniero o un vendedor de aceite, esas cantidades de dinero suponen un tiempo de tranquilidad. Pero, en fin, tampoco es un asunto de vida o muerte".
Adem¨¢s de Madrid y C¨¢diz, Colonia, Roma y Bolonia celebrar¨¢n tambi¨¦n el cumplea?os del poeta. En esta ¨²ltima ciudad se montar¨¢ una gran exposici¨®n sobre La noche de guerra en el Museo del Prado, que satisface profundamente a Alberti.
"Estoy muy contento de que se haga eso en Bolonia. Esa obra la quer¨ªa montar aqu¨ª, en Madrid, V¨ªctor Garc¨ªa, si le dejaban hacerlo en la puerta del Prado. A m¨ª s¨®lo de pensarlo me llenaba de gozo, me confortaba mucho... ?Pobre muchacho!, era un gran creador, un gran artista". No estar¨¢ a tiempo de proyectarse, sin embargo, la pel¨ªcula que sobre su vida y obra ha realizado- Settimio Presutto para la Televisi¨®n Italiana. "Es que no pude desplazarme a Roma todas las veces que eran necesarias, y aunque ¨¦l vino aqu¨ª y a C¨¢diz varias veces, no estar¨¢ a tiempo, pero es lo mismo, no tiene porqu¨¦ ser precisamente el 16 de diciembre". Volviendo a este d¨ªa, dice Alberti que ¨¦l lo que querr¨ªa ser¨ªa una fiesta "a la gaditana": s¨®lo vino y alegr¨ªa, "en cualquier caso, todo lo agradezco mucho". Insiste Alberti en su buen estado de salud. Por cierto, que a un lado del sal¨®n est¨¢ una bicicleta est¨¢tica, m¨¢s est¨¢tica que nunca. "S¨ª, la tengo como el arpa de B¨¦cquer, 'el sal¨®n, en un ¨¢ngulo oscuro, de su due?o tal vez olvidada...'; es que ya me aburr¨ª de ella. ?No he llegado ni a los mil kil¨®metros! Bueno, tal vez he llegado al Puerto (de Santa Mar¨ªa, por supuesto)".
Sostiene Alberti, igual que hace poco dec¨ªa Anthony Burgess, que este siglo es el peor de la historia. "Es que nuestra ¨¦poca, la m¨ªa, ha sido muy dura. Nac¨ª bajo el signo de la guerra. Cuando ten¨ªa doce a?os estall¨® la primera guerra mundial; hay un libro precioso de un alem¨¢n que se llama Los que ten¨ªamos doce a?os. Yo no he hecho otra cosa que o¨ªr hablar de guerras, de torturas, de campos de concentraci¨®n; todo eso ha tenido en m¨ª una grand¨ªsima influencia. Pero por encima de eso yo s¨¦ que est¨¢n las flores, los ¨¢rboles, el mar, el amor; no, no es ninguna cursiler¨ªa, es as¨ª, y de cuando en cuando tiene uno que detenerse, es necesario hacerlo, para echar una mirada a todo eso... Pero cuando uno est¨¢ por la ma?ana reci¨¦n levantado, viendo amanecer, algo tan hermoso como el amanecer, y pones la radio, lo que oyes es: bombardeos, muertos, asaltos, hambre, torturas..., y ah¨ª se acab¨® toda la belleza del amanecer".
Y por si fuera poco, usted se pasa la vida oyendo la radio. "S¨ª, me duermo con la radio abierta debajo de mi almohada y de pronto me despierto y oigo: han quemado cuatro petroleros en el golfo P¨¦rsico, y ya la visi¨®n del d¨ªa es diferente". "Y a pesar de todo, pienso que la vida tendr¨ªa que ser m¨¢s larga; s¨ª, s¨ª, sobre todo para algunas personas, como para m¨ª, por ejemplo. Esto de cumplir ochenta a?os... es que me quedan muchas cosas por hacer". ?C¨®mo qu¨¦, por ejemplo? "Me quedan muchos libros por hacer y, adem¨¢s, tengo que terminar - mi Arboleda... Pero me tienen que dar tiempo, y, sobre todo, tiempo con capacidad, salud, inteligencia y cabeza para hacerlo, porque no se trata de ser un cuerpo paseando por ah¨ª".
Pero al mismo tiempo dice que tampoco quiere sentarse, que quiere seguir conociendo a la gente, porque la gente le gusta mucho, "sobre todo es extraordinario ver la repercusi¨®n que la poes¨ªa tiene en la gente". No quiere sentarse, no quiere pararse un instante; "cuando llevo dos d¨ªas quieto en Madrid ya me pongo de mal humor", porque a Alberti lo que m¨¢s le gusta, lo que m¨¢s le divierte en la vida es viajar. "A veces pienso que la gran verdad, la verdadera vocaci¨®n en mi vida es la de ser un cometa errante. Incluso, no s¨¦ si a mis ochenta a?os he sido algo m¨¢s que eso".
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