Posible empate en las elecciones de ma?ana en Hamburgo entre la DC y los socialdem¨®cratas
Ma?ana domingo, por segunda vez en seis meses, los ciudadanos de Hamburgo acudir¨¢n a las urnas. Nadie espera grandes sorpresas, y todos temen que vuelva a repetirse una situaci¨®n de pr¨¢ctico empate, como la que result¨® de los pasados comicios: 56 esca?os para los democristianos y 55 para los socialdem¨®cratas, que lograron mantener a su alcalde burgomaestre gracias a la tolerancia de los verdes y alternativos (la llamada lista gal), que obtuvo, nueve esca?os; pero sobre todo, a la constituci¨®n del Land, que permite un Gobierno minoritario.
Los seis meses transcurridos, durante los cuales el alcalde Klaus von Dohnanyi, socialdem¨®crata de familia aristocr¨¢tica que perdi¨® a algunos de sus miembros en la lucha contra el nacionalsocialismo, intent¨® en vano llegar a un acuerdo con los verdes que le permitiera seguir gobernando. Tras largas horas de conversaciones, que ¨¦l mismo ha calificado como una de las experiencias pol¨ªticas m¨¢s enriquecedoras de su vida, Dohnanyi se convenci¨® de la imposibilidad de continuar el experimento.Sin duda, en la convocatoria de nuevas elecciones han influido adem¨¢s, otros factores, como el nuevo clima general, m¨¢s favorable a los socialdem¨®cratas desde la ruptura de la coalici¨®n por los liberales de Hans Dietrich Genscher, que posibilit¨® la llegada al poder de Helmut Kohl.
Cuando se celebraron los pasados comicios en Hamburgo, los socialdem¨®cratas atravesaban uno de los momentos m¨¢s bajos de popularidad, debido a sus continuas luchas intestinas y al natural desgaste del poder, adem¨¢s de a las salpicaduras de una serie de esc¨¢ndalos, como el que estall¨® en torno a la inmobiliaria de propiedad sindical Neue Heimat. Esto explica que los democristianos, que presentaron como candidato a uno de sus pol¨ªticos m¨¢s elegantes, Walter Leisler Kiep, buen rival para el aristocr¨¢tico Dohnanyi, llegasen a superar a los socialdem¨®cratas en uno de sus tradicionales baluartes.
Mientras tanto, el cambio de coalici¨®n de los liberales, calificado por los socialdem¨®cratas de traici¨®n y de enga?o a los electores, ha generado una nueva corriente de simpat¨ªa a favor de los correligionarios de Helmut Schmidt. Estos pueden verse favorecidos por la desbandada de los liberales progresistas, y sobre todo por el hecho de que su figura m¨¢s destacada en la ciudad hanse¨¢tica, la ex diputada Helga Schuchardt, haya decidido hacer campa?a por los socialdem¨®cratas.
La mayor¨ªa de los observadores no esperan, sin embargo, resultados sustancialmente distintos de los de los pasados comicios, aunque admiten que los socialdem¨®cratas pueden ver aumentado su n¨²mero de diputados en uno o dos, con lo que volver¨ªan a convertirse en fuerza mayoritaria en la ciudad.
Pr¨¢cticamente nadie cree que los liberales puedan entrar en el Parlamento, y casi todos coinciden, por el contrario, en que los verdes y alternativos se reafirmar¨¢n como tercer partido y se convertir¨¢n en dif¨ªciles ¨¢rbitros de la situaci¨®n. Estos ya han puesto condiciones para su apoyo al partido socialdem¨®crata: no a la energ¨ªa nuclear, conservaci¨®n de los pueblos de la desembocadura del Elba amenazados por la ampliaci¨®n del puerto de Hamburgo, entre otras.
La campa?a de la lista gal se centra, pues, sobre todo en temas medioambientales, que encuentran gran eco en las poblaciones amenazadas por la conversi¨®n del Elba en una aut¨¦ntica cloaca, por culpa de los desechos industriales no s¨®lo de la ciudad, sino tambi¨¦n los que llegan por toneladas desde el extranjero.
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