Cualquier cliente puede alquilar una caja de seguridad en su banco
Conseguir una caja de seguridad en una entidad bancaria nacional es una tarea bastante simple. Es suficiente con ser cliente de cualquier banco que ofrezca este servicio, solicitarlo, y satisfacer un moderado alquiler anual, que puede oscilar entre las 2.000 y las 10.000 pesetas, en funci¨®n del tama?o de la caja y de la localidad donde est¨¦ situada la sucursal bancaria. A partir de este momento el cliente recibir¨¢ un n¨²mero y una llave. Cada vez que realice cualquier operaci¨®n deber¨¢ firmar en un libro registro especialmente dispuesto para estos efectos, dirigirse al s¨®tano de la entidad -normalmente las cajas de seguridad se encuentran en c¨¢maras acorazadas- e identificarse ante un empleado, que le franquear¨¢ la entrada, acompa?¨¢ndole hasta su caja, donde introducir¨¢ la llave que est¨¢ en dep¨®sito en la entidad, y se retirar¨¢, hasta que el cliente le llame para indicarle qu¨¦ ha terminado.A la firma del contrato el cliente recibe una llave, de la que se compromete a no sacar ninguna copia, mientras que el banco se queda con otra. Unicamente con las dos llaves es posible abrir el recept¨¢culo de la caja. Actualmente algunas entidades han sustituido esta llave por un sistema de apertura electr¨®nica, para simplificar el proceso de manipulaci¨®n.
Las cajas de seguridad en s¨ª mismas no acostumbran a tener un aspecto extraordinariamente robusto. Presentan cuatro o cinco tama?os distintos, si bien la parte frontal de las m¨¢s grandes rara vez llega a superar un metro de altura, por unos cincuenta cent¨ªmetros de ancho. Aunque su profundidad tambi¨¦n oscila seg¨²n las peculiaridades de cada instalaci¨®n, no es normal que alcancen un metro.
La mayor garant¨ªa de las cajas de seguridad, conocidas en el mundo bancario como cajas de alquiler, es que se encuentran situadas en el interior de una c¨¢mara acorazada, que acostumbra a tener unos sofisticados mecanismos de seguridad. Los, arrendatarios de estas cajas suelen destinarlas para depositar en ellas, joyas, documentos, e incluso dinero en efectivo, siendo una de sus caracter¨ªsticas peculiares el desconocimiento que la entidad que las alquila tiene de lo que se encuentra en su interior.
Precisamente por esto acostumbra a negociarse un seguro gen¨¦rico que garantiza unos m¨ªnimos. En el caso del Banco de Andaluc¨ªa este seguro alcanza la cifra de medio mill¨®n de pesetas por cada caja, resultando optativo para el cliente complementar esta cobertura en funci¨®n del valor de los objetos que tiene depositados.
Seg¨²n unas declaraciones realizadas a Europa Press por el catedr¨¢tico de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Jim¨¦nez de Parga, la entidad que alquila estas cajas es responsable de su custodia y protecci¨®n, por lo que deber¨¢ indemnizar a sus clientes, en caso de robo, con la ¨²nica condici¨®n de que estos de muestren el contenido de las mismas.
Sin embargo, medios bancarios han puesto de manifiesto que su servicio se limita al alquiler de la caja, y que al no conocer en ning¨²n momento lo que contiene, no se pueden hacer responsables de lo sustraido. Adem¨¢s esgrimen el caso de fuerza mayor, que se desprende de la propia figura del robo, como una causa m¨¢s, eximente de la responsabilidad que se les atribuyen.
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