Un pa¨ªs africano a punto de derrumbarse
La situaci¨®n que existe hoy en Bissau no es cualitativamente diferente de lo que era hace dos a?os, como lo confirman los periodistas que visitaron el pa¨ªs despu¨¦s del golpe de Estado de noviembre de 1980, que derrumb¨® al entonces presidente Luis Cabral. En el congreso extraordinario del PAIGC, celebrado del 8 al 14 de noviembre, se hizo un diagn¨®stico riguroso del "estado catastr¨®fico" de Guinea Bissau.Seg¨²n el informe elaborado por ese congreso, Ia escasez permanente de divisas provoca rupturas casi permanentes del abastecimiento de primera necesidad, con consecuencias desastrosas sobre la producci¨®n agr¨ªcola". "El aumento del ya alto d¨¦ficit de la balanza comercial", a?ade, "limita las posibilidades de importaci¨®n de bienes de consumo, disminuye los ingresos del Estado, agrava el d¨¦ficit presupuestario, provoca el aumento de la inflaci¨®n y el desarrollo del mercado negro...". Pero en vez de detenerse sobre el an¨¢lisis de las causas profundas de la crisis y de cuestionar las grandes orientaciones de la pol¨ªtica econ¨®mica, administrativa y social, los nuevos dirigentes se limitaron a atribuir todas las culpas a "Luis Cabral y un grupo reducido" de individuos, "traidores de las ense?anzas del glorioso l¨ªder Am¨ªlcar Cabral" y de las "justas orientaciones del tercer congreso del PAIGC".
Luis Cabral fue encarcelado junto con algunos de sus ministros. Los otros, que constitu¨ªan la mayor¨ªa de la anterior direcci¨®n, permanecieron en sus funciones o fueron promovidos, como el nuevo presidente, Jo¨¢o Bernardo Vieira, hasta entonces comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y primer ministro. Cabral y sus amigos fueron acusados de corrupci¨®n, nepotismo y de la ejecuci¨®n sumaria de cientos de opositores, pero su juicio p¨²blico pod¨ªa resultar peligroso para aqu¨¦llos que hab¨ªan compartido con ellos el poder, y Nino Vieira acab¨® por permitir a Cabral abandonar el pa¨ªs.
El golpe militar de noviembre de 1980 qued¨® reducido a sus verdaderas dimensiones: un golpe palaciego en el que Bernardo Vieira, el prestigioso comandante Nino de la guerra colonial, con el apoyo de los militares que le permanecen personalmente fieles, jug¨® el papel de ¨¢rbitro entre las facciones rivales dentro de la direcci¨®n del joven Estado, en vez de protagonizar un verdadero cambio de rumbo. El relevo tuvo, sin embargo, una consecuencia inmediata: la ruptura de las relaciones con Cabo Verde y el abandono del proyecto de uni¨®n entre los dos pa¨ªses.
Am¨ªlcar Cabral, el l¨ªder asesinado en condiciones poco claras en Conacry en enero de 1971, no fue solamente uno de los mayores te¨®ricos de la v¨ªa africana hacia el socialismo, tuvo tambi¨¦n el m¨¦rito de una clara visi¨®n de las dificultades que se plantear¨ªan a Cabo Verde y Guinea Bissau despu¨¦s de conquistar su independencia y trabaj¨® incansablemente para convencer a los nacionalistas de los dos pa¨ªses, separados por 800 kil¨®metros de distancia, de la necesidad de unir sus flacos recursos.
El argumento de Ia colonizaci¨®n de Guinea por los caboverdianos", utilizado por la Administraci¨®n colonial portuguesa para desacreditar a los nacionalistas del PAIGC, fue utilizado despu¨¦s de la independencia por los adversarios internos y externos del r¨¦gimen socialista de Luis Cabral.
No fue dif¨ªcil convencer a amplios sectores populares de que la causa de todas sus dificultades era el robo de las riquezas del pa¨ªs por los caboverdianos y el golpe de Estado de noviembre de 1980 tuvo, a nivel popular, un car¨¢cter n¨ªtidamente xen¨®fobo y tambi¨¦n racista. El divorcio con Cabo Verde tuvo tambi¨¦n como consecuencia aislar a los dirigentes guineanos de su familia natural: el grupo formado por las ex colonias portuguesas (Angola, Mozambique, Cabo Verde, Guinea, San Tom¨¦) donde est¨¢n en el poder partidos ¨²nicos hermanados por el marxismo y la lucha com¨²n contra el colonialismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.