Los pactos de familia hispano-franceses
FERNANDO MORAN escribi¨®, en 1980, que las razones por las que "nuestro verdadero interlocutor, el indispensable, sigue siendo Francia" no pertenecen s¨®lo al mundo de la pol¨ªtica inmediata sino que se inscriben en la cultura y en la historia. La reuni¨®n en que nuestros ministros de Asuntos Exteriores y de Hacienda y Econom¨ªa han dialogado con sus colegas franceses no s¨®lo acerca de problemas bilaterales sino tambi¨¦n sobre las posibles convergencias hispano-francesas en proyectos comunes de pol¨ªtica internacional responde plenamente a ese esp¨ªritu.Preferimos suponer que es s¨®lo una an¨¦cdota la met¨¢fora de los pactos de familia utilizada por Fernando Mor¨¢n -embriagado tal vez por la euforia del encuentro- para expresar esa voluntad de futuro, met¨¢fora en cualquier caso poco o nada afortunada y con resonancias ominosas. Por otra parte, aunque las generalizaciones pueden ser un escondite para rehuir temas concretos, las alusiones de Mor¨¢n y Cheysson a las coincidencias de sus dos Gobiernos a la hora de enfocar algunos de los principales problemas planteados en Africa, el Mediterr¨¢neo, Oriente Pr¨®ximo y Am¨¦rica Latina no parecen simples cortes¨ªas sino que abren perspectivas para la acci¨®n conjunta de ambos pa¨ªses en zonas de cuya pacificaci¨®n depende, en buena medida, la paz mundial.
Pero los viejos pleitos entre Francia y Espa?a, en los que corresponde a nuestro pa¨ªs el papel de humillado querellante, no quedan resueltos por el simple hecho de que, frente a terceros, las dos naciones puedan tener puntos de vista comunes o proyectos convergentes en el escenario mundial. Los obst¨¢culos puestos por los sucesivos Gobiernos franceses a nuestra integraci¨®n en Europa y su falta de solidaridad -interpretada por algunos como complicidad- en la lucha de la democracia espa?ola contra el terrorismo etarra han herido la sensibilidad de nuestra opini¨®n p¨²blica y han creado pretextos para los ejercicios de demagogia patriotera y antifrancesa. Mientras esas actitudes no cambien en el terreno de la pr¨¢ctica, como consecuencia de la maduraci¨®n de procesos internos franceses sobre los que apenas podemos influir, ser¨¢ dif¨ªcil que la agresividad hac¨ªa Francia de amplios sectores de la sociedad espa?ola sea sustituida por la efusividad y la simpat¨ªa. Entre tanto, sin embargo, un di¨¢logo permanente entre ambos Gobiernos y un mejor conocimiento de los argumentos franceses deber¨ªan contribuir a reducir las crispaciones y crear el necesario clima para el entendimiento futuro.
Aunque los Gobiernos centristas acostumbraban a descargar sobre Francia la responsabilidad exclusiva de los obst¨¢culos interpuestos a nuestro ingreso, ser¨ªa injusto atribuir a la naci¨®n vecina el monopolio de las demoras o la voluntad de un veto sempiterno. Si se consideran los problemas del Mercado Com¨²n a medio y largo plazo, cabe pensar que la presencia de Espa?a en su seno podr¨ªa ser un factor de equilibrio, favorable incluso a los franceses, en la contradicci¨®n inevitable entre la Europa del Norte y la Europa del Sur. Claude Cheysson ha afirmado que su Gobierno no quiere "una Europa de los mercaderes" sino "una Europa de los trabajadores, con voz y autonom¨ªa en el mundo". De todos es sabido, sin embargo, que tambi¨¦n los trabajadores pueden ser chov¨ªnistas, entusiastas del proteccionismo y xen¨®fobos. La beligerante actitud de los comunistas franceses contra la integraci¨®n de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea o los asaltos a los camiones que transportan productos agr¨ªcolas espa?oles por el Mediod¨ªa de Francia constituyen una triste prueba de ese fen¨®meno.
Los sentimientos europe¨ªstas alcanzaron en nuestro pais una notable intensidad durante el anterior r¨¦gimen, debido en buena medida a que las instituciones comunitarias eran identificadas con la democracia y la libertad. La pausa anunciada por el anterior presidente de Francia, la larga espera en la antesala comunitaria y la dureza de las negociaciones de Bruselas han debilitado los pasados entusiasmos. Aunque la idea de la integraci¨®n europea contin¨²e seduciendo a los espa?oles, se halla cada vez m¨¢s extendida la opini¨®n de que esa eventual incorporaci¨®n no debe hacerse a cualquier precio y en cualquier forma ni puede significar el desmantelamiento de nuestra industria, la discriminaci¨®n de nuestra agricultura o el olvido de los derechos de nuestros trabajadores.
De la reuni¨®n interministerial no cabe inferir cambios sustanciales de la pol¨ªtica francesa respecto a nuestro ingreso en la CEE. La pr¨®xima entrevista entre Felipe Gonz¨¢lez y Frani?ois Mitterand tal vez permita apreciar hasta qu¨¦ punto este encuentro ha abierto una nueva din¨¢mica. La menor insistencia espa?ola en la fijaci¨®n del calendario negociador y la alusi¨®n de Fernando Mor¨¢n a que Espa?a debe participar de alguna manera en la reforma interna de la CEE resultan, sin embargo, sintom¨¢ticas. Las instituciones europeas atraviesan una grave crisis y necesitan profundas reformas en el ¨¢mbito agr¨ªcola y presupuestario. Ser¨ªa absurdo que Espa?a, candidato al ingreso en esas instituciones reformadas, no estuviera presente en un proceso que alterar¨¢ las condiciones de nuestra petici¨®n de entrada en la CEE.
No parece que los problemas de la lucha contra el terrorismo hayan ocupado demasiado espacio en las conversaciones entre los ministros de Asuntos Exteriores de Espa?a y Francia. Fernando Mor¨¢n ha aceptado que la violencia en el Pa¨ªs Vasco tiene causas internas propias y que el derecho de asilo figura entre las viejas tradiciones francesas. Pero esa doble afirmaci¨®n no absuelve a los gobernantes de la vecina naci¨®n de su tolerancia hacia los santuarios fronterizos donde los terroristas, a escasos kil¨®metros de los escenarios de sus cr¨ªmenes, preparan los atentados, se refugian de la persecuci¨®n polic¨ªaca, negocian y cobran los importes de los secuestros, blanquean en negocios legales el dinero negro de sus extorsiones y almacenan su armamento. ?Qu¨¦ dir¨ªan la opini¨®n p¨²blica y el Gobierno de Francia si las costas de la Espa?a mediterr¨¢nea se convirtieran en santuarios de los terroristas corsos?
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