Copa clandestina

La Copa del Rey, con el sorteo de anoche, ha entrado en la fase decisiva. A p¨¢rtir de la pr¨®xima ronda, entrar¨¢n ya en juego los equipos que, hasta el momento, por sus compromisos europeos, estaban dispensados de participar en el antiguo torneo de la emoci¨®n. La Copa, desde hace a?os, se ha convertido en una especie de torneo semiclandestino. La participaci¨®n masiva de equipos de las divisiones inferiores no ha servido para resolver los problemas econ¨®micos de los d¨¦biles ni tampoco le ha dado lustre a la competici¨®n.El torneo copero ten¨ªa, a?os atr¨¢s, adem¨¢s del car¨¢cter revanchista de la Liga, la oportunidad de vivir la tmoci¨®n que el torneo de la regularidad hab¨ªa imposibilitado para la mayor¨ªa. La Copa mov¨ªa masas de un lado para otro y proporcionaba la gran fiesta del a?o con la final. En las circunstancias presentes, tras una l¨¢nguido acontecer, se acomete la fase final sin que ni siquiera los aficionados sepan a ciencia cierta qui¨¦nes quedan en liza. La avaricia de unos dirigentes habituados al despilfarro ha llevado al campeonato copero a la indiferencia general.

Con una Copa del Rey muy disminuida en su inter¨¦s, los dirigentes del balompi¨¦ nacional se han inventado la Copa de la Liga, un recurso m¨¢s para aumentar el n¨²mero de taquillajes. Lo ¨²nico que importa es montar competiciones. Para dotarlas de inter¨¦s har¨ªa falta que la imaginaci¨®n llegara al poder. El poder deportivo, en este pa¨ªs, est¨¢ re?ido con la imaginaci¨®n.