Las relaciones entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica
Uno de los aspectos m¨¢s importantes del papel de Estados Unidos en el mundo es el de nuestras relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El que ambos pa¨ªses, e incluso la humanidad entera, salvaguarden la paz depende de la sabidur¨ªa y la constancia con que llevemos esas relaciones.Como es bien sabido, la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene un nuevo jefe de Estado. Se ha especulado mucho sobre si ese cambio pudiera significar una posibilidad de alivio de tensiones y de soluci¨®n de problemas que ahora nos separan. Nadie desea m¨¢s que yo que el futuro traiga una mejora de nuestras relaciones con la URSS y un per¨ªodo de aut¨¦ntica estabilidad.
?Puede haber algo m¨¢s importante que limitar los peligros de confrontaci¨®n, desarrollar las perspectivas de una paz duradera, reducir los arsenales nucleares, aliviar los sufrimientos humanos en Afganist¨¢n y Camboya, entre otros lugares? Con el respaldo del pueblo norteamericano, esta Administraci¨®n ha acometido un esfuerzo dirigido a restablecer la fortaleza, el cr¨¦dito y la claridad de fines de nuestro pa¨ªs en el mundo.
Nuestra meta ha sido la de asegurar que Estados Unidos tenga voluntad y medios de impedir conflictos mediante la disuasi¨®n y de defender los intereses de la libertad. Y lo hemos hecho por una sola y exclusiva raz¨®n: porque ser una Norteam¨¦rica fuerte y respetada es la mejor manera de mantener la paz e impedir conflictos.
En este esfuerzo hemos de aprender de la historia. Todos hemos vivido las crecientes esperanzas y luego la honda decepci¨®n de los a?os setenta, unos a?os durante los cuales la respuesta sovi¨¦tica a nuestra contenci¨®n unilateral fue el acelerar su fortalecimiento militar, fomentar la violencia en el mundo en desarrollo, invadir una pa¨ªs vecino, como Afganist¨¢n, y apoyar la represi¨®n en Polonia.
La lecci¨®n no puede ser pasada por alto. Si han de existir unas relaciones mejores, ¨¦stas deben ser resultado de la moderaci¨®n en el comportamiento sovi¨¦tico, y no s¨®lo de las buenas intenciones. En los, ¨²ltimos d¨ªas nos han llegado desde Mosc¨² palabras que resultan alentadoras. Es evidente que los sovi¨¦ticos quieren mostrarse m¨¢s responsables y razonables. Pero las palabras moderadas s¨®lo son convincentes cuando se ven acompa?adas por un comportamiento moderado.
Ahora hemos de ver si los dirigentes sovi¨¦ticos est¨¢n verdaderamente interesados en reducir las tensiones existentes. Tanto nosotros como los pa¨ªses democr¨¢ticos aliados y amigos esperamos con impaciencia el momento de iniciar con los sovi¨¦ticos conversaciones sobre propuestas serias que de verdad puedan hacer progresar la causa de la paz. No insistimos en que la Uni¨®n Sovi¨¦tica abandone su posici¨®n de superpotencia o sus leg¨ªtimos intereses nacionales.
En realidad, confiamos en que los nuevos dirigentes de Mosc¨² lleguen a darse cuenta de que los intereses sovi¨¦ticos se ver¨ªan mejor satisfechos si la URSS pusiera fin al ba?o de sangre que tiene lugar en Afganist¨¢n, si mostrase contenci¨®n en Oriente Pr¨®ximo, si permitiera la reforma en Polonia -lo que redundar¨ªa en estabilidad- y si detuviese su inigualada acumulaci¨®n de potencia militar, reduciendo a niveles iguales y muy inferiores las armas nucleares m¨¢s peligrosas, tal como nosotros hemos propuesto.
Estamos dispuestos a trabajar por soluciones para todos los problemas pendientes. Ahora bien, ello no quiere decir que tengamos que desatender nuestros propios medios defensivos, porque as¨ª mermar¨ªamos nuestra capacidad para mantener la paz e hipotecar¨ªamos cualquier posibilidad que tuvi¨¦ramos de inducir una modificaci¨®n del comportamiento de la URSS. Lo que eso s¨ª significa que estamos en permanente disposici¨®n de sentarnos a una mesa con los sovi¨¦ticos a discutir las medidas pr¨¢cticas que pudieran resolver problemas y conducir a una mejor¨ªa m¨¢s duradera y firme en las relaciones Este-Oeste.
El mes que viene, los negociadores norteamericanos y sovi¨¦ticos van a reanudar sus conversaciones sobre fuerzas nucleares estrat¨¦gicas y de alcance medio. Hemos propuesto reducir dr¨¢sticamente las peligrosas fuerzas nucleares de alcance medio. Los sovi¨¦ticos han respondido en ambas negociaciones con su propias propuestas. De esa manera se han sentado unas bases s¨®lidas para el progreso en esa materia. Estados Unidos negociar¨¢ con energ¨ªa y buena fe para que se llegue lo antes posible a unos acuerdos de nivel de fuerzas igualado e inferior al actual. Los dirigentes sovi¨¦ticos deben comprender que la manera de disminuir la amenaza nuclear es negociar en el mismo esp¨ªritu sincero y no intentando sembrar la divisi¨®n entre el pueblo norteamericano y sus aliados de la OTAN. Ese tipo de t¨¢cticas negativas est¨¢ llamado al fracaso y lo ¨²nico que hace es retrasar los procesos pr¨¢cticos.
Nuestra forma de abordar las relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene un pilar, que es la consulta estrecha con nuestros aliados sobre temas pol¨ªticos y de seguridad comunes. Dentro de ese esp¨ªritu, he encargado al vicepresidente Bush que realice un viaje a Europa. El viaje lo iniciar¨¢ a finales de este mes, y visitar¨¢ la Rep¨²blica Federal de Alemania, Holanda, B¨¦lgica, Suiza, Italia, Francia, Reino Unido y tambi¨¦n al Vaticano, donde se entrevistar¨¢ con el papa Juan Pablo II. En Suiza, el vicepresidente celebrar¨¢ reuniones con las delegaciones negociadoras en las conversaciones de reducci¨®n de armas nucleares estrat¨¦gicas, que hemos llamado START, y en las conversaciones para el control de fuerzas nucleares de alcance medio, que llamamos INF, adem¨¢s de asistir a la reuni¨®n del Comit¨¦ de Desarme en Ginebra.
La visita del vicepresidente a estos pa¨ªses, que son amigos y aliados estrechos, adem¨¢s de sus conversaciones en el Vaticano y en Ginebra, pone de relieve nuestro profundo empe?o en la paz y la seguridad de Europa y en el logro de una aut¨¦ntica reducci¨®n de armamentos.
As¨ª pues, el nuevo a?o comienza d¨¢ndonos a todos razones para confiar en que si continuamos actuando con firmeza y sabidur¨ªa, 1983 ser¨¢ un a?o de progreso pac¨ªfico para Estados Unidos, para todos nuestros aliados, para el pueblo sovi¨¦tico, para el mundo entero.
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