La polic¨ªa espa?ola

El 3 de enero se public¨® una tribuna libre sobre la nueva polic¨ªa. En primer lugar, creo que no hay ni nueva ni vieja polic¨ªa, por cuanto sus componentes -por fortuna-son casi los mismos que exist¨ªan hasta el fin del pasado r¨¦gimen. En segundo lugar, comentando ya el art¨ªculo (por otra parte, muy bien medido), de lo que no hay duda es de que el funcionario, en general, y, la polic¨ªa, en particular, est¨¢n al servicio del Estado, de sus normas program¨¢ticas o constitucionales, y que todo lo dem¨¢s debe recogerlo esa norma. Uno de los principios recogidos en los textos legales de la Europa libre es precisamente ese respeto al Estado y sus disposiciones. El planteamiento del derecho no lo hace la polic¨ªa: lo cumple.Por otra parte, la polic¨ªa no fue objeto de privilegio alguno, como tampoco lo fue el funcionario corriente, en el pasado r¨¦gimen. Dir¨¦ m¨¢s: se la ignor¨®, burocratiz¨¢ndo la absurdamente, siendo un m¨¦rito impagable el que sus hombres con siguieran ¨¦xitos profesionales de gran val¨ªa y que, en general, fueran en su vida familiar y privada hom bres honestos, a pesar de la miseria de sus asignaciones. El actual Estado democr¨¢tico ha concedido a los funcionarios, y especialmente a las fuerzas de seguridad del Estado, unas prerrogativas personales, morales y econ¨®micas que eran desconocidas. La polic¨ªa, entre otras cosas, pr¨¢cticamente nunca tuvo mandos propios en la escala de jefaturas, que, salvo muy al final, s¨®lo eran confiadas a fuerzas militares. / J. Gallego. .