Sueldos parlamentarios
Aunque todo parece ya decidido sobre las nuevas remuneraciones a los parlamentarios, hecho tan comentado por el pueblo llano, que no se explica los niveles que ¨¦stos alcanzan, comparados con los ingresos del espa?ol medio, me gustar¨ªa echar un cuarto a espadas sobre el asunto.No cabe la menor duda de que la profesi¨®n de pol¨ªtico est¨¢ influenciada por una de,estas tres motivaciones: deseo de notoriedad, deseo de mando o poder o simplemente un aut¨¦ntico sentido de servicio.
En los dos primeros casos no hay duda de que deben considerarse satisfechos si alcan zan su objetivo, y por tanto, el premio a sus deseos lo consiguen con el simple nombramiento que por sus m¨¦ritos les corresponda. En el tercer caso, el m¨¢s puro de los deseos, el sentido de servicio que se debe a la sociedad, tiene para m¨ª el mejor de los elogios. Sin embargo, yo creo que a la sociedad, al pa¨ªs, se le sirve desde cualquier puesto cuando se ejerce honestamente, con responsabilidad y en cualquier ciudad, que no ha de ser precisamente Madrid y el palacio de las Cortes o casa del pueblo. Y supuesto que tanto se habla de incompatibilidades, que quedar¨¢ en aguas de borrajas, empecemos por exigirle a cada aspirante a pol¨ªtico la opci¨®n entre ejercer su profesi¨®n o la pol¨ªtica, y en virtud de la primera, asignarle el sueldo a la segunda, y esto, con una limitaci¨®n. Es decir, el pol¨ªtico no deber¨ªa tener m¨¢s ingresos que los que demuestre recibir por el ejercicio de su profesi¨®n y sumarle solamente las dietas de desplazamiento y los gastos de representaci¨®n, si los hubiere. Eso s¨ª, garantiz¨¢ndole a cada cual la reserva en su puesto de trabaj¨® para cuando se apartase o fuese apartado de la pol¨ªtica. La pol¨ªtica no debe servir como objetivo de lucro, porque perder¨ªa la pureza con que debe ser ejercida.
De esta forma s¨®lo aspirar¨ªan a la pol¨ªtica los que tuviesen un aut¨¦ntico deseo de servir a la comunidad. Con sueldos fijos y tan elevados se estar¨ªa premiando en una gran mayor¨ªa a pol¨ªticos que reducen su funci¨®n a apretar un bot¨®n a la hora de votar, y esto, en raz¨®n de una disciplina de partido. Para s¨®lo esto servimos todos los espa?oles. / Miguel Acosta. .
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